Polémica sobre el 5G en Brasil con China al fondo. Nieves C. Pérez Rodríguez

La embajada china en Brasil ha tenido otro choque con el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente. No es el primer incidente, En esta misma página informábamos de lo ocurrido a principios de la pandemia, cuando la embajada respondía a un tweet de marzo del diputado en el que acusaba a China de haber silenciado el Covid y en el que comparaba al Partido Comunista Chino con las autoridades soviéticas en la actuación del desastre nuclear de Chernóbil de 1986, al que ya en su momento la embajada china respondía duramente:

“Sus palabras son extremamente irresponsables y nos suenan familiares. No dejan de ser una imitación de sus queridos amigos. Al regresar de Miami contrajiste, lamentablemente, el virus mental, que está infectando a los amigos de nuestros pueblos”, replicaba la Embajada de China en su perfil de Twitter, en aquel momento.

El diputado Bolsonaro, que es también jefe de la Comisión de Política Exterior de la cámara, acompañó a la comitiva presidencial brasileña en un viaje oficial a Estados Unidos a principios de marzo, por lo que la embajada china se refería a la infección de la enfermedad por parte de Trump y su gabinete.

La última polémica se suscitó a raíz de otra serie de tweets del mismo diputado que publicó después de mantener una reunión con el ministro de comunicaciones y los consejeros de la Agencia de telecomunicaciones de Brasil en el que se discutieron las licitaciones para la internet de quinta generación en 2021.

“Brasil apoya la iniciativa estadounidense Clean network para el 5G para frenar el avance de Huawei” y “sin espionaje de China”. Está última parte fue borrada después del encendido comunicado de protesta de la Embajada de china en Brasil en reacción a esos tweets.

La embajada china advirtió que “la declaración del diputado y otras personalidades afecta a las relaciones entre ambos países. El primer socio comercial de Brasil considera que las declaraciones infundadas se prestan a dictámenes de Estados Unidos que, entre otras cosas, busca calumniar a su país y perjudicar a empresas chinas como Huawei, que aspira a entrar en el mercado brasilero del 5G”.

“Tales declaraciones infundadas no son dignas del cargo del presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados. Se prestan a seguir con la información de los Estados Unidos en el uso abusivo del concepto de seguridad nacional para calumniar a China y censurar las actividades de empresas chinas. Esto es totalmente inaceptable para el lado chino por lo que manifestamos una fuerte insatisfacción y vehemente repudio a ese comportamiento”. Y paralelamente formalizaron la gestión de protesta por los canales regulares diplomáticos.

La iniciativa del Clean network cuenta con 30 países, entre ellos muchos europeos, y el pasado mes de agosto el secretario de Estado Mike Pompeo relanzó la iniciativa ampliándola a libertad en las fronteras, libertad en la nube, libertad en las tiendas virtuales, libertad en las aplicaciones y la libertad del cable. Y tal y como reza el documento oficial del departamento de Estado “el programa Clean network es el enfoque integral de la Administración Trump para salvaguardar los activos de la nación, incluida la privacidad de los ciudadanos y la información más sensible de las empresas, de intrusiones agresivas de actores malignos, como el PC chino”.

La gigantesca empresa china Huawei opera en territorio brasileño desde 1999, y estaba contando con participar en las licitaciones públicas que tendrán lugar el próximo año sobre la red del 5G.

La incorporación de Brasil a la iniciativa de Clean network se traduce en que la construcción de la red de 5G de telefonía móvil excluye equipos de Huawei y ZTE.

Según Reuters, Washington le ha ofrecido a Brasilia financiación para que compren tecnología occidental de Nokia y Ericson en vez de Huawei. Aunque las cinco principales empresas telefónicas de Brasil ya están probando equipos de Huawei, adelantándose a la gran licitación del próximo año.

La embajada china en Brasilia aprovechaba el comunicado de protesta para recordar que las relaciones diplomáticas entre ambos países cuentan con 46 años de antigüedad en los que los vínculos han crecido exponencialmente debido al esfuerzo de ambas partes. Y que tan sólo de enero a octubre de este año las exportaciones brasileras a China han superado los 58 millones de dólares.

