China, amenaza real

Soplan vientos de preparación para la guerra en el Pacífico, como señala en esta edición desde Washington nuestra colaboradora Nieves C. Pérez,y Estados unidos y sus aliados no han bajado ni un punto la alerta sobre los movimientos chinos, sus proclamadas ambiciones de neutralizar la democracia en Taiwán y anexarse el territorio y la expansión de su influencia regional.

Pero para lanzar ese desafío, China necesita, de momento, tiempo. El parón económico provocado por sus errores con la pandemia y los desajusten en la economía mundial provocados por la agresión rusa a Ucrania, son elementos a tener en cuenta por Pekín antes de embarcarse en una aventura militar que exigirá un inmenso coste en vida humanas y en recursos.

Pero en cualquier caso, los estrategas aliados conocen la historia de los conflictos y saben que cuando un país tiene voluntad y discurso de agredir, la agresión puede producirse al margen de las posibilidades reales del agresor de obtener una victoria. Y ese riesgo es el que está en origen de los planes de alerta, del reforzamiento de los lazos con los aliados en la zona, fundamentalmente Australia, Japón y Corea del Sur, sin olvidar un acercamiento a India que tiene un enorme valor estratégico y la creación de un ambiente de explicación de la amenaza china que evite sorpresas y, desgraciadamente, prepare a las sociedades por si se produjera un conflicto que puede llegar a tener dimensiones desconocidas.

La guerra de Ucrania ha revelado que ante una amenaza grave y tangible, la Europa democrática tiende a estrechar lazos, entre sí y con Estados Unidos y esa es una buena señal, pero no deben descuidarse las señales de debilidad que se perciben, los signos de agotamiento y las cada vez menos sutiles sugerencias de que tal vez sea ahora de presionar a Ucrania para que llegue a algún acuerdo con Rusia para una paz vergonzosa a costa de su propio territorio nacional. En este sentido son especialmente relevantes los argumentos del ex ministro de Pedro Sánchez y ex dirigente comunista, Manuel Castell expresados hace unos días en que intentando justificar una cesión ante Putin llega a sostener que la cesión de Chamberlain ante Hitler que convenció al dictador alemán de que podía comenzar la guerra, fue un acierto.

Atención. Ante un conflicto con China, las presiones para ceder antes de luchar, la comodidad y el comprensible miedo, serán armas poderosas en manos de Pekín y accionadas en nuestras propias sociedades.

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