Washington.- En el marco del aniversario de los 40 años de relaciones diplomáticas entre Taipéi y Washington, la Casa Blanca invitó a Bi-khim Hsiao -parlamentaria por cuarta vez a la Asamblea legislativa de Taiwán- a la capital estadounidense. 4Asia tuvo la oportunidad de conversar con ella sobre la situación actual de Taiwán y su futuro.
La política expansionista china es un hecho, la construcción de islas artificiales lo prueban, así como las bases militares que empiezan a tener fuera de la península china. Con el agravante de que Taiwán es una isla especialmente vulnerable y Beijing la considera parte de su territorio.
¿Cómo se prepara Taipéi para contrarrestar la política expansionista de China en la región y proteger su soberanía?
China está expandiéndose en múltiples niveles. Por supuesto que su influencia económica ha crecido mucho, pero junto con ello la influencia militar. Están moviéndose de un poder continental a un poder global con intereses alrededor del mundo y con un poder marítimo en crecimiento.
El establecimiento de bases militares en Yibuti y en otros lugares, son la clara indicación de cuáles son las pretensiones reales chinas. Las bases militares en sí no son el problema, el problema es que China es un país autoritario que está usando muchos caminos para destruir las democracias, convirtiendo país en dependientes económicos de Beijing hasta el punto en que la soberanía de estas naciones estás siendo comprometidas.
Todas estas operaciones tienen un impacto y van dejando clara su influencia alrededor del mundo. En el nuestro caso Taiwán, vemos un problema que necesitamos trabajarlo junto con otras democracias. Taiwán no puede hacerlo sólo. Necesitamos el apoyo de otros países democráticos.
La economía taiwanesa depende casi totalmente de intercambios internacionales, y sabe que su principal socio comercial es China.
¿Tiene previsto el Gobierno taiwanés diversificar su economía como mecanismo de supervivencia?
Efectivamente la mayoría de nuestras inversiones van a China, por lo que necesitamos diversificarnos. Para hacerlo, debemos firmar más acuerdos de intercambios con otras grandes economías, como Estados Unidos, Japón, la UE, y otros países del sureste asiático. Estamos en conversaciones para conseguirlo.
En el caso de la UE. ¿Ha articulado Taiwán alguna campaña internacional dirigida a los países miembros de la UE para acercarlos económicamente o incluso estratégicamente?
Sí, hemos tenido muchas conversaciones con países de la Unión Europea. El problema con el que nos encontramos es el lobby chino. Esa presión que ejercen los chinos acaba siendo la razón por la que los países europeos se resistan a tomar un paso adelante con Taiwán.
Estados Unidos ha sido siempre la nación que más comprometida ha estado con Taiwán y ha sido la más abierta y directa pidiendo a la comunidad internacional que se conviertan en aliados de Taipéi. Como lo ha sido Japón, y otros países han venido siendo más abiertos en apoyarnos.
Nosotros esperamos que los europeos, que comparten nuestros propios valores democráticos, así como el respeto por las normas internacionales y el orden económico, nos apoyen para así garantizar la supervivencia de Taiwán.
Las empresas chinas, como Huawei, han despertado gran inquietud y polémica en naciones democráticas, especialmente en los aliados de Washington, lo que incluye a la UE. Parece que poco a poco se ha ido entendiendo el riesgo que Huawei podría representar para la seguridad nacional.
¿Cuál es su opinión al respecto?
La UE tiene que tener mucho cuidado con Huawei. La tecnología china y su infraestructura para el paso de información es el camino rápido de infiltración china para obtener información valiosa, como espionaje comercial, y la incursión en sus democracias. Por lo tanto, yo les hago una llamada urgente a los europeos a ser muy cuidadosos de no dejar a los chinos tomar control de sus infraestructuras de información.
¿Cómo se está preparando Taipéi para frenar la incursión tecnológica china en Taiwán y su enorme capacidad económica?
Nosotros estamos ahora mismo trabajando en leyes que garanticen nuestra seguridad nacional y en las que se contempla evitar que estas empresas chinas operen en Taiwán y se hagan con el dominio de nuestras infraestructuras de información. Lo que se traduce en que nos decantaremos por otras compañías digitales.
Vivimos luchando para combatir la propaganda china en Taiwán. Beijing cree que no tenemos derecho a ser independientes. Nos tienen infiltrados en la política, los medios de comunicación y los social media. Intentan manipular nuestro sistema, pero Taiwán es el sistema democrático más abierto en la región, queremos ser un modelo para el Indo-Pacífico, pero la verdad es que necesitamos más apoyos para continuar lográndolo.