Evento: Alicia García Herrero 艾西亚 女士: El siglo de China: consecuencias para Europa. Isabel Gacho Carmona

El 21 de junio tuvo lugar en Madrid el I Foro Internacional: China, ¿La potencia del siglo XXI? Fue una jornada organizada, entre otros, por Cátedra China y marcada por un interesante debate sobre el papel de China en el nuevo orden internacional. Alicia García Herrero, en su ponencia, reflexiona sobre este tema y sus consecuencias para Europa.

La ponente, ante la pregunta “¿Es china la potencia del siglo XXI?” contesta con un sí rotundo “pero en términos económicos”, apunta. “Yo soy economista”. “Sin embargo, todavía muchos americanos y europeos ven el crecimiento chino como una burbuja que terminará explotando”. La economista Jefe para Asia-Pacífico en NATIXIS, Miembro Senior de BRUEGEL y Profesora Adjunta en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong asegura que, aunque en EEUU se ha roto el velo de la ignorancia respecto al ascenso del gigante asiático, todavía cuesta aceptar que su rol en el mundo puede cambiar, “ningún hegemón quiere perder su silla”.

El próximo 6 de julio Estados Unidos se propone aplicar aranceles a 1.100 productos chinos, sobre todo tecnológicos, por un valor de 34.000 millones de dólares. Esta guerra comercial no es la primera contienda. Antes de ella, las inversiones o los visados fueron el campo de batalla. The Committee on Foreign Investment in the United States (CFIUS), Agencia que tiene la tarea de revisar fusiones extranjeras, adquisiciones y otras inversiones extranjeras para preservar la seguridad nacional y que en el pasado frenó muchas inversiones europeas, en la actualidad reprime en su mayoría inversiones chinas, sobre todo en sectores tecnológicos, como Huawei.

El riesgo que supone el ascenso de China, aunque según García Herrero no se ha entendido en toda su magnitud desde EEUU, se empezó a vislumbrar en la era Obama, en una Cumbre de APEC. En cualquier caso, el objetivo de EEUU es, o debería ser, frenar el ascenso tecnológico de China, no solo reducir el déficit comercial. “Puedes comprar un Boeing y desmontarlo, pero eso no basta para poder producirlo”. Por el momento, China cuenta con tecnologías con las que EEUU no dispone, como el social scoring, pero en capacidades tecnológicas tan importantes como los semiconductores sigue por detrás. Esto nos indica que no tiene porqué ser tarde para parar a China. Aunque el régimen de Pekín es frágil (basa su legitimidad en la prosperidad económica en detrimento de derechos civiles y políticos), para García Herrero el de Washington es todavía más frágil. “No es la fortaleza de China, es la debilidad de EEUU. El hegemón ha perdido el norte”. “Es una cuestión de fuerza relativa. EEUU está usando instrumentos erróneos”. Voces tan influyentes como la de Larry Summers han quitado peso al ascenso tecnológico chino, y esto solo puede favorecerlo.

Pero… y Europa, ¿qué? Las inversiones chinas en Europa casi doblan a las norteamericanas, y, de estas, el 70% son en empresas de tecnología industrial. García Herrero, fuertemente europeísta, defiende que Europa puede y debe jugar bien su papel de bisagra. EEUU teme a China, aunque no lo diga abiertamente, y Europa juega un papel más parecido al de súbdito que al de socio en la alianza transatlántica. ¿Sabemos qué queremos para nuestro futuro? No es tarde para Europa, nuestro PIB todavía es superior al chino. Hacia donde se mueva Europa desequilibrará la balanza. No hay por qué anclarse en el pasado porque este es el siglo de China. Ante quienes hablan de Europa como el extremo occidental del mundo, relegado a la periferia del nuevo orden, García Herrero contesta “el mundo es redondo, no hay extremos”.

La risa de la izquierda. Miguel Ors Villarejo

Hace unos meses, sorprendí a un diseñador de Unidad Editorial con un enorme póster de Kim Jong-un a cuestas. “¿Adónde vas?”, le dije, y me explicó que estaba usando el reverso del cartel para la portada de Actualidad Económica. Había escrito con un aerosol negro “¡Viva el (neo)liberalismo!” y, con ayuda de Photoshop, pensaba colocar luego detrás una pared de ladrillo, para que pareciera una pintada callejera. El resultado puede apreciarse en esta imagen.

Aunque nunca se lo he llegado a preguntar, me ha intrigado desde entonces que escogiera pasearse mostrando el lado del dictador norcoreano y no el del grafiti. Me imagino que es de izquierdas (aunque, una vez más, nunca se lo he llegado a preguntar) y no querría que lo asociaran con el ideario al que la progresía acusa de todo tipo de abominaciones. Bueno, la progresía y el común de los mortales: si ponen en Google “neoliberalismo” y clican a continuación en “imágenes”, ante sus ojos se desplegará un mosaico de viñetas en las que famélicos ciudadanos son estrujados, atormentados y desvalijados por obesos banqueros.

