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El Alquimista Impaciente. Juan José Heras.

por: Juan José Heras
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(Foto: Serge Jespers, Flickr) La semana del 13 al 17 de noviembre tuvo lugar en Tenerife el Congreso científico SHIFT 2017 (www.shift2017.es) sobre las aplicaciones que la modificación del espectro de la luz tiene en biomedicina y energías renovables. 4ASIA asistió al evento para conocer de primera mano cuales podrían ser esas aplicaciones y qué papel juega Asia, y especialmente China, en la investigación y el desarrollo científico.

Estas conferencias, organizadas por la Universidad de La Laguna (ULL), bajo la dirección del profesor del Departamento de Física Jorge Méndez, reunieron a investigadores de 64 universidades y 27 países que expusieron sus últimos avances científicos. Algunos de ellos permitirán, entre otras cosas, construir en el futuro centrales solares más eficientes o diagnosticar y curar tumores cancerígenos sin necesidad de intervenciones quirúrgicas.

¿Pero en consisten exactamente estas investigaciones? Según explicó el profesor Méndez, de forma didáctica y comprensible para los profanos, “el sol es como una naranja que al exprimirla nos da zumo, pero nos dejamos mucha pulpa de la que todavía se puede sacar provecho”. La luz del sol es el zumo de la naranja y la pulpa es el infrarrojo, que no es visible pero constituye un 50% de la radiación solar. Mediante determinados materiales luminiscentes se puede transformar la luz del infrarrojo en luz visible, que si aprovechan los paneles solares. El problema es que, de momento, no se ha conseguido una técnica lo suficientemente buena que permita recuperar toda la pulpa de la naranja y es, precisamente en eso, en lo que trabajan algunos de los mejores físicos del mundo.

Pero no todos los especialistas asistentes al congreso buscaban la “pulpa de la naranja” para mejorar la eficiencia energética, otros estudiaban cómo aprovecharla en aplicaciones biomédicas. Aunque pueda parecer sorprendente, también en este campo se puede aprovechar la luz. De forma muy gráfica, Jorge Méndez encendió la linterna de su móvil, luego acercó su dedo índice hasta tapar completamente el foco de luz y este se volvió rojo. “El dedo de ET” dijo bromeando, mientras explicaba que la luz infrarroja es capaz atravesar los tejidos del cuerpo humano sin dañarlos. Esto permite depositar nano-partículas en las zonas afectadas por un tumor y activarlas mediante radiación infrarroja, facilitando así el diagnostico e incluso la eliminación de las células cancerígenas. Es una forma de actuar de manera selectiva sobre las zonas dañadas y evitar la cirugía. También se está aplicando a la investigación de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer.

Y eso es lo fantástico de este congreso que, utilizando la Física como aglutinante, ha reunido a científicos de sectores tan diferentes como las energías renovables y la biomedicina. El programa incluía la visita al ITER (Instituto de Energías Renovables), al Centro de Supercomputación y al Observatorio Astronómico de Tenerife. Canarias, además de ser un atractivo destino turístico, es también un polo científico muy relevante dentro de España.

En la organización del evento han colaborado la Universidad de la Laguna (ULL), el Cabildo de Tenerife, el Ayuntamiento de Costa Adeje, la Zona Especial Canaria (ZEC), el ITER (Instituto Tecnológico de Energías Renovables) o PROEXCA (Promoción Exterior Canaria). Esta última es una entidad pública encargada de promocionar la inversión en las Islas Canarias y, su presencia en SHIFT2017 estaba orientada a informar a las empresas tecnológicas que asistieron acerca de las ventajas fiscales que tendría establecerse en Tenerife, tal y como explicó su responsable, Carmen Sosa, a 4ASIA.

En las jornadas también participaron empresas especializadas en la comercialización de instrumentos científicos, como Edinburgh Instruments, Optical Materials, o el interesantísimo proyecto de Woopix. Se trata de una iniciativa que nace de la ULL y que, tal y como explicó José Manuel R. Ramos, aprovecha la corrección de fase de onda (aplicada tradicionalmente en astrofísica) para mejorar el enfoque de fotos tomadas en condiciones difíciles, borrosas, bajo el agua, etc. Woopix ha desarrollado algunas aplicaciones para teléfonos móviles con un resultado realmente asombroso, lo que les ha llevado a conseguir financiación en el extranjero y les está permitiendo retener el talento de muchos investigadores españoles. Un buen ejemplo de aprovechamiento del conocimiento especializado aplicado al mundo de la empresa.

Asia ha tenido un lugar destacado en estas conferencias científicas. Asistieron investigadores de 27 países diferentes, incluidos Corea, Japón, Singapur y China, que forman el pelotón de cabeza del continente. Los tres primeros tienen una trayectoria científica reconocida a nivel internacional. China en cambio, es un recién llegado que se está abriendo camino a pasos agigantados entre las potencias científicas más consolidadas. Y lo está haciendo como todo, con las “características chinas” que le confieren su descomunal tamaño, población, economía y sistema político.