Los Bolsonaro han sido polémicos por sus opiniones sobre China desde la campaña electoral presidencial, y este año a razón de la pandemia han surgido diversos comentarios hasta de boca del propio presidente quien rechaza una vacuna china para los brasileros, a pesar de que se esté desarrollando una con un instituto biotecnológico en Sao Pablo. Pero la respuesta de la embajada china en Brasil muestra el nivel de agresividad en el que se encuentran, porque no sólo arremeten contra Eduardo Bolsonaro por sus tweets sino contra los Estados Unidos por ser quienes están advirtiendo del peligro de un 5G en manos de China y la gravedad de la movilidad de toda esa información en manos del PC chino.

No cabe duda que 2020 ha sido un año diferente, incluso para la diplomacia menos diplomática china…

THE ASIAN DOOR: Estrategia Sun Tzu para competir con Estados Unidos. Águeda Parra

Dice Sun Tzu en la famosa obra de “El arte de la Guerra” que la mejor victoria es vencer sin combatir y esta es la máxima que parece estar siguiendo el gobierno chino en su rivalidad con Estados Unidos. Semiconductor Manufacturing International Co. (SMIC) es la empresa estatal con la que China se ha incorporado a competir en la liga de los fabricantes de semiconductores más importantes del mundo. En un mercado dominado en un 80% por proveedores americanos en la producción de ciertos equipos muy especializados, y esenciales en la fabricación de chips de última generación, las restricciones impuestas por Estados Unidos para limitar las ventas a empresas chinas dejan un escenario poco prometedor para continuar con los ritmos de producción actuales.

Asimismo, conseguir un nivel de producción propio que reduzca la dependencia de importaciones pasa también por reducir el gap tecnológico en la fabricación de chips avanzados que den respuesta a las necesidades de computación de alto rendimiento que va a requerir el despliegue de las nuevas tecnologías. Aquí los grandes referentes son la empresa taiwanesa Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. y la americana Intel. De ahí, que, cuando el objetivo de China es alcanzar un nivel de producción propio que le permita auto provisionarse y no depender de importaciones que paren la cadena de producción, urge un cambio de estrategia.

Algunos expertos estiman que la competitividad de China en el sector de equipos semiconductores, aunque ha crecido mucho en los últimos años, apenas representa el 2% del mercado global, situándose todavía a dos o tres generaciones de distancia de sus competidores. Se trata de una autosuficiencia en el sector de equipos de semiconductores de alrededor del 10% que limita ostensiblemente las ambiciones de China en un entorno de guerra comercial con Estados Unidos. El gap tecnológico es otro de los grandes caballos de batalla. En este aspecto, la desventaja es bastante similar, y la producción de chips altamente competitivos y de reducidas dimensiones se sitúa a una distancia de entre una y dos generaciones de sus principales rivales, es decir unos 5 a 10 años de desarrollo. De ahí que, en líneas generales, China disponga de una capacidad de autosuficiencia de chips de menor calidad, que se utilizan en dispositivos menos sofisticados, de apenas un 30%.

Con este escenario, la estrategia para completar el largo camino hasta conseguir una suficiencia de aprovisionamiento en producción propia del 70% para 2025 pasa por una inversión masiva en la industria, que algunos medios barajan en unos 1,4 billones de dólares. Aunque la cifra todavía está por confirmar, la cantidad final estará en un orden de magnitud similar, teniendo en cuenta el esfuerzo titánico que debe realizar China para reducir el gap tecnológico que todavía mantiene con Estados Unidos en este sector. El entorno empresarial se ha complicado de forma exponencial tras las medidas establecidas por la administración Trump, que podrían igualmente mantenerse en el tiempo más allá de un hipotético cambio de gobierno tras las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos.