También verán una foto de Milton Friedman acariciándose el mentón, pensativo. El premio Nobel no acuñó el término (su primer uso documentado es de 1884), pero le dio nueva notoriedad en “El neoliberalismo y sus perspectivas”, un artículo de 1951 en el que paradójicamente criticaba los excesos del laissez faire en el siglo XIX y abogaba por una vía intermedia, que asumiera las “importantes funciones positivas que el Estado debía asumir” al tiempo que reservaba la iniciativa empresarial al sector privado. El significante ha acabado, sin embargo, tan cargado de connotaciones negativas, que ni el propio Friedman lo empleaba y se definía a sí mismo como monetarista o, simplemente, liberal. Y, claro, si ni el propio Friedman se atrevía a pasar por neoliberal, no podemos pretender que lo haga un diseñador de Unidad Editorial.

Lo sorprendente es que este odiado sistema ha hecho posible la mayor y más duradera explosión de riqueza de la historia de la humanidad. “A lo largo de los últimos dos siglos”, escribe la historiadora Deirdre Mccloskey en el Wall Street Journal, “la renta per cápita real de Japón, Suecia y Estados Unidos se ha multiplicado por 30”. Y esta mejora ignora la irrupción de artículos inimaginables en 1800. “Contemple la magnífica abundancia que exhiben las estanterías de los centros comerciales. Considere todos los dispositivos casi mágicos de comunicación y entretenimiento que están hoy al alcance incluso de las personas más humildes. ¿Conoce a alguien que sufra una depresión clínica? Puede encontrar ayuda en una amplia variedad de medicamentos de los que ni siquiera el multimillonario Howard Hughes pudo disponer para aliviar su desesperación. ¿Necesita un trasplante de cadera? En 1980 era una intervención que se encontraba en fase experimental”.

“Muchos norteamericanos piensan que sus hijos vivirán peor que ellos”, observa Warren Buffett en su carta de 2015 a los accionistas de Berkshire Hathaway. “Es una opinión totalmente errónea. […] Los políticos no deberían derramar lágrimas por los niños de mañana. De hecho, a muchos […] ya les va muy bien. Todas las familias de mi vecindario de clase media alta disfrutan de un tren de vida superior al que llevaba John D. Rockefeller cuando yo vine al mundo”.

Frente a esta ejecutoria, ¿cuáles son los méritos de la dinastía Kim? Opresión, atraso, hambre, proliferación nuclear… La izquierda se las ha arreglado, sin embargo, para neutralizar la toxicidad del déspota norcoreano. “Es como un malo de cómic”, me comentó un colega cuando le manifesté mi sorpresa porque alguien prefiriera pasear su efigie a una pintada en favor del neoliberalismo. Y se rio de buena gana.

Esta risa de la izquierda es un misterio. En su biografía de José Stalin Koba el temible, Martin Amis indaga por qué nadie cuestiona que el Tercer Reich fue un horror y, en cambio, tantos juzgan con indisimulada indulgencia a la URSS (aunque algo se ha progresado: ahora discutimos si la Rusia bolchevique fue mejor que la Alemania nazi; antes discutíamos si la Rusia bolchevique era mejor que Estados Unidos). Y relata cómo en 1999 acudió a un mitin en el que intervenía Christopher Hitchens, un exmilitante trotskista. “En cierto momento, recordando el pretérito, Christopher dijo que conocía bien el edificio en el que estábamos, porque había pasado allí incontables noches con muchos antiguos camaradas. El público respondió […] con una carcajada afectuosa”.

“¿Por qué la risa?”, se pregunta Amis. Si Christopher se hubiera referido a sus “incontables noches con muchos antiguos camisas negras”, el silencio hubiera podido cortarse con un bate de béisbol. ¿A qué obedece este doble rasero? ¿No mató Stalin a 10 millones de personas? “¿Por qué la risa no hace lo que es debido? ¿Por qué no se excusa y abandona la sala?”

THE ASIAN DOOR: Globalización, fútbol y China, una liga de campeones. Águeda Parra

Desde que Xi Jinping llegara al poder en 2013, se han ido sucediendo los planes e iniciativas para situar el país al máximo nivel en lo que a innovación y modernización se refiere. Pero en la agenda del máximo dirigente de la segunda potencia mundial también aparecen otros retos de carácter social, que pueden pasar algo más desapercibidos por no contar con el eco del que gozan aquéllos en los ámbitos económicos y empresariales.

La gran afición de Xi por el fútbol ha traspasado fronteras, en un país donde la práctica de este deporte no está considerada deporte nacional, a pesar de que consigue movilizar a un buen número de fans y seguidores. Sin embargo, el interés que despierta en el presidente está íntimamente ligado con el deseo que ambiciona Xi por situar a China en la élite de la economía mundial y, por qué no, también entre las grandes potencias del fútbol como parte del proceso de globalización en el que está inmerso el gigante asiático.