Antes de entrar en la valoración que la comunidad científica tiene de China conviene echar un vistazo a algunos datos que nos permitan situar su ascenso en el ámbito de la investigación y desarrollo (I+D). Actualmente el segundo país a nivel mundial en I+D, aportando el 20% del gasto global en este ámbito, solo por detrás de EE.UU. que aporta el 27% del total. En este sentido, según la Agencia de Ciencia y Tecnología de Japón, China y EE.UU. serían los dos países más influyentes en cuatro de los ocho campos científicos principales. China gana la partida en Informática, Matemáticas, Ingeniería y Ciencia de Materiales mientras que EE.UU. lo hace en Física, Medioambiente y Medicina clínica.

Asimismo, según el índice mundial de innovación publicado en 2016, China estaría ya entre las 25 economías más innovadoras del mundo. Un ranking encabezado todavía por Suiza, Suecia, Reino Unido, EE.UU., Finlandia y Singapur, pero en el cual aparece por primera vez China, un país de ingresos medios entre las economías altamente desarrolladas. En cuanto a la calidad de la innovación, China también mejora su posición, situándose en el puesto 17, seguido de India. Este ranking, liderado por Japón, EE.UU., Reino Unido y Alemania, es un indicador de alto nivel que tiene en cuenta el nivel de las universidades, el número de publicaciones científicas y el número de solicitudes internacionales de patentes.

Como datos más técnicos que significativos de la situación global de la investigación científica en China, resulta interesante destacar que la revista Nature designo este año a Pekín como la capital que más contribuye al desarrollo científico, por delante de Paris, Nueva York y Cambridge. Shanghái aparece en quinto lugar. Tampoco deja indiferente que, en su intento de reproducir el éxito norteamericano de Silicon Valley, China esté planificando la construcción de una ciudad de la ciencia, como ya hicieran en el pasado sus vecinos de Japón y Singapur. Pretenden que el proyecto se complete en 2020 y, según las autoridades chinas, concentraría a los mejores investigadores, científicos nacionales, universidades, institutos de innovación y centros de I+D internacionales.

¿Cómo ha conseguido China avanzar tan rápido en el ámbito científico?

En los últimos años China ha tomado una serie de medidas para acelerar su transformación de país manufacturero a centro mundial de innovación, siguiendo las directrices políticas para convertirse en una “nación de innovación” para 2020, líder en 2030 y potencia en 2050.

En este sentido, ha lanzado planes gubernamentales (Clase mundial 2.0, proyecto de los 1.000 Talentos, etc.) que proporcionaban financiación y medios para la investigación, al tiempo que trataba de recuperar los científicos formados en el extranjero para aprovechar su conocimiento y experiencia. Asimismo, ha establecido una red de parques tecnológicos y ha ofrecido apoyo financiero a las empresas encargadas de transformar los avances científicos en productos y servicios.

Sin embargo todavía les queda camino que recorrer. Aunque China ocupa el tercer puesto mundial en registro de patentes, el porcentaje de transferencia tecnológica evidencia un gap entre la investigación académica y su utilización para obtener resultados comerciales. Asimismo, aunque China tiene el mayor número de publicaciones científicas del mundo, su calidad todavía está algo por debajo de la media internacional (medida por el número de veces que se cita a sus investigadores). También se mantienen las trabas burocráticas y administrativas que provocan una excesiva supervisión y control gubernamental.

Aunque parece que Trump está empeñado a ayudar al Imperio del Medio. Cómo se explica si no su política basada en recortes presupuestarios, cuotas de inmigración (que afecta también a los investigadores extranjeros de los que se nutren los centros de investigación norteamericanos), o la falta de liderazgo político, como demuestra que todavía no haya sido designado un Consejero Presidencial de Ciencia. Pese a todo, EE.UU. todavía sigue siendo el destino predilecto por los estudiantes asiáticos para realizar o complementar su formación académica.

¿Qué piensan los investigadores de la comunidad científica internacional sobre el papel de Asia en el ámbito del I+D? Tras realizar numerosas entrevistas a los asistentes al Congreso SHIFT2017, se constató que existe un consenso respecto a que China ha avanzado muy rápido en el ámbito científico, aumentando tanto la cantidad como la calidad de sus investigaciones. Sin embargo, se percibe una gran disparidad en términos de calidad, dependiendo de la universidad china de procedencia.

Respecto a su proyección de futuro existen diferentes sesgos en función de si la valoración corresponde a los países asiáticos o si procede de Europa o EE.UU. Los primeros presentan más dudas sobre la preeminencia científica de China a corto plazo, mientras que los segundos son mucho más optimistas en sus previsiones, apuntando incluso que ya han superado a Occidente en algunas especialidades científicas.

En cualquier caso, y así se pudo comprobar durante las conferencias, la comunidad científica internacional tiene una gran predisposición, y quizá también necesidad, de compartir sus resultados para avanzar en sus investigaciones. En este sentido, es muy esperanzador que la base científica internacional colabore de manera tan eficaz y sea capaz de mantener a cierta distancia las cuestiones políticas que impregnan muchos otros ámbitos de la sociedad.

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