Como informa Miguel González, experto de El País en Diplomacia y Defensa, “Entre China y la Unión Europea, los países del Magreb prefieren a la primera. Así se deduce de su ausencia del VIº Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo (UPM), celebrado este lunes en Barcelona. Aunque la cita ha registrado un récord de participantes, con 20 ministros de Asuntos Exteriores de los 42 países que forman parte de la organización, solo uno de ellos ha sido africano, el jefe de la diplomacia egipcia Sameh Shoukry, cuyo compatriota Nasser Kamel es el secretario general de la UPM. Marruecos solo ha enviado a un director general, Argelia y Túnez a su respectivo embajador en España y Mauritania y Libia a nadie”. La Unión por el Mediterráneo es una organización intergubernamental formada por un total de 42 estados miembros de Europa y de la cuenca mediterránea. Forman parte de esta organización los 27 estados miembros de la Unión Europea, y los 15 países socios mediterráneos del norte de África, Oriente Medio, y sudeste de Europa. Tiene su sede Len Barcelona, España en el Palacio Real de Pedralbes.
La competencia por los recursos y las economías africanas no es nueva y en ella están implicados todos los países con recursos para ello, pero se ha intensificado, aunque con sordina, en los últimos años. Y en ese escenario, dominado desde las independencias africanas de los años 50 y 60 por EEU. Gran Bretaña y Francia, han irrumpido con fuerza Rusia y, sobre todo, China, sin olvidar a Qatar, Arabia Saudí, EAU y Turquía, a caballo del crecimiento del islamismo y trasladando al continente sus respectivas rivalidades nacionales.
En cuanto a China, su penetración es fundamentalmente económica, discreta y planificada y, con ella llega la influencia política y estratégica, con la venta de sistemas militares sofisticados y el mensaje de que el desarrollo económico y de bienestar no tiene por qué venir acompañado de libertades y justicia independiente como demuestra la propia China, mensaje no desdeñado por el caudillismo africano con decorado democrático. Las inversiones chinas están creciendo espectacularmente en el norte de Africa, aunque también en Angola, Nigeria y varios países al otro lado, en Africa Oriental donde, en Djibutí, China ha establecido una base militar.
Esta presencia china está alterando los equilibrios geoestratégico regionales y alertando sobre las posibles consecuencias de esos cambios a la Unión Europea que ya asiste a un silenciado pero no exento de dureza choque entre los intereses de Francia y Estados Unidos países que quieren, mantener y reforzar el primero y expandir el segundo, sus intereses comerciales y políticos para mejor acceder a materiales estratégicos como el coltán, el uranio y los recursos energéticos africanos. Un acercamiento entre países europeos para tratar de encontrar, tarea muy complicada, cierta coordinación (con Francia a la cabeza) que era el objetivo buscado por la Cumbre de Barcelona, ha quedado aguado por las interferencias de la presencia de China en Africa, país al que miran países africanos que miraban más hacia Europa hasta ahora.