En un país donde la práctica del balompié es reciente, el reto se antoja complejo y realizable a largo plazo. En otros ámbitos deportivos, China ha alcanzado el reto de convertirse en una importante potencia de los medalleros en acontecimientos mundiales, casi siempre compitiendo en modalidad individual, donde los éxitos se atribuyen a logros personales con gran dosis de sacrificio. Ante la situación de que la práctica de la educación física en los colegios tiene un marcado corte militar, el fomento de valores como el espíritu de equipo y el compañerismo son los grandes ausentes entre las fortalezas de los deportistas chinos y el lastre que impide que la práctica del fútbol no termine de despegar entre la población.

Sin embargo, el fútbol en China está asociado a otro aspecto más dentro del proceso de globalización del país, con el reto de abrir hasta 50.000 academias hasta 2025 y construir 70.000 campos de fútbol por todo el país. Medidas que son los primeros pasos para potenciar la práctica del fútbol en China, y que permitirán alcanzar los tres grandes sueños de Xi en esta materia, empezando por una clasificación de China para otra Copa del Mundo, la única vez fue durante el Mundial de Japón y Corea en 2002, albergar una Copa del Mundo y, en tercer lugar, conseguir ganarla. Como retos intermedios, China aspira a convertirse en uno de los mejores equipos de fútbol de Asia en 2030, alcanzable gracias a fomentar la práctica de este deporte entre más de 50 millones de jugadores en 2020. Objetivo a priori alcanzable, una vez que China ocupa el quinto puesto en Asia, según expertos deportivos locales, resultando más complicado conseguir un equipo de élite para 2050.

Los eventos deportivos son los mejores instrumentos para ejercer influencia política, soft power utilizado para proyectar los valores nacionales del país anfitrión, un mecanismo de alto valor que permite canalizar inversiones empresariales. El gran escaparate del Mundial de Fútbol supone para las empresas chinas fuertes dosis de visibilidad durante un mes en el punto de mira mundial, de ahí que marcas como Hisense, Vivo, Yadea y Wanda figuren entre los promotores chinos del Mundial de la FIFA Rusia 2018 con anuncios en paneles a pie de campo durante el evento. Otro signo más de los beneficios de la globalización.

Los grandes clubes de fútbol del mundo son embajadores de una marca, de un estilo, de una identidad, a la que se han sumado los ciudadanos chinos sin ni siquiera tener una selección a la que apoyar en este Mundial de Rusia, pero que ha conseguido desplazar hasta 100.000 seguidores, de los que solamente 40.000 tienen entrada, 8.000 más que las adquiridas por los fans ingleses, según los organizadores de la FIFA. El resto de los 60.000 chinos que acudirán al evento lo harán en calidad de turistas para experimentar el ambiente cerca de la acción. Con ello, China se sitúa en el puesto 8 en el Top 10 de número de entradas vendidas, clasificación que la lidera Estados Unidos, país que tampoco compite en el Mundial de Rusia, al que le siguen Brasil (2), Colombia (3), Alemania (4), México (5), Argentina (6), Perú (7), Australia (9) y Reino Unido (10), dando muestra de cómo la globalización se aplica a los movimientos económicos y sociales en el mundo actual.

El ámbito de los negocios también está representado en la compra de jugadores entre las grandes ligas. Paradójicamente, la Superliga de China figura en el primer puesto de las ligas que más gastaron en traspasos en el mercado de invierno de 2016, alcanzando los 336,55 millones de dólares, a cierta distancia de la consolidada Premier League, que alcanzó los 271,42 millones de dólares, según datos de Transfermarkt.de. La Liga española, que acoge a un buen número de internacionales y de grandes figuras, queda eclipsada por las magnitudes que se mueven en China, ocupando la sexta posición entre las grandes ligas mundiales con 40,56 millones de dólares en traspasos. Esta situación ha provocado que China comience a codearse con los grandes del fútbol, situándose en el quinto puesto como importador de futbolistas en 2016 tras superar a Francia, clasificación que lidera Inglaterra, Alemania, España e Italia, las potencias tradicionales del fútbol.

La globalización ha demostrado ser un método efectivo para mejorar los estándares económicos y sociales. El proceso en el que está inmerso China desde que en 2001 entrara a formar parte de la Organización Mundial de Comercio (OMC) ha permitido que el país asiático haya alcanzado éxitos muy remarcables para reducir el número de personas que viven en pobreza extrema y aumentar los estándares de calidad de vida. Otros proyectos en marcha como el Made in China 2025, Healthy China 2030 y la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda forman parte del compromiso de Xi por impulsar la transición de China hacia una economía avanzada. Además, es posible que China esté compitiendo por albergar la Copa del Mundo de 2030 o 2034, para el agrado del creciente número de aficionados chinos y del propio presidente Xi que verán cómo se consolida la Superliga de China en los próximos años. ¿Acaso iba China a desaprovechar el gran escaparate del fútbol para hacerse más global? (Foto: Ai Kagou, Flickr)