En una industria tan intensiva en capital como es la de los semiconductores, el dinero fluirá entre las empresas que China está impulsando para aumentar su competitividad global en la industria, pero no así lo hará el talento. El sector requiere de perfiles técnicos muy especializados para mantener una alta competitividad, de ahí que se haya desatado una lucha feroz por atraer el mejor talento. La demanda se estima en 720.000 nuevos puestos hasta finales de 2021, que reflejan la presión que viene experimentando el mercado para cubrir perfiles especializados, superando con creces los 460.000 trabajadores que se registraron en 2018, según el Ministerio de industria y Tecnología de la Información de China.

Con la vista puesta en implementar las directrices del próximo Plan Quinquenal, China pretende desarrollar una estrategia de “circulación dual” para hacer crecer la demanda doméstica a la vez que reduce su dependencia de las importaciones extranjeras. De ahí que, el objetivo a corto plazo pase por evitar que una escalada en los salarios de la industria de los chips y una floreciente creación de nuevos unicornios no desemboque en una gestión descontrolada de la inversión que conduzca a una situación similar a la que provocó la burbuja de las “puntocom” hace tres décadas.

“El 5G es una baza poder apagar sectores enteros de la economía de un país” Isabel Gacho Carmona

En las relaciones entre EEUU, China y la UE “la cuestión central es el poder”, comenzaba diciendo Fidel Sendagorta en un coloquio organizado por el Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior (Incipe), en el que analizó la situación. “Primero, porque estamos de nuevo en una era dominada por la política de poder, que se caracteriza por ser más desinhibido en todas sus formas, incluida la coacción económica o híbrida”. Un contexto en el que el nacionalismo es cada vez más exacerbado, donde la tensión es cada vez más difícil de manejar.

Y es en este contexto aparece el poder chino. Y esta vez -a diferencia de hace 200 años cuando siendo primera potencia económica solo estaba interesada en su vecindario inmediato- necesita al resto del mundo. Y según se expande en términos económicos y comerciales, también lo hace militarmente. “Hoy solo tienen una base en Yibuti, pero habrá más”, apuntaba el director general de Política Exterior y Seguridad. De momento ya tiene una flota con capacidad de proyección en los océanos y capacidad de influencia política en regiones en las que antes estaba poco representada.

Para  lograr su ambición de liderazgo, que pasa, por cierto, por “desoccidentalizar el orden internacional”, Pekín tendría una “estrategia conocida y otra oculta”. Por un lado, estarían las famosas iniciativas Made in China 2025 o La Franja y la Ruta, donde las estrategias quedan más o menos claras. Sin embargo, el puzle queda incompleto y, mientras Thomas Wright argumenta directamente que la estrategia china es “un misterio”, otros entienden que se puede inferir de muchas maneras. Es el caso de Michael Pillsbury, que habla de la “maratón de los 100 años” refiriéndose al objetivo de conseguir un puesto de liderazgo en el sistema mundial en 2049.

En cualquier caso, se entiende que la estrategia siempre había estado influida por ideas tradicionales basadas en la máxima de ganar las guerras sin necesidad de hacerlas. Sin embargo, ahora China habría abandonado la “prudente actitud” y se ha lanzado a una exhibición de su poder, pero ¿por qué? Sendagorta argumenta que se debería básicamente a tres razones. En primer lugar, estaría aprovechando el hueco dejado por el repliegue estadounidense, en segundo lugar, Pekín es cada vez menos dependiente económicamente del resto al haber desarrollado su consumo interno, y, por último por el auge del nacionalismo.

Tanto Washington como Bruselas tardaron en reaccionar. En un primer momento Trump enfocaba la política hacia China de una manera exclusivamente comercial, en términos de deslocalización y “pérdidas de puestos de trabajo”. En Europa han hecho falta llamadas de atención -como cuando Alemania trató de evitar a compradores chinos para la empresa puntera de robótica Kuka y descubrió que no había ningún mecanismo que lo impidiera- para priorizar en la agenda el pulso para la protección de las industrias estratégicas y para darnos cuenta de que ya no basta con pensar solo en términos económicos.

