Home Asia ASIAN DOOR: La geopolítica del clima en marcha para liderar la COP26. Águeda Parra

ASIAN DOOR: La geopolítica del clima en marcha para liderar la COP26. Águeda Parra

por: 4ASIA
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Los efectos del creciente calentamiento global no pasan ya desapercibidos para ninguna de las grandes potencias mundiales, cada vez más conscientes de que es necesario acelerar el ritmo de implementación de medidas que conduzcan a una efectiva neutralidad del carbono. El medioambiente se resiente, y los efectos del cambio climático tienen implicación directa sobre el desarrollo de la economía y el mantenimiento de los estándares de salud.

De hecho, con todas las potencias mundiales implementando medidas más agresivas, la componente climática se va a convertir en una cuestión geopolítica de primer orden en las próximas décadas. Tanto la viabilidad económica del nuevo modelo energético, como el liderazgo tecnológico por las renovables, van a definir el escenario de rivalidad a nivel global en el que las grandes potencias van a competir. Pero no se trata solamente de alcanzar los ambiciosos objetivos de descarbonización, sino conseguir la victoria geopolítica sobre qué potencia liderará una respuesta global al cambio climático.

Conseguir este objetivo pasa por definir una respuesta al calentamiento global que incorpore a China como país más contaminante del mundo, de modo que haga más factible que otros países también se unan en una colaboración conjunta frente al cambio climático. Con esta perspectiva en mente, Estados Unidos ha buscado reforzar el diálogo y la cooperación con China antes de participar en la Cumbre Internacional del Clima el pasado mes de abril, organizada por Biden, a la que acudían virtualmente los líderes mundiales. El objetivo era dejar al margen los numerosos conflictos que han tensionado las relaciones entre ambos, tanto anteriormente con la administración Trump como ahora también con la administración Biden, de modo que no interfiriesen en establecer una cooperación conjunta ante la próxima Cumbre del Clima COP26 en Glasgow en el mes de noviembre con medidas para los próximos años que puedan salvar el planeta.

Sin comunicado de una cooperación conjunta, China busca alcanzar los objetivos de descarbonización anunciados con una transformación energética. Una hoja de ruta por la que ha apostado el gigante asiático para conseguir cambiar su mix energético y que le ha llevado a posicionarse como el mayor inversor en energías limpias de la última década, siendo líder mundial en la fabricación de paneles solares, turbinas eólicas y coches eléctricos, donde las marcas chinas como Nio y BYD ya comienzan a competir directamente con Tesla.

Con Estados Unidos de vuelta a la Cumbre de París, el objetivo es reducir el uso de los hidrofluorocarbonos hasta el 85% en los próximos 15 años, buscando limitar drásticamente los gases de efecto invernadero al ser estos productos químicos utilizados en aires acondicionados mil veces más potentes que el dióxido de carbono sobre el calentamiento global. Una primera medida tomada por la Agencia de Protección Ambiental bajo la administración Biden con la que Estados Unidos espera eliminar el equivalente a 3 años de emisiones del sector eléctrico entre 2022 y 2050.

Durante años, Europa también ha venido trabajando con China para abordar una acción global climática y, previo a la reunión virtual de líderes internacionales organizada por Biden, Francia, Alemania y China pusieron en común su disposición de colaborar para garantizar el éxito de la próxima COP26 en Glasgow, la cumbre más importante del clima desde el 2015 cuando se alcanzó el acuerdo histórico por parte de 196 países en el Acuerdo de París.

Sin que haya un único liderazgo mundial en cuestión del clima, la cooperación en procesos multilaterales de acción contra el cambio climático es un punto de encuentro coincidente para Estados Unidos, Europa y China. Sin embargo, si desde Washington o Bruselas se consiguiera que el gigante asiático adelantara su compromiso de alcanzar el pico de emisiones a una fecha anterior a 2030 sería considerado como una victoria diplomática, y lo que es más importante, una señal clara de mayor influencia geopolítica global.

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