Cinco consecuencias de la salida de EEUU del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- La semana pasada transcurrió en los Estados Unidos con el foco puesto en los derechos humanos. Por un lado, los extensos informes hechos por los medios de comunicación sobre las innecesarias separaciones de niños de sus padres en las fronteras, producto de una “política de máxima presión” impuesta por la Administración Trump, que busca controlar y contener las enormes oleadas de inmigrantes centroamericanos que están llegando cada día a territorio estadounidense. Y, por otro lado, la salida de Estados Unidos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con una extensa y sensata explicación hecha por la embajadora estadounidense ante Naciones Unidas -Nikki Haley- con el espaldarazo del Secretario de Estado -Mike Pompeo- (quien estuvo a su lado), para que no quedará ninguna duda de que es una política de la Administración, en la que están totalmente coordinados.

La Comisión de Derechos Humanos hasta 2006, fue renombrada como Consejo de Derechos Humanos, en una búsqueda desesperada de cambiar la imagen y las críticas a sus miembros, quienes, en su mayoría no podían garantizar estos derechos en sus propios países de origen. A la vez, la misma ONU ha sido criticada por su disfuncionalidad y espléndidos presupuestos que se evaporan en una gran cantidad de gastos administrativos, que no dejan de ser vitales para su funcionamiento. Como buena organización supraestatal, la gestión es compleja y la burocracia probablemente su mayor debilidad. Son muchos los que cuestionan el mero hecho de su existencia, pues Naciones Unidas fue creada después de la II Guerra Mundial con un imperante deseo de paz y estabilidad mundial, que respondió a ese momento histórico, pero que en un escenario totalmente diferente a día de no tiene razón de existir. Sin embargo, no hay que olvidar que ha sido el foro donde se han podido sentar todas las líneas políticas e ideológicas, aliadas o enemigas, y ha sido un verdadero freno de conflictos que en mayor o menor medida impone respeto ante tiranos opresores.

En la página oficial del Departamento de Estado están definidos los derechos humanos como parte fundamental de la concepción del Estado estadounidense, desde el momento de su creación hace más de 200 años, así como también precisa que son el centro de la política exterior de este país, tal y como figuran en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, suscrita por Washington. Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias de que el país más poderoso del planeta se retire de la Comisión de Derechos Humanos?:

  1. The Guardian afirmaba que la salida de Estados Unidos de la Comisión de Derechos Humanos es un gran regalo para Xi Jinping pues China está encantada de llenar el vacío dejado por Washington y convertirse en el líder de dicha comisión. Y, desde dentro, emprender un proceso de redefinición de los derechos humanos a lo chino.

  1. Después de la Cumbre de Singapur, si realmente se comienza un proceso de negociación, los derechos humanos constituyen un punto que irá paralelo a la desnuclearización. ¿Como podrá Estados Unidos presionar a Pyongyang si no tiene la estructura de apoyo, como el Consejo de Derechos Humanos, y las organizaciones encargadas de evaluar el estado de los derechos humanos en Corea del Norte?

  1. Rusia ahora está aspirando a entrar a formar parte del Consejo. A finales de la semana pasada, el Moscow Times publicaba un artículo que explícitamente expresaba que Moscú aspira a llenar la silla dejada por Washington. Con la presencia de Rusia y China, la lectura de los derechos humanos podría cambiar completamente de tono. Además de que los grandes explotadores de estos derechos no serían ni tan siquiera cuestionados.

  1. Filipinas y su presidente -Rodrigo Dutarte-, cuya campaña más emblemática contra las drogas a elevado a miles el número de homicidio de parte de policías y otros grupos políticos que violan los derechos humanos de sus ciudadanos. Dutarte ha expresado en varias ocasiones que buscará un acercamiento con China, a la que Estados Unidos debería replicar haciendo uso de las estrechas relaciones entre ambas naciones durante décadas. Si Manila se acerca a Beijing, Washington perdería influencia regional pero también control sobre la lucha contra “Abu Sayyaf”, un grupo islámico separatista asentado en el sur, que se creó con dinero proveniente de Osama Bin Laden.

  1. La soledad de los aliados. Con el aislacionismo de Washington, los aliados entran en una situación vulnerable al estar rodeados de peligros de los que solos tal vez no son capaces de afrontar. Podrían verse presionados a rendirse a los deseos de los más fuertes. Por ejemplo, Japón, cada día se encuentra más aislado en Asia con un Beijing más fuerte y un Moscú con mucho afán de protagonismo a pocos kilómetros de sus fronteras

Trump ha redefinido claramente la agenda y la política exterior. Primero fue la salida del Acuerdo de París, al que Xi Jinping no perdió ocasión de demostrar que él estaba encantado en liderar y con ello llenar más espacio internacional. El acuerdo de Siria es otro ejemplo de ausentarse de un foro por no considerarlo la salida correcta, en vez de presionar desde dentro hacia un acuerdo más deseado. Y ahora la salida del Consejo de Derechos Humanos, que marca un momento en la historia, pues es el primer país en hacerlo.

