(Fotografía: Scot Hacker, Flickr) China está moviendo piezas para ocupar el espacio que está dejando la Administración Trump. La gira del presidente norteamericano parece haber estado mejor preparada por Pekín, que ha aprovechado para visibilizar una actitud favorable a relaciones más abiertas desde el punto de vista comercial en un área que incluye a India, y un acercamiento a Japón y Corea del Norte, a pesar de los problemas marítimo territoriales con el primero y las dudas del segundo por las relaciones de China con Pyongyang.
China está en clara disputa del liderazgo norteamericano en Asia Pacífico, que Trump quiere denominar ahora Indo-Pacífico en una operación de marketing por la que India no parece demostrar mucho entusiasmo. Pero mientras Trump insiste en sustituir los grandes acuerdos comerciales por relaciones bilaterales con contenido proteccionista para la economía norteamericana, los países firmantes del abandonado tratado de libre comercio para el Pacífico han decidido seguir adelante y China ensaya su propio acuerdo global con estos países.
Pekín está interpretando correctamente las brechas de desconfianza que Estados Unidos, con su nueva obsesión proteccionista, está introduciendo entre sus aliados tradicionales y está dando pasos, cautos pero decididos, para reconstruir puentes.
Sigue componiéndose un nuevo mapa geoestratégico en Asia con India en ascenso, China aspirando a sustituir a EEUU ya, a corto plazo, Rusia intentando no perder pie en la zona y Corea del Sur y Japón midiendo sus pasos entre lo que les aconseja su memoria y sus viejas alianzas, y la incertidumbre.