Y, es que es en la tecnología donde “se juega la base del poder de cualquier país en el futuro”. En el caso de las redes 5G, por ejemplo, además del componente económico tienen uno de defensa. Pero este componente “no solo se trata de espionaje o robo de datos, se trata de algo más”. Hay países, como Japón o Australia, que no quieren implantar las redes chinas en previsión a un posible conflicto: “controlar las redes 5G es una baza para poder apagar sectores enteros de la economía de un país”.

THE ASIAN DOOR: Big players del Fortune Global. Águeda Parra

La respuesta digital de China a la crisis sanitaria ha puesto de manifiesto el nivel tecnológico que ha alcanzado el gigante asiático en las últimas décadas. La comparativa con el resto de países de su entorno, como Singapur o Corea del Sur, a los que se considera referentes en la contención tecnológica de la pandemia, demuestra que el ecosistema digital que disfruta China ya incorpora soluciones digitales que hacen uso de la inteligencia artificial, el blockchain, los pagos electrónicos y el 5G, entre los más destacados.

En el contexto actual, en el que se han puesto de manifiesto las diferencias en los ecosistemas digitales entre los países asiáticos y los occidentales, la llegada de la pandemia del COVID-19 es posible que produzca un efecto acelerador en el desarrollo de determinadas tendencias que, de no ser por la crisis sanitaria, tendrían un desarrollo temporal diferente. Entre ellas, cabe destacar la competitividad de las empresas chinas en el entorno global.

Un claro ejemplo de cómo ha evolucionado la presencia de las empresas chinas a escala mundial se aprecia fácilmente en la lista de empresas que cada año pasan a forman parte de la clasificación del Fortune Global 500. El creciente protagonismo de las empresas chinas que van subiendo posiciones en los rankings mundiales es reflejo de un nuevo escenario donde el número de compañías americanas y chinas que aparecen en esta lista es casi idéntico. Estados Unidos incorpora 121 empresas a la clasificación, mientras que China aporta 119.

En 2019, China no sólo sitúa 3 grandes corporaciones en el Top 10 del Fortune Global 500, sino que ocupan posiciones destacadas entre las primeras cinco posiciones. La petrolera Sinopec (2) se sitúa por detrás de la norteamericana del retail Wallmart, que lidera la clasificación, mientras otra petrolera, China National Petrolium (4) y la eléctrica State Grid Corporation of China(5), completan la lista de las empresas chinas más importantes a nivel mundial.

Si echamos la vista atrás a 2008, China apenas aportaba 29 empresas a esta clasificación y se posicionaba en la 6ª posición en la clasificación mundial de países. Las empresas norteamericanas lideraban el ranking aportando más del doble de las empresas japonesas, que ocupaban la segunda posición, y cinco veces más que las empresas chinas. En sólo una década, China ha competido con las compañías de Francia, Alemania y Reino Unido que hace diez años ocupaban la tercera, cuarta y quinta posición mundial, respectivamente, hasta situarse casi al mismo nivel que Estados Unidos, desplazando a Japón de la segunda posición.

Esto en relación con el número de empresas que aporta cada país, pero si observamos la clasificación en función de los ingresos, la situación se repite, si bien las empresas norteamericanas todavía tienen un valor conjunto algo mayor al que suman las chinas. Sin embargo, en un escenario post-pandemia, de ralentización de la economía, es muy probable que se mantenga esta tendencia de crecimiento del número de empresas chinas que forman parte de la élite mundial y, en función de cómo se produzca la recuperación económica en cada región, podría generarse el escenario de que el número de empresas chinas del Fortune Global 500 fuera superior al de empresas norteamericanas.

Para que esta situación se produzca hay que tener en cuenta varias cuestiones. En primer lugar, los pronósticos apuntan a que China está experimentando una recuperación más rápida que el resto de países occidentales. En segundo lugar, la menor incidencia de la crisis sanitaria en la región asiática va a impulsar un fortalecimiento mayor de la integración económica que ya tiene la región, donde el peso en la creación de valor de las empresas chinas es considerable.

