Washington.- Estados Unidos es consciente de que China juega en el terreno diplomático no tradicional a un juego de seducción económica y penetración de sus empresas. Recientemente, el secretario de Estado, Rex Tillerson, acusó a China de ser una economía depredadora. En su gira por Latinoamérica dijo: “China ofrece un camino aparentemente atractivo hacia el desarrollo, pero a menudo esto implica ganancias a corto plazo a cambio de una dependencia de largo término”.. Según Sean Miner, esto no siempre es cierto, pero hay algunos ejemplos donde sí ha sido; Venezuela es un uno de ellos, así como Ecuador.
Miner, experto en China, con foco especial en sus políticas económicas, y director asociado del área china en el Atlantic Council, en la segunda entrega de la entrevista que le concedió a 4Asia expuso el caso de Ecuador, donde el expresidente Correa ha sido acusado por el actual presidente Moreno de haber dejado al país en una gran deuda con China en acuerdos de préstamo por petróleo. Moreno afirma que Ecuador le debe a China más de 500 millones de barriles de petróleo, o sea, más de tres años de la producción de petróleo del país, lo que significa que Ecuador debe enviar la gran mayoría de su petróleo a Asia para pagar sus deudas. Esto priva al país de una importante fuente de ingresos para su gasto interno, en cuestiones como el bienestar social.
Miner identificó los desafíos que representa China para Estados Unidos en dos grandes grupos. Primero, los problemas económicos; en segundo lugar, la seguridad a largo plazo. A medida que China se acerca estratégicamente a países como Brasil, Argentina e incluso México, esa cercanía podría tener un efecto debilitador de las alianzas de Washington con estos países. En otras palabras, estas naciones podrían ir en contra de los Estados Unidos en organizaciones internacionales. Además, en países como Panamá, donde se cambió la lealtad diplomática de Taiwán a China, se traduce en un gran problema para Estados Unidos, ya que Washington ha jurado proteger a Taiwán en caso de ser atacado. Y cuantas menos relaciones diplomáticas tiene Taiwán, más débil se vuelve.
Así mismo, algunos países, ricos en recursos naturales, dependen de China para su crecimiento económico, y los estudios han demostrado que estos países tienen menos probabilidades de diversificar su economía, por ejemplo, hacia el sector de servicios y tener un sector manufacturero más dinámico. El comercio con China puede inhibir esta transición.
Le preguntamos también sobre cuál fue el mensaje de Tillerson para América Latina, y éstas fueran sus palabras: “Tillerson mencionó recientemente que la Doctrina Monroe, un documento que describe a América Latina como una esfera de influencia estadounidense que no debe ser alterado por poderes externos, está tan vigente hoy como lo fue el día en que fue escrita» en 1823. Pero Washington no debería hablar de América Latina como su «esfera de influencia» o su «patio trasero. Se debería cambiar la estrategia hacia esta región, dice, “y dedicar un mayor esfuerzo en fortalecer las relaciones con los países de la región. Dada la importancia de América Latina para los Estados Unidos, Washington debería desarrollar vínculos diplomáticos y económicos más fuertes, especialmente con México, así como convendría reparar el daño que ha sufrido esta relación bilateral”.
Así mismo, Miner afirmó que Estados Unidos debería buscar fortalecer su relación con Cuba, en lugar de retroceder en los progresos que se llevaron a cabo recientemente. En cuanto a las relaciones con Brasil y Argentina, Washington debería aprovechar las similitudes en las visiones democrática compartidas con estos países para la promoción de la democracia y los derechos humanos, sostiene, Esto sería una estrategia más efectiva que intentar contrarrestar directamente el aumento de China en la región, en su opinión.
Por último, le preguntamos sobre si cree que China quiere ejercer influencia militar en la región latinoamericana, y su respuesta fue enfática. Él no ve a Beijing programando ejercicios militares en la región en un futuro cercano. Para él, la prioridad china es proyectar y ejercer influencia en la Región Asiática, y quedarse con el poder que a día de hoy ejerce Estados Unidos. Que en congruencia con las afirmaciones hechas en esta página anteriormente, China está jugando a fortalecer su imagen de gran potencia primeramente en Asia, y, una vez consolidada esa influencia, podría considerar extender sus tentáculos a regiones más lejanas, como Latino América, en la que ya lleva un largo camino recorrido. Una influencia que, valga decir, ni la Administración Obama ni la Administración Trump (de momento) parecen haber considerado como amenaza.