El Tíbet es una región situada al suroeste de la República Popular China, su líder, el Dalai Lama, elegido por los Dioses, es el dirigente de esta región.
Aunque esta región fue independiente, perteneció durante siglos a las dinastías chinas y, no fue hasta 1913, cuando esta región se declaró, unilateralmente, independiente de China. Poco después de la Guerra Civil China y la proclamación de la RPCh el 1 de Octubre de 1949, en 1950, Mao Zedong invadió esta región. El 23 de mayo de 1951 el PCCh y el gobierno del Tíbet firmaron el armisticio, “El acuerdo de los 17 puntos”, una paz injusta para los tibetanos que culmino con el exilio del Dalai Lama y con las protestas de 1959.
Desde entonces, se han sucedido protestas por todo el mundo en favor del Tíbet, con el lema “Free Tíbet” y personajes famosos como Richard Gere apoyan la causa. El Dalai Lama ha manifestado en repetidas ocasiones su interés, no por la cooperación entre China y el Tíbet, sino por la independencia, por considerar el acuerdo injusto y bajo coacción. Durante la década de los sesenta, la CIA ofreció ayuda al pueblo tibetano con armamento y entrenamiento militar, pero esta ayuda no se hizo en pro de esta región, sino para socavar a los gobiernos comunistas de la URSS y China en plena Guerra Fría.
El 15 de junio de 1988, en Estrasburgo, Francia, el Dalai Lama dio un discurso a los diputados del Parlamento Europeo, elogió a Europa por ser una región que había pasado de la enemistad a la fraternidad y abogó por la libertad de su región, independiente desde su nacimiento hace más de 2.000 años. Sucesivas reuniones y charlas ha dado el Dalai Lama en el Parlamento Europeo abogando por la libertad de su pueblo, pero la Unión Europea solo condenó el “asesinato de personas pacíficas” y llama al dialogo entre estas regiones. En el otro lado, China, ha llegado a poner como comparación al conflicto China-Tíbet, el conflicto que hay en España con Cataluña, una región española que también busca la independencia, y califican los movimientos pacíficos tibetanos como un arma para confundir a la opinión pública.
¿Por qué China quiere al Tíbet?
El Tíbet es una región que representa, aproximadamente, el 20% de todo el territorio de la República Popular China y, por si fuera poco, tiene recursos como Oro y Uranio, muy útil para el desarrollo nuclear.
El Tíbet es la región más alta del mundo y, en ella, se encuentra el Himalaya, una cordillera que comparten Bután, India, Nepal, Pakistán y China. En esta cordillera nacen los grandes ríos de Asia: el río Mekong, de más de 4.880 kilómetros, y que atraviesa China, Birmania, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam, alimenta a millones de personas en todos estos países ofreciendo más de 2 millones de toneladas métricas de pescado al año, es uno de los ríos con más biodiversidad del mundo y riega 54 millones de hectáreas en la cuenta del bajo Mekong; el río Yangtsé de más de 6.000 kilómetros o el río Amarillo (Hua He) de casi 5.500 kilómetros. Todos estos ríos nacen en la meseta tibetana y tener el control o la llave de este recurso hídrico puede ser crucial para controlar la región.
Durante los últimos años, el río Mekong ha sufrido sequias y bajadas del caudal y países como Tailandia y Laos acusan a China de almacenar grandes reservas de agua – por ejemplo, con la presa de Manwan o Xayaburi que provoca el desplazamiento de aldeas enteras – lo que hace que en las partes bajas del rio haya sequias que afectan a millones de personas dependientes de la pesca y agricultura. China, por otro lado, afirma que la estación lluviosa en la región de Yunnan ha sido cada vez menos intensa y se ha ofrecido a dar información sobre el caudal del rio, una información poco fiable según sus países vecinos. Pero este conflicto entre China y Tailandia, Camboya o Laos no es nuevo. Ya en 1957, se fundó el Comité del Mekong que fue sucedida por la Comisión del Rio Mekong en 1995 con el fin de coordinar el desarrollo de los recursos hídricos del río y la protección ambiental de todo el cauce, una comisión formada por Tailandia, Camboya, Laos y Vietnam y que, obviamente, no incluye a la República Popular China.
Además del control del agua, en esta región hay otros puntos conflictivos, entre los que podemos destacar: Arunachal-Pradesh, una zona en disputa entre los dos titanes de Asia, China e India, disputa que provocó algo más que palabras en 1987. Actualmente forma parte de India, pero Pekín lo considera como parte de la Región Autónoma del Tíbet; también se encuentra en conflicto Aksai-Chin, en Cachemira, una región perteneciente a la RPCh, zona de vital importancia estratégica para Pekín, que une Lhasa, capital del Tíbet, con Sinkiang, región de los Uigures; por último el paso de Nathu-La, zona de peregrinación que llevó a enfrentamientos militares entre ambos titanes en 1967.
Los conflictos del Himalaya se remontan al legado británico en 1947, un legado fronterizo que no dejo satisfecho ni a India ni a China que ha provocado guerras territoriales entre ambos países ya en 1962.
Mantener el control sobre el Tíbet se ha convertido en un objetivo vital para China, no solo es un punto clave geoestratégicamente por el control del agua (vital para la vida) y control de sus recursos, sino también, para mantener su hegemonía ante Pakistán e India.
Si el Tíbet logra su independencia, posiblemente, sería el inicio de una reacción en cadena, no solo Arunachal-Pradesh o Aksai-Chin, sino que también otras regiones como Hong-Kong podrían ver la luz al final del túnel y escapar de la dictadura de China.
Ángel Enriquez de Salamanca Ortiz es Doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Relaciones Internacionales en la Universidad San Pablo CEU de Madrid
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@angelenriquezs