El problema de no estar presente es que no se puede usar la diplomacia como un mecanismo disuasorio. El no participar puede, no sólo aislar a Washington, sino hacerle perder influencia internacional o regional. El estar ausente deja un vacío de liderazgo, que hasta hace poco asumía Estados Unidos, en manos de Rusia y/o China, quienes tienen un gran deseo de ostentarlo e influir libremente en la comunidad internacional sin tantos cuestionamientos, que les frenan a sus ambiciones económicas y de poder. (Foto: Dave McFarlane, Flickr)

INTERREGNUM: Kim vuelve a China. Fernando Delage

La semana pasada, sólo días después de su encuentro con el presidente de Estados Unidos en Singapur, Kim Jong-un realizó una nueva visita a China: la tercera en menos de tres meses. Mientras medio planeta se pregunta por el sustancia de su reunión con Trump, Pekín vuelve a confirmar su influencia en este complejo juego diplomático a varias bandas.

La sombra de China es inevitable por razones históricas e ideológicas, que están detrás de su alianza con Corea del Norte, su único aliado formal. Pero también por su “protección” política y económica de un Estado con el que comparte frontera. Como principal socio económico suyo, de Pekín depende en gran medida el grado exacto de presión a ejercer sobre Pyongyang a través de las sanciones que se acuerden en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pero más allá de estos factores estructurales, el contexto se ha movido en los últimos días.

Tras oír a Kim en persona, los líderes chinos habrán sacado sus propias conclusiones sobre lo ocurrido en Singapur, y sobre el margen de maniobra que Trump cree tener sobre la cuestión. Al mismo tiempo, la imposición de aranceles por valor de 200.000 millones de dólares a la importación de productos chinos decidida por Estados Unidos esta misma semana se ha traducido en una poderosa arma para Pekín. ¿Tras esta declaración de guerra comercial, de verdad espera Trump que su homólogo chino, Xi Jinping, le ayude en sus objetivos en la península coreana?

El afectuoso trato que ha recibido Kim en su última visita constituye un significativo mensaje para Washington: China es una variable que Trump necesita, pero que escapa a su control. Si la Casa Blanca mantiene su escalada proteccionista, no tardará en perder la cooperación de Pekín. Por su parte, en su “repentino” acercamiento a la República Popular, Kim Jong-un ve reforzada—sin mayores esfuerzos—su posición negociadora. Singapur ha facilitado el pretexto para que se relajen las sanciones impuestas a Corea del Norte, mientras que Pyongyang puede alargar en el tiempo el diálogo sobre desnuclearización.

No son pequeños logros. Aun más cuando, sin obtener nada a cambio, Trump ha decidido suspender las maniobras militares con Corea del Sur previstas para el mes de agosto. Kim amplía de este modo sus opciones estratégicas, a la vez que pone en evidencia las declaraciones del presidente norteamericano de que ha “resuelto” el problema. Al fondo, entre bambalinas, Pekín obtiene el escenario más favorable para sus intereses. (Foto: Alex, Flickr)

Paso a paso

Estados Unidos ha paralizado por tiempo indefinido su agenda de maniobras y despliegues militares en Corea del Sur. Paso a paso se van cumpliendo las condiciones pactadas en Singapur para que el incipiente y poco detallado proceso no se pare.

Ni se puede ni se deben esperar resultados rápidos ni avances espectaculares que mostrar a los medios. Que no pase nada, que no aparezcan obstáculos sobrevenidos y que haya silencio serán ya buenas noticias. Se trata de conseguir un marco de confianza y la mayor lealtad a lo pactado posible para ir tomando medidas que consoliden las condiciones necesarias para los avances posteriores.

Pero Estados Unidos no debe olvidar que desactivar el riesgo de guerra, con ser muy importante, no puede ser suficiente. Corea del Norte es un régimen brutal, con ausencia de derechos para sus habitantes, sin independencia judicial, sin garantías y sin las condiciones necesarias para ir aumentando el bienestar económico y social de sus habitantes que cada vez serán más conscientes de la enorme distancia que les separa de sus paisanos del sur.

China, paradójicamente, es el país que está en mejores condiciones para ayudar en ese proceso de avance hacia un mayor bienestar y, a la vez, y Estados Unidos no debe olvidarlo, quien puede sabotear o ralentizar el avance. Las relaciones chino-americanas y la resolución de sus diferencias de manera ordenada y a favor de la libertad de comercio se vuelven en este contexto esenciales.

Trump, debe subrayarse, no es el líder adecuado para esto, dado su nacionalismo económico y sus gestos populistas que le emparentan con la extrema derecha y la extrema izquierda europea (que por cierto gobiernan aliadas en Italia). Pero Estados Unidos ha sido el garante del bienestar y la supervivencia de Europa, y el fortalecimiento de la relación trasatlántica debe seguir siendo el eje estratégico. En muchas decisiones Europa no es menos proteccionista que Estados Unidos así que la demagogia no es un buen instrumento para avanzar. Y lo peor es que, mientras dos sistemas armados arancelariamente se disputan los mercados, sistemas emergentes son penalizados al ritmo de la restricción de la libertad comercial y la globalización. (Foto: AM Camargo, Flickr)

Evento: Presentación del Instituto Seda España. Gema Sánchez.

