El mes de diciembre comenzó en Washington con el encuentro de la Unión Internacional democrática (IDU, International Democracy Union), una coalición global de líderes y partidos de centro derecha que se reúnen anualmente para analizar los peligros que asechan a las democracias en el mundo.
La creación de este grupo se materializó en 1983 de la mano de ex presidente George Bush (padre), la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, el ex presidente francés Jacques Chirac y el ex canciller alemán Helmut Kohl, entre otras reconocidas figuras del entorno político, y desde entonces se ha convertido en un foro de análisis de los derechos humanos, la realidad política internacional y la promoción de las libertades y el estado de derecho.
Este año se cumplieron cuarenta años de la organización y lo celebraron con un evento en Londres el pasado junio y otro en Washington en el mes de diciembre, al que 4Asia tuvo acceso, y en el que participaron líderes como el ex primer ministro australiano Scott Morrison quien expresó su preocupación por el avance de Beijing y remarcó lo importante de que se entienda los retos que representa el Partido Comunista chino para las libertades en el mundo.
Marco Rubio, senador republicano por el Estado de Florida, cerró la noche con una reflexión sobre los retos que enfrenta Washington y sobre las decisiones estratégicas que están obligados a tomar. y además enfatizó que éstas decisiones no son exclusivas de los Estados Unidos, sino de todos los países occidentales desarrollados; prácticamente todas las sociedades industrializadas en el mundo enfrentan los mismos retos hoy.
“Yo soy producto de los ochenta y en ese tiempo todo estaba montado sobre la base de dos bloques, Estados Unidos y los países libres confrontando a la Unión Soviética y la expansión del comunismo. Basadosn en esa noción, una vez que cayó la Unión Soviética. creímos que habíamos ganado, porque la democracia ganó y el marxismo se abatió y suponíamos que la propagación de la democracia por el mundo se daría junto al libre mercado”.
Pero lo cierto es que la historia nos ha demostrado que eso va en contra de la naturaleza humana, explicó el senador republicano. En el mundo nunca ha existido un único sistema para todos los países del mundo simultáneamente; ni siquiera cuando se comenzó a avanzar en las libertades después de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, ni Rusia, ni Irán ni China se incorporaron a ese nuevo orden mundial. China, por ejemplo, vislumbró ese orden mundial como algo orquestado por Occidente, que favorecía solo a Occidente, y que los discriminaba a ellos y al resto. Aunque no aspiraban a convertirse necesariamente en la primera nación del mundo, se movieron estratégicamente para llegar a posicionarse alegando que eran un país en desarrollo. Argumento que siguen usando hoy, aunque claramente ya no es así, afirmó Rubio.
Los políticos estadounidenses nos decían que eventualmente los chinos se convertirían al capitalismo. Aceptamos durante décadas sus prácticas irregulares, los dejamos vendernos, hacer alianzas con nuestras corporaciones, robarnos la propiedad intelectual, llevarse nuestras empresas a su territorio, pero creyendo que se convertirían al capitalismo.
Explica Rubio que no fue hasta principios del siglo XXI cuando algunos políticos comenzaron a denunciar lo que estaba pasando y fue a partir de ahí que se comenzó a desmitificar la idea de que todo lo que es bueno para el mercado es bueno para los Estados Unidos. Un competidor chino no es un competidor justo, esa empresa es apoyada y subsidiada por el Estado chino, porque los precios no van a ser reales comparado con una entidad privada que no tiene el dinero del Estado a su disposición y tiene que producir y vender para seguir operando.
Además, agregó, dependemos de China en casi todos los rubros, el farmacéutico que es clave para la salud y el bienestar de los estadounidenses depende 88% de las importaciones de China. Algo que va en contra de nuestra propia seguridad nacional. Y cada vez que una empresa estadunidense intenta entrar a ese mercado no puede competir con los precios de las empresas chinas que están compitiendo y son subsidiadas por el Estado, lo que hace imposible la competencia.
Rubio hizo también una reflexión sobre la razón del Estado: un Estado no puede solo producir riqueza, debe también asegurar que los salarios sean buenos y que sus ciudadanos pueden vivir y aspirar a tener un futuro, puesto que son más que solo consumidores. La razón debe ir más allá de la adquisición de bienes, debe ser sobre todo para darle dignidad a la gente.
La base de toda sociedad es la familia, las comunidades, alguien que tiene un salario digno, tiene deseo de comenzar su familia y por tanto aportan a la sociedad de diversas maneras y se siente orgulloso de ser parte de ese colectivo. Proveer a los ciudadanos de fuentes de empleo y salarios adecuados es dignificarlos.
Cerró su intervención afirmando que cada uno de los problemas que tiene el mundo desarrollado está atado de alguna y otra forma a regímenes autoritarios. Esos regímenes, organizaciones o ideologías se han ido alineando y producen inestabilidad en las regiones. En el Indo Pacífico son la mayor fuente de inestabilidad con la presencia de barcos que mantienen a Filipinas en ascuas, que amenazan a Taiwán con una invasión a diario, o están lanzando misiles sobre Japón o Corea del Sur y desarrollando arsenal nuclear aun cuando viven en una de las mayores pobrezas del planeta. Pasa lo mismo con el terrorismo, que es financiado por regímenes autoritarios y que amedrenta las libertades de Occidente.
“Las democracias y las libertades son difíciles de preservar por lo que necesitamos protegerlas. No podemos ser complacientes con las autocracias que intentar vender su modelo como el justo porque no van a exigir el resguardo de los derechos humanos o las libertades de los otros países. Y si esos son las naciones que toman el control del mundo la realidad para las democracias será completamente diferente” advirtió él republicano.