De ahí que, de producirse el adelanto de Sinopec a Wallmart, el relevo supondría que la lista de las 500 empresas más importantes por ingresos estaría liderada por una empresa china, poniendo de relieve el desarrollo que ha alcanzado el gigante asiático en las últimas décadas. En definitiva, incrementando aún más la rivalidad entre Estados Unidos y China.

THE ASIAN DOOR: 5G post-pandemia para China, Corea del Sur y Europa, Águeda Parra

A diferencia de Corea del Sur, con una red comercial 5G operativa desde hace un año, China tiene todavía despliegues pendientes hasta cubrir las necesidades de cobertura de todo el país. En la implementación de las redes de quinta generación, el gigante asiático confiará en tecnología que incluya estándares chinos, principalmente. La tecnología de Huawei es la mejor posicionada en el mercado, y así lo ha valorado China Mobile, la mayor operadora de telecomunicaciones del mundo, al asignar su contrato de despliegue 5G en un 86% a los proveedores chinos Huawei y ZTE. Europa solamente estará representada con una mínima participación a cargo de Ericsson, que se encargará de un 11% de la red, quedando Nokia excluida del proyecto a pesar de haber formado parte del proceso de licitación.

Las nuevas redes 5G van a propiciar el desarrollo de nuevos modelos de ciudades inteligentes, las conocidas como smart cities, donde las innovaciones incorporadas van a generar cambios en el ámbito empresarial, pero también en el gubernamental. En la misma línea, el ámbito industrial se transformará hacia fábricas inteligentes (smart factories), que contarán con un uso intensivo de la robótica y la IA en los procesos productivos. En paralelo, las sociedades evolucionarán hacia smart societies, un modelo donde las nuevas tecnologías van a estar muy presentes en los usos y costumbres de los ciudadanos.

La construcción de este nuevo entorno de innovación ha sido posible gracias a las capacidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Entre ellas la IA, el cloud computing, el big data y la robótica forman parte del ecosistema que va a transformar los modelos económicos mundiales en las próximas décadas, siendo imprescindibles en la construcción de las nuevas cadenas de valor globales. Aunque se trata de tecnologías ya existentes, la capacidad de generar nuevos modelos de negocio surge gracias a la potencialidad que ofrecerán las futuras redes móviles 5G. En el caso de China, el despliegue de estas redes ha permitido tener en marcha hasta 500 ciudades inteligentes en 2019, con el objetivo puesto en seguir desplegando este modelo de ciudad a medida que se extiende la red de quinta generación por todo el país.

En el caso de Corea del Sur, la llegada de la pandemia del COVID-19 se produce cuando el país cumple justo un año desde el lanzamiento del servicio comercial de las redes 5G, alcanzando 5 millones de subscriptores, un 7% de los usuarios de smartphone del país, según datos del Ministerio de Ciencia e ICT. Con proyectos empresariales ya iniciados desde mediados de 2019, y con la previsión de pasar a entornos completamente 5G SA (Standalone) durante la primera mitad de 2020, Corea del Sur ya innova en modernizar puertos, “smart ports”, servicios médicos, “smart hospitals”, industria pesada “smart factories”, infraestructuras de transporte, “smart cities”, y plantas hidráulicas y nucleares, “smart power plants”.

La cara de la moneda es Europa, donde los efectos de la pandemia afectarán al desarrollo de su futuro entorno digital comunitario. En lo que se refiere al despliegue 5G, se han producido retrasos en cadena de los planes de expansión de la red de nueva generación que afectan a España, pero también a otros países de la Unión Europea donde todavía no se había realizado la licitación de frecuencias antes de la llegada del COVID-19 como Francia, Austria y Portugal. Este retraso aleja aún más a Europa de la carrera por el liderazgo tecnológico digital, una vez las redes 5G son un salto cualitativo y cuantitativo en la generación de una mayor y más potente economía digital. Pero la influencia del COVID-19 no solamente será tecnológica, sino también geopolítica. La brecha digital que ha puesto de manifiesto la crisis sanitaria entre los países asiáticos y las economías occidentales ahondará la rivalidad tecnológica entre China y Estados Unidos, mientras la mayoría de los países europeos tiene todavía pendiente decidir qué proveedor utilizarán para sus despliegues de red 5G.