El 19 de junio se presentó en Madrid el Instituto Seda España (ISE), una entidad privada que nace con el propósito de estrechar los lazos entre el medio centenar de países por donde transcurren los trazados marítimos y terrestres de la histórica y de la Nueva Ruta de la Seda. Este acercamiento puede abrir múltiples oportunidades, entre otras, el desarrollo del turismo cultural que, en el caso de España, cuenta con Valencia como ciudad de destino del mítico recorrido.

El evento estuvo presidido por Federico Mayor Zaragoza, en su calidad presidente de honor, al que acompañaron José María Chiquillo, responsable de la Plataforma On Line Ruta de la Seda Unesco y Francesc Colomer, secretario de Turismo de la Generalitat Valenciana. La presentación oficial del ISE corrió a cargo de su presidente, Fernando Molina, responsable del Silk Spain Travel, y como vicepresidente Enrique Gaspar, que a su vez dirige la Asociación Nexos-Alianza.

Al acto asistieron varios representantes del cuerpo diplomático de países de la Ruta de la Seda, el Presidente de Segittur, Fernando de Pablo Martín, la Embajadora para la Alianza de Civilizaciones, Belén Alfaro y el Embajador de España para Asia Central del Ministerio de Asuntos Exteriores, Manuel Larrotcha.

El nuevo Instituto busca equilibrar los intereses públicos y privados y favorecer el intercambio de ideas y contenidos  en el entorno del mundo de la seda. Fernando Molina desglosó las áreas de actividad en las que centran su esfuerzo, de las que señaló la importancia de las nuevas tecnologías, la inteligencia turística, la ruta inteligente, la transversalidad de las propuestas y la relación público-privada del ISE.

Enrique Gaspar, responsable de contenidos, comunicación y relaciones culturales del ISE, señaló una serie de proyectos concretos como una serie para televisión sobre la Nueva Ruta de la Seda, coproducciones cinematográficas (por ejemplo una película entre Kazajistán y España), conciertos con Eduardo Paniagua y orquestas de la Comunidad Valenciana, exposiciones, intercambio de estudiantes con sistemas de becas entre universidades de las regiones sederas de España, ciencia e investigación, etc. También se anunció la próxima presentación del nuevo Instituto en la Comisión Europea en Bruselas y en el Foro Global de Alianza de Civilizaciones, en noviembre, en la sede de Naciones Unidas en Nueva York.

Valencia tuvo un especial protagonismo en la presentación, dada su condición de Ciudad de la Seda, tal y como recordó en su intervención el secretario de Turismo de la Generalitat Valenciana, Francesc Colomer, que aludió al valor patrimonial de la Lonja, el Colegio Mayor de la Seda, así como los beneficios que esto conlleva para el prestigio, la imagen y el turismo de la ciudad de Valencia y por extensión del resto de la Comunidad. La Ruta de la Seda favoreció los intercambios comerciales y culturales entre distintas civilizaciones y no se puede olvidar que Valencia tiene entre sus iconos más representativos productos que vinieron del extremo Oriente, como el arroz o la propia seda con la que se confeccionan los trajes tradicionales.

Durante la sesión, se proyectaron unos vídeos promocionales con imágenes de la diversidad y riqueza de las civilizaciones unidas por la ruta, subrayando el patrimonio histórico y cultural de Valencia. El acto también sirvió para la entrega de premios al reconocimiento de la labor profesional de quienes habían contribuido al impulso del Instituto desde diversas perspectivas.

INTERREGNUM: Tres cumbres, tres preguntas. Fernando Delage

En menos de una semana, tres distintos encuentros han puesto en evidencia el fin de una era en Asia (y en Europa). La reunión del G-7 en Canadá, la cumbre entre el presidente de Estados Unidos y el líder norcoreano en Singapur, y el foro anual de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) en Qingdao (China), revelan la acelerada transición hacia un nuevo orden regional y global.

En Charlevoix, al negarse a firmar el comunicado conjunto con sus socios del G-7, Trump rechazó de manera explícita los pilares básicos del orden internacional de postguerra. Es más, no ha dudado en desafiar a sus socios mediante la imposición de nuevos aranceles comerciales. La pregunta se imponía: ¿se puede seguir hablando de una comunidad política occidental?

El contraste con el trato dado por Trump a Kim Jong-un solo dos días más tarde no pudo ser mayor. “Tenemos por delante una extraordinaria relación”, dijo el presidente norteamericano de Kim, con el que espera establecer pronto relaciones diplomáticas formales. Su declarada intención de abandonar la presencia militar de Estados Unidos en Corea del Sur terminó de agravar la inquietud de sus aliados asiáticos, ya sorprendidos por lo ocurrido en Canadá.

