INTERREGNUM: La ASEAN responde a Trump. Fernando Delage

Las economías del sureste asiático, dependientes en buena medida de las exportaciones, se encuentran entre las más afectadas por la política arancelaria del presidente de Estados Unidos. Las tarifas impuestas por Trump han alterado sus intercambios comerciales, a la vez que han expuesto la vulnerabilidad del modelo económico imperante en la región. Aunque la reacción inicial de los gobiernos locales consistió en intentar negociar acuerdos bilaterales con Washington, se hizo pronto evidente la necesidad de una respuesta estratégica conjunta, pues es en realidad el mapa de la economía global el que se está reconfigurando.

Tal fue el principal objetivo de la reunión de los ministros de Economía de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) celebrada la semana pasada en Kuala Lumpur (Malasia ostenta la presidencia rotatoria del grupo). En el encuentro se acordó profundizar en la cooperación entre los miembros, además de perfilar la dirección futura del bloque. Esa discusión se vincula, por un lado, a la preparación del próximo Plan Estratégico de la Comunidad Económica de la ASEAN (2026-2030); y, por otro, a la voluntad de que, en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno que se celebrará a finales de octubre, se de un nuevo empuje a la Asociación Económica Regional Integral (RCEP), el acuerdo de libre comercio del que forman parte los diez Estados miembros de la ASEAN y otras cinco economías asiáticas (China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda).

Los líderes de la RCEP no han mantenido ninguna reunión oficial desde que firmaron su creación en noviembre de 2020. Pese a tratarse de la mayor área de libre comercio del planeta, las diferencias políticas y el heterogéneo nivel de desarrollo de los participantes no han permitido desarrollar debidamente su potencial. Se trata, sin embargo, de un útil instrumento de defensa frente a las decisiones de la administración norteamericana, por lo que se quiere reforzar su papel, profundizando en su integración y ampliando sus miembros (hay varios candidatos a la adhesión, cuyos nombres no se han dado a conocer).

China ha sido uno de los principales actores que ha hecho hincapié en la defensa de las estructuras multilaterales, como el RCEP, para contrarrestar el impacto de las tarifas norteamericanas. Es también quien en mayor medida se ha beneficiado. Es el destino del 20 por cien de las exportaciones de la ASEAN, su primer socio comercial, y el origen del 26 por cien de las importaciones del bloque. La República Popular ha representado asimismo el 21 por cien de los proyectos de inversión en el sureste asiático durante la última década. Su presencia económica se traduce inevitablemente en una creciente influencia política, como revela un sondeo hecho público la semana pasada por el Lowy Institute de Sidney. Según el “Southeast Asia Influence Index” del think tank australiano, China es “la potencia más influyente” en seis de los once países consultados (Camboya, Indonesia, Malasia, Myanmar, Tailandia y Vietnam). Estados Unidos ocupa ese primer lugar sólo para Filipinas y Singapur.

La prioridad compartida es en cualquier caso la de evitar la dependencia de una única potencia y prevenir los riesgos derivados de la rivalidad entre Estados Unidos y China. Y se explica así que a la cumbre del 26-28 de octubre, Malasia haya invitado a una nutrida representación del Sur Global (Brasil y Suráfrica entre otros) y a varios países occidentales (como Italia o Canadá). La ASEAN quiere marcar el comienzo de una nueva era para la organización, con una cumbre que aspira a fortalecer su autonomía y su presencia en un orden multipolar.

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