THE ASIAN DOOR: Europa ante el reto tecnológico. Águeda Parra

Si disruptiva ha sido la transición entre la red 3G a 4G, mayor impacto tendrá sobre el desarrollo de la nueva economía digital la irrupción del 5G. Además de ser una nueva generación de redes móviles, el 5G va a influir de forma significativa en los cambios socioeconómicos de los próximos años, impulsando el desarrollo de modelos de negocio actualmente no disponibles porque la tecnología no ofrecía las prestaciones necesarias para su implementación.

Ha sido suficiente menos de una década para que despunten y maduren nuevos negocios digitales desde que en 2013 se desplegara la red móvil 4G. La irrupción del smartphone ha popularizado el e-commerce, mientras las FinTech están dando respuesta a las necesidades que están surgiendo en torno a los medios de pago y las cada vez más demandadas actividades de financiación online. En este nuevo contexto de innovación tecnológica, la nueva generación de redes móviles 5G generará todo un ecosistema en el que las aplicaciones desarrolladas bajo las estructuras de las nuevas tecnologías, como la Internet de las Cosas (IoT) y la inteligencia artificial, podrán desplegar todo su potencial.

Una de las características claves del 5G es la latencia o, dicho de otra forma, el retraso temporal en la transmisión de datos dentro de la red. Se alcanzarán velocidades de respuesta de hasta 1 milisegundo, lo que supondrá la transformación de muchos sectores en muy diferentes ámbitos de actividad. Entre las industrias que se verán ostensiblemente beneficiadas por el impulso de la nueva tecnología destaca la automoción, dando lugar a la aparición de los coches autónomos. Asimismo, en otros ámbitos como la medicina, se podrán realizar operaciones a distancia, el sector de los videojuegos se beneficiará del impulso de la realidad virtual, mientras la industria de la robótica y el sector logístico operarán en tiempo real, generando los avances tecnológicos necesarios para consolidar la implantación de modelos de Smart Cities y Smart Factories.

La disrupción tecnológica asociada al 5G generará nuevos modelos de negocio valorados en millones de euros, y aquellos países pioneros en el despliegue de la nueva red podrán monetizar antes el impulso económico que los expertos estiman en unos 2,2 billones de dólares en los próximos quince años, según el informe The Mobile Economy 2019 de la Asociación GSM. En esta carrera por el liderazgo en 5G, Asia es el principal referente. Corea del Sur es el primer país con cobertura completa y, junto con Japón, China y Estados Unidos, agruparán a más de la mitad de los suscriptores mundiales en 2025, momento en el que se estima que la red 5G alcance una cobertura del 65% de la población mundial, según el Ericsson Mobility Report en su edición de noviembre 2019.

La tecnología avanza, genera nuevas modelos de negocio e impone un aprendizaje cada vez mayor y más rápido para que la sociedad no se quede atrás en la adquisición de las habilidades digitales básicas. Sin embargo, Europa no parece afrontar la cuarta revolución industrial en una posición destacada frente al resto de grandes potencias que están apostando por la inversión en innovación y en el impulso del talento. El barómetro de la brecha digital en Europa muestra que el 37% de la fuerza laboral no tiene habilidades digitales básicas, una desventaja significativa para desarrollar y adoptar las nuevas tecnologías en los procesos productivos. Más cuando se estima que 9 de cada 10 empleos van a requerir habilidades digitales para su desarrollo, generando una brecha digital que motivará el desposicionamiento de las empresas europeas frente a otras mejor posicionadas en la carrera por la adopción de las nuevas tecnologías.