Las palabras de Trump marcan el fin efectivo de una guerra que comenzó hace justamente 68 años—el 25 de junio de 1950, cuando Corea del Norte invadió el Sur—, y que ha sido determinante del equilibrio estratégico asiático. Recuérdese que la guerra de Corea fue el decisivo punto de inflexión en el nacimiento de la Guerra Fría, y—a través del famoso documento NSC68—de la puesta en marcha de la política de contención norteamericana. El apoyo de Pekín y Moscú a Pyongyang hizo del conflicto un frente central contra el comunismo. La implosión de la Unión Soviética varias décadas después resolvió la competencia ideológica, pero las estructuras occidentales diseñadas para competir con las potencias rivales no desaparecieron: la OTAN, lejos de disolverse, se amplió, como también Occidente incrementó sus relaciones económicas con China, facilitando su ascenso.

Una segunda pregunta resulta por tanto inevitable: ¿qué será del orden de la Guerra Fría en Asia cuando su último vestigio—la guerra de Corea—pasa definitivamente a la Historia? Cuando el presidente de Estados Unidos parece sentirse más cómodo con el dictador norcoreano que con sus aliados europeos, ¿pueden sus socios asiáticos seguir creyendo en la garantía de seguridad que les ha ofrecido Washington desde el fin de la segunda guerra mundial?

China y Rusia asisten sin disimulada satisfacción a esta rápida desintegración del orden liberal. Mientras Occidente pierde fuerza como bloque, Eurasia se consolida como espacio estratégico. Así lo ha puesto de manifiesto la primera cumbre de la OCS en la que han participado India y Pakistán como nuevos socios, y a la que fue invitado Irán como próximo candidato a la adhesión. No debe sobrevalorarse la cohesión del grupo, pero el contraste es significativo, especialmente cuando China sustituye a Estados Unidos como principal defensor de un sistema multilateral. Ensimismado en sus preferencias unilateralistas, Washington no propone un orden alternativo al desmantelamiento del orden de postguerra, pero ¿y Europa? Ésta es la tercera pregunta provocada por los hechos de la semana: ¿qué hara la Unión Europea cuando la relación transatlántica pierde fuelle y sus intereses se ven afectados de manera directa por la reconfiguración geopolítica de la Eurasia de la que forma parte? (Foto: Equinox27, Flickr)

THE ASIAN DOOR: El gaokao ya no es la única opción para las nuevas generaciones. Águeda Parra

El gobierno chino es muy consciente de la importancia que tiene para los 9,75 millones de estudiantes de secundaria presentarse a la prueba más importante en su vida, el examen de acceso a la universidad, nuestra antigua selectividad, conocida en China como gaokao (高考). Las autoridades se esfuerzan por mantener un entorno libre de ruidos cortando calles, prohibiendo el sonido de los cláxones e interrumpiendo la construcción de edificios a distancias cercanas del lugar de examen.

Siendo importante que los próximos universitarios estén alineados con la doctrina del Partido Comunista Chino y sean conocedores de la visión del gobierno, la parte principal de los 150 minutos de examen ha estado orientada a resaltar la visión de Xi Jinping y la “nueva era”, concentrando un total de 5 de las 9 preguntas, con algunas variaciones según las zonas, del comentario de texto de 800 palabras que deben redactar los estudiantes y que supone un tercio de la nota final del examen.

Formar parte de un nuevo milenio ha sido un tópico recurrente, y preguntas del tipo “nueva juventud en una nueva era, crecer con el desarrollo de China” han sido el tema elegido en Beijing para conocer las reflexiones de los estudiantes sobre la labor que está realizando el presidente Xi Jinping en los últimos años. En otros casos, como en las provincias de Yunnan y Sichuan, la temática elegida se ha centrado en preguntar sobre las reformas iniciadas por China y el proceso de apertura, utilizando como títulos de los comentarios de texto propuestos los eslóganes políticos empleados por el Partido para presentar los proyectos. Así han aparecido entre las opciones a desarrollar temas que hacían referencia al “Triunfo en la larga marcha de nuestra generación”, eslogan utilizado en su momento para presentar la construcción de la Nueva Área de Xiong’an en 2017, un ambicioso proyecto de Xi Jinping para crear una zona económica cerca de Beijing.

La presión familiar que reciben los futuros universitarios tiene su origen en que sólo el 50% de los estudiantes obtendrán una puntuación suficientemente alta para realizar estudios de postgrado. Puesto que la nota de corte se realiza en función de la puntuación media de cada año, y además depende de la población de cada provincia, muchas familias trasladan su residencia a otras ciudades a más de 1.500 km para encontrar condiciones más favorables para sus hijos. No obstante, el gobierno intenta promover la igualdad de oportunidades para todos los estudiantes, independientemente de dónde vivan, de ahí que las mejores universidades reserven anualmente una cuota de admisión para los alumnos procedentes de las zonas rurales del centro y oeste del país, entre ellas Yunnan, Guangxi, Gansu, Tíbet y Guizhou, normalmente las provincias menos favorecidas económicamente, que entre 2010 y 2015 registraron el PIB per cápita más bajo de China.

