El G7 y la visión geoestratégica japonesa del mundo. Nieves C. Pérez Rodríguez

Hiroshima fue el lugar escogido para la cumbre del G7, tristemente simbólica ciudad por haber sido bombardeada con la bomba atómica en 1945, además de tener especiales vínculos con el propio Fumio Kishida, el primer ministro japonés quien ha representado esa ciudad a lo largo de su carrera política. Y en sus propias palabras “la terrible historia de Hiroshima propició el desarme nuclear y la no proliferación y mi propia motivación de vida, la lucha por un mundo sin armas nucleares”.

El lugar donde se usó la primera bomba atómica en el mundo fue el centro de acogida de un selecto grupo de líderes muy poderosos del planeta en un momento internacional crítico en el que las democracias del mundo parecen haber entendido el inminente peligro que acecha las libertades.  En este sentido, Ken Moriyasu, corresponsal diplomático del Nikkei, analizó la cumbre del G7 desde Hiroshima en el podcast One Decision y afirmó estar convencido que este G7 pasará a la historia como un punto de inflexión fundamental en el que se dejó claro que la crisis de Taiwán no es un problema interno de China, sino un asunto de interés internacional.

Desde el punto de vista japonés, el equilibrio de poder en el Indo-Pacífico se ha inclinado excesivamente a favor de China y el mejor ejemplo es la diferencia en número de misiles de alcance intermedio que posee China (2000 unidades) en comparación con los que posee los Estados Unidos, que no tiene ninguno. Y esto obedece fundamentalmente al Tratado de Fuerza Nuclear de Alcance intermedio con la Unión Soviética firmado en 1987 por Reagan y Gorbachev, razón por la que durante años Washington no ha podido fabricar misiles de este tipo.

China por su parte, al no ser firmante del acuerdo, pudo fabricar estos misiles y hoy cuenta con un número muy considerable como resultado de la producción y acumulación a lo largo de los años. Japón teme que para el momento en que la crisis de Taiwán llegue a su punto máximo, que estiman será entre cinco a diez años, Washington no podrá llenar el vacío de estos misiles, razón por la que Japón, Australia y el Reino Unido tienen que unir fuerzas para reequilibrar la deficiencia, explica Moriyasu.

El Quad o Diálogo de Seguridad Cuadrilateral toma por tanto una importancia crítica para equilibrar el poder regional. Este foro de seguridad estratégica entre Australia, India, Japón y Estados Unidos es fundamental para contrarrestar el poder de China, razón por la que ya hay algunos expertos que lo llaman la OTAN del Indo-Pacífico. Aunque cuenta con más de quince años de creación, está siendo impulsado por la Administración Biden, el gobierno japonés y el australiano.

Actualmente, India mantiene una gran tensión con China en sus fronteras y en las montañas del Himalaya, que si llegado al momento de exacerbación de la crisis en Taiwán, India podría jugar un rol clave en mantener sus fronteras blindadas lo que crearía un problema para China mientras que beneficiará a Estados Unidos y Japón junto con la península coreana.

Moriyasu también afirma que si Corea del Sur y Estados unidos fortalecen su posición se conseguiría crear otra debilidad para China y también para el Mar de China Meridional en el Pacífico del Sur con el apoyo de Australia y Reino Unido a través del AUKUS, que es otra alianza de seguridad creada a finales del 2021 entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos en busca fortalecer y dotar de capacidad y respaldo a Australia y reforzar la cooperación en materia de tecnología avanzada de defensa, como inteligencia artificial y vigilancia de largo distancia.

Para Tokio lo importante en este momento no es centrarse exclusivamente en el problema del Estrecho de Taiwán, sino equilibrar los problemas para China en todas sus fronteras, lo que a mediano plazo sería muy beneficioso para todos.

La cumbre en Hiroshima reveló que los miembros están sólidamente unidos en sus planteamientos principales: En el apoyo a Ucrania, en la necesidad de una seguridad económica, a favor del desarme nuclear y frente a los desafíos globales como la pobreza y el cambio climático, así como en unificar un frente que llamaron en favor del mantenimiento de Estado de derecho y el orden mundial y el apoyo a un Indo-Pacífico libre y abierto y oponerse a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo por la fuerza o la coerción, en vez de usar un vocabulario más directo en contra de Beijing.

Hoy más que nunca, en el complejo entramado internacional, ante la amenaza rusa y las crecientes aspiraciones chinas, las palabras de Kishida durante la cumbre tienen una gran validez “Hiroshima debería servir como recordatorio de lo que puede suceder cuando la paz y el orden se desmoronan y dan paso a la inestabilidad y el conflicto. Debemos demostrar poderosamente nuestra determinación de defender un orden internacional libre y abierto basado en el estado de derecho.

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