En la carrera por la innovación tecnológica, Europa debe primero afrontar el desafío de la brecha digital. Aunque dentro de los países miembros existen diferencias importantes en el nivel de adopción tecnológica, solamente diez países de los veintiocho se sitúan por encima de la media, siendo Luxemburgo, Dinamarca y los Países Bajos los que figuran en las tres primeras posiciones. El bloque de los países con mayor brecha digital es significativamente más amplio, integrado por dieciocho países. En este grupo, España se sitúa cinco niveles por debajo de la media europea con un 53%, es decir, apenas la mitad de la población de entre 16 y 74 años dispone de habilidades digitales básicas. Todo un desafío para Europa y para España afrontar la próxima década desde una perspectiva tecnológica más retadora.

THE ASIAN DOOR: La agenda de Europa con el 5G en 2020. Águeda Parra

El retraso en la construcción de las nuevas redes 5G en Europa está desbancando a los países miembros de la carrera por el liderazgo tecnológico, retrasando la implantación de las innovaciones asociadas a la nueva dimensión de economía digital que creará la red 5G en un mundo globalizado. Un retraso al que hay que sumar el dilema en ciberseguridad que plantea la construcción de la red 5G con tecnología Huawei después de la advertencia de Estados Unidos a sus socios de la alianza Five Eyes, en primera instancia y, de forma complementaria, al resto de sus aliados. Aunque todavía no hay ningún informe que lo ratifique, la petición de Washington está dirigida a solicitar a sus socios que veten el uso de los dispositivos del fabricante chino en la construcción de la red 5G ante la advertencia de que alberga puertas traseras que podrían permitir el espionaje por parte del gobierno chino.

La tecnología pasa así a formar parte de la geoestrategia mundial donde Estados Unidos persigue mantener su supremacía tecnológica y los países se dividen entre el veto, o la confianza a los dispositivos de Huawei, para la construcción de la red que proporcionará la nueva era de la digitalización y el futuro crecimiento económico. En este escenario, las empresas chinas Huawei y ZTE, la sueca Ericsson y la finlandesa Nokia son las compañías mejor posicionadas para liderar la carrera por el 5G. Entre las cuatro construirán la siguiente generación de redes móviles, pero el lobby norteamericano entre sus aliados, y la oportunidad de aprovechar el impulso socioeconómico que generará el 5G en los próximos años, ha generado un entorno bipolar de dos bloques que enfrenta directamente a la supremacía china con el dominio tecnológico del gigante asiático en numerosas áreas, entre ellas, la nueva generación de redes móviles 5G.

En esta Europa dividida por el 5G, los socios de Washington en la OTAN y los de China en el Mecanismo 17+1 y la nueva Ruta de la Seda han tomado posturas diversas. Apostar por Washington priorizando los criterios de seguridad ante futuras posibles amenazas de ciberseguridad ha sido la decisión tomada por países como República Checa, Polonia y Rumania. Otros, como Luxemburgo, han valorado más la posible cancelación de acuerdos comerciales vigentes. De hecho, la decisión de la República Checa ha promovido la celebración de la Conferencia de Seguridad de Praga 5G que ha emitido unas recomendaciones a las que otros países de Europa Central se han sumado, como es el caso de Estonia, Letonia y, muy posiblemente, Lituania.

A pesar de su condición de miembros de la OTAN, Grecia y Portugal no han dudado en seguir desarrollando su red 5G con tecnología Huawei, consolidándose como parte del bloque donde la diplomacia china se ha expandido a través de la nueva Ruta de la Seda, y apostando por el fabricante chino. Por su parte, España es uno de los países que ha anunciado que irá reduciendo en los próximos años la participación de Huawei en su red, manteniendo únicamente su colaboración en el mantenimiento de la red 4G, mientras el despliegue del 5G pasará a cargo de la sueca Ericsson y la finlandesa Nokia. Un esquema de división en Europa que no propicia una adopción temprana de los beneficios económicos que reportará la nueva tecnología y que está favoreciendo que Europa sea el campo de juego donde rivalizan Washington y Pekín. De esta forma, Europa ha pasado a convertirse en una tercera fuerza en la geoestrategia mundial, una situación que no beneficia a los intereses de las industrias europeas que compiten en los mercados internacionales.