Estudiar en el extranjero es otra de las opciones que están valorando cada vez más familias con recursos, de la clase media-alta. Durante 2017, algo más de 600.000 estudiantes eligieron estudiar en otro país como alternativa al gaokao, según datos del Ministerio de Educación, siendo Estados Unidos el destino preferido por la mayoría. Muchos de ellos se convertirán en los futuros sea-turtles, los profesionales chinos del mañana que regresarán a su país como directivos atraídos por las ofertas que les puedan ofrecer empresas como Alibaba, Tencent, Baidu o Xiaomi, los grandes titanes tecnológicos que están generando una revolución tecnológica decisiva para el desarrollo económico de China.

La gran diferencia de esta primera generación de estudiantes del siglo XXI es que no consideran que la opción de aprobar el gaokao sea tan trascendental como para decidir su futuro, según una encuesta realizada por el portal Web chino y empresa de medios Sina Corp. En la década de 1980 y 1990, más del 80% de los estudiantes consideraban que el gaokao era una prueba esencial en su vida, mientras que el 50% de la nueva generación de jóvenes considera que existen otros proyectos. Entre las opciones, mejorar el nivel de inglés que les permita conseguir un título con el que acceder a universidades en Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Estados Unidos, principales áreas de influencia en la región de Asia Pacífico, además del Reino Unido.

Con ello, no solamente se muestra un cambio evidente en cómo se afronta uno de los eventos más trascendentales en la vida de los estudiantes chinos, sino que se pone de manifiesto la aparición de un creciente individualismo entre los más jóvenes, a diferencia de la aptitud más colectiva que predominaba en generaciones anteriores. Esto da muestra de una sociedad china que está en pleno proceso de cambio, una nueva generación con más inquietudes que está dispuesta a afrontar nuevos retos, y que determinará la transformación de China tanto en lo político, en lo económico como en lo social. (Foto: Robert Borden, Flickr)

Evento: Inteligencia Artificial. Diálogos España-China para la sociedad del futuro. Isabel Gacho.

El pasado 12 de junio, la Fundación consejo España China organizó el seminario “Inteligencia Artificial: Diálogos España-China para la sociedad del futuro”. Teniendo en cuenta que se espera que para 2030 China se convierta en líder en el campo de la IA, el seminario nos brindó una oportunidad única para escuchar de primera mano a las empresas chinas que están desarrollando este tipo de tecnología. La jornada, moderada por Esther Paniagua, abordó el tema desde distintos puntos de vista, sirvió de foro para un interesante debate y puso de manifiesto el interés de las empresas chinas del sector en cooperar con empresas españolas.

El primer panel, “IA: retos y oportunidades para la sociedad del futuro”, contó con representantes de iFlytek, líder de la tecnología de reconocimiento de voz, EIN PLUS, experta en chatbots y Malong Technologies, especializada en visión artificial. “La IA puede superar las capacidades humanas del 90% de la población en capacidad computacional e inteligencia sensorial y cognitiva”. Du Lan, vicepresidenta de iFlytek ilustró esta tesis con ejemplos como el de AlphaGo (el primer programa informático capaz de ganar a un jugador profesional de Go) o el sistema de imitación de voz que ellos desarrollan.

Los panelistas coincidían en que la IA está todavía en desarrollo, pero cuenta con un enorme potencial. “Ahora las personas nos adaptamos a los softwares, pero queremos que las maquinas se adapten a nuestras necesidades”, decía Wang Shokun, presidente y fundador de EIN PLUS. “La auténtica IA tiene que ayudar a las personas a ser más inteligentes, pero todavía está aprendiendo de nosotros” apuntó Ke Yubei, director de expansión internacional de Malong Technologies.

El segundo panel “IA: transformando sectores económicos” contó con Feng Zongliang, socio de Metro DataTech, Tong Jiarui, director de desarrollo de Yixue Education y Ding Lei, director y CEO de Wood AI. Se abordaron las posibilidades que ofrece la IA en los sectores inmobiliario, de educación y de medio ambiente.

El debate estuvo marcado por los retos que supone esta tecnología en términos éticos, de seguridad y de empleo. Es este último sentido, los panelistas eran optimistas y consideraban sus productos como herramientas y no como fines en sí mismos. Entendiendo, además, que las tecnologías disruptivas siempre causan temor al principio. “Con la llegada de la fotografía los pintores supieron adaptarse y explorar otras vías” apuntó Feng Zongliang. Según Du Lan “Las profesiones menos sustituibles serán aquellas que requieran imaginación, emoción y sentimiento. ¿Hacia dónde vamos? Hay que juzgarlo, pero la combinación entre la inteligencia artificial y la humana es la tendencia”