China trata de hacerse un hueco en Oriente Próximo, una región “muy llena” y en la que Estados Unidos cada vez delega más responsabilidades en potencias regionales, pero ¿Cómo lo hace? ¿Qué busca? ¿Qué significa el acuerdo de asociación estratégica con Irán? Son algunas de las preguntas que lanzaba Georgina Higueras durante el foro “Hola, Pekín; Adiós, Washington. El rediseño de Oriente Próximo” y a las que Dolores Algora, Claudio Feijóo y Jesús Núñez trataron de dar respuesta.
Sobre qué busca China en un escenario tan complejo, Núñez, Presidente del Comité Español de la UNRWA sentenciaba que “manda el mensaje de que está preparada para el desafío”. Mientras antes buscaba únicamente “alimentar su propio modelo”, ahora ha dado el siguiente paso aprovechando la dejación de responsabilidades de EEUU. “Ahora tenemos a una China que busca tener presencia física en otros escenarios y tener algo que decir en la gestión de los asuntos de algunos países y de algunas regiones. Irán es un magnífico ejemplo”.
Para Feijóo, Director para Asia de la UPM, este acuerdo de asociación estratégica con Irán “es un acuerdo excelente para China”, una de las piezas clave que le faltaban y que entraña beneficios en materia de energía, de nuevas tecnologías y de estrategia, al presentar una alternativa a Pakistán y ser “el lugar por el que pasan los caminos”. Ahora bien, entraña el riesgo de enfrentarse a sanciones de Estados Unidos. Y es que Irán sabe que está en el punto de mira de Washington y de Tel Aviv para ser derribado, “no para volver a la mesa de negociaciones, para ser derribado”, apuntaba Núñez. Como saben que militarmente es imposible, la estrategia es el ahogo económico. Y el hecho de que China esté rompiendo ese frente de ahogo económico “es un síntoma de que se ve fuerte”, señalaba Feijóo.
Las relaciones de China en la región incluyen también ser el primer socio comercial de Arabia Saudí o de Emiratos Árabes Unidos “¿Crees que el acuerdo con Irán dañará las relaciones de China con el mundo árabe?”, preguntaba Higueras a Feijóo. “Yo no veo a China preocupada”. “China quiere ser el mejor, un ejemplo de cómo se deben hacer las cosas”. De esta manera, se ve como un referente, como un actor que lleva a cabo acuerdos comerciales porque tiene la capacidad y porque “puede poner sobre la mesa un mercado inmenso”. Así que “no ve esas relaciones, sino que ve, entre comillas, estados más pequeños que van a visitar al emperador”.
En este contexto, ¿la presencia de China no puede hacer más mal que bien, pese a sus máximas de no injerencia y win win? Xi Jinping deja claro en sus discursos que entiende que el origen de los conflictos es la falta de desarrollo económico, y China se presenta como un actor que lo favorece. Ahora bien, “iniciativas como la Franja y la Ruta es injerencia, porque estás construyendo las infraestructuras con empresas chinas y eso tiene implicaciones, como en el caso famoso de Sri Lanka”, señalaba Feijóo.
Y, ante un eventual decoupling ¿dónde caería Oriente Próximo? Los expertos expusieron cómo en Oriente Próximo están triunfando redes sociales chinas por los mecanismos de censura que presentan. O que quien ha lanzado el satélite de comunicaciones de Argelia es China. O que Pekín ha colocado los sistemas de geoposicionamiento de su GPS en Túnez. Y es que China tiene una visión muy clara del ciberespacio: que este es igual que el espacio físico, y por tanto se aplican las misma reglas. Así, en términos industriales habrían tenido cuidado en los últimos 15 años en intentar mantener dentro del país las cadenas principales de materiales estratégico para no depender del exterior. Aunque tiene debilidades en algunas industrias, ya se ha empezado a dar estos pasos. Por ello, ante la posibilidad de dividir los ciberespacios por completo, China estaría en una posición de ventaja, no solo porque se ha preparado, sino porque es la impulsora de la teoría. Como resumía el Director para Asia de la UPM “El partido no acaba de comenzar, está en el descanso, ya han pasado muchas cosas”.