THE ASIAN DOOR: Con el 5G regresa el mundo bipolar. Águeda Parra

La geopolítica de la tecnología que se plantea en la Unión Europea como consecuencia de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y en la que se ha visto inmerso Huawei, plantea un escenario donde los países miembros tendrán que tomar múltiples decisiones durante 2020. Las alianzas en cada bloque se mantienen muy igualadas entre aquéllos que siguen la recomendación de vetar a Huawei, y los que mantendrán sus despliegues 5G sin cambiar de proveedor, demostrando que la Unión Europea no habla con una única voz al no disponer de un mercado único de telecomunicaciones.

El posicionamiento de Huawei en Europa y la diplomacia china están resultando ser una herramienta decisiva para aquellos países que en 2019 tomaron una decisión desfavorable frente al veto a Huawei. El dominio del fabricante chino Huawei en el mercado de Asia Pacífico y Europa le ha conferido el liderazgo en el mercado mundial de proveedores de telecomunicaciones llegando a alcanzar una cuota del 28,6%, según Bloomberg. Sin embargo, la geopolítica de la tecnología ha desplegado su poder y 2020 puede dar un vuelco significativo al liderazgo mundial que disfruta actualmente el fabricante chino.

La ciberseguridad en las redes 5G se ha convertido en cuestión prioritaria en la recomendación de la Comisión Europea, cuyo documento final recoge las aportaciones de los expertos de cada país. La directriz general ha sido apostar por la diversificación de suministradores y la redundancia de equipos críticos, en la misma línea de la propuesta realizada por España a la Comisión Europea. Una recomendación que, sin embargo, no ha servido para sentar una posición común en las estrategias de despliegue de cada país.

La revolucionaria evolución tecnológica del 5G generará un salto evolutivo diferencial en las capacidades de las redes, favoreciendo un mayor desarrollo socioeconómico entre usuarios y empresas que el impacto que produjo la incorporación de tecnologías anteriores como el 2G, 3G y 4G. De ahí que uno de los principales retos que deben afrontar los países europeos en 2020 sea elegir el proveedor que vaya a desarrollar el despliegue de la nueva generación de redes 5G. Atrapados entre las recomendaciones de Washington de vetar a Huawei, Alemania y Francia son algunos de los países europeos que todavía no han tomado una decisión definitiva. Se trata de elegir entre vetar a Huawei, sin que haya pruebas que demuestren que sea una amenaza para la ciberseguridad, o perder el tren de una de las tecnologías que mayor impacto van a generar en el desarrollo de la industria en los próximos años.

Reino Unido ha sido uno de los primeros países en tomar una decisión al respecto, favoreciendo que Huawei se encargue del despliegue de la red de radio, menos vulnerable a los ataques de seguridad, mientras que el núcleo de red, la parte más crítica se desarrolla con otro proveedor. La alianza de Londres con Washington en la alianza de inteligencia Five Eyes, de la que también forman parte Australia, Nueva Zelanda y Canadá, no ha impedido que, ante un escenario de Brexit, Reino Unido haya priorizado su desarrollo económico frente a las advertencias contra Huawei. Con esta decisión, las reacciones se suceden y Washington está considerando levantar el veto que prohibía a las empresas norteamericanas mantener relaciones comerciales con Huawei después de considerar que se está produciendo un grave perjuicio económico a la economía del país en estos ocho meses que dura el veto.

El paso dado por Londres no solo provocará el reposicionamiento de Washington, sino que en los próximos meses se apreciarán las réplicas que tendrá esta decisión en aquellos países europeos que todavía no han tomado una decisión sobre el veto a Huawei. Un efecto tsunami que se inicia con el Brexit del Reino Unido y que provocará otros muchos cambios en la geoestrategia mundial, principalmente en la componente tecnología. Una vez que la City va a perder su liderazgo como hub financiero mundial, las FinTech y las posibilidades del 5G en cuanto a Smart Cities y Smart Factories bien podrían ser un nuevo objetivo para el socio que durante 47 años perteneció a la familia de la Unión Europea.