Home Asia INTERREGNUM: La ruptura China-Occidente. Fernando Delage

INTERREGNUM: La ruptura China-Occidente. Fernando Delage

por: 4ASIA
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La percepción occidental de China ha cambiado radicalmente en pocos años. La realidad de una República Popular más asertiva, que recurre a la coerción económica y la desinformación, y que no oculta su ambición de convertirse en una gran potencia militar, ha llevado al abandono de una política de acercamiento mantenida durante décadas, y basada en la convicción de que la interdependencia económica y un intercambio más estrecho entre sus respectivas sociedades conducirían gradualmente a una China más abierta y plural. Por el contrario, el sistema político se ha vuelto más represivo, la economía más intervencionista y la política exterior más beligerante, obligando a un giro en la estrategia occidental.

¿Cómo se ha pasado del entusiasmo por China como oportunidad económica y socio frente a los problemas globales a la preocupación por China como competidor y potencia rival? ¿Cuáles han sido las causas? ¿Ha sido Xi Jinping el principal responsable de esa evolución, o es la consecuencia inevitable de una China más poderosa? Aunque el comportamiento de Pekín en un número cada vez mayor de frentes hacía de la República Popular un desafío para los intereses y valores del mundo democrático, la crisis del Covid-19, primero, y el apoyo de Pekín a Moscú tras la invasión de Ucrania por esta última, después, sirvieron de señales definitiva de alarma.

La historia de esta ruptura es el objeto de un imprescindible libro de Andrew Small, investigador del German Marshall Fund. En No Limits: The Inside Story of China’s War with the West (Melville, 2022), Small describe con todo detalle por qué y cómo los gobiernos europeos y norteamericanos (sin olvidar a Japón y Australia) concluyeron que había que frenar los planes de dominio chino; un esfuerzo que requería ante todo una estrategia coordinada. Mediante su acceso a docenas de dirigentes políticos y expertos en distintos puntos del planeta, el autor reconstruye paso a paso el cambio de percepción occidental y la formación de su respuesta.

Dos ideas fundamentales inspiraron la reacción frente a China. La primera fue la apreciación de que economía y seguridad son indivisibles en el mundo contemporáneo. La competición con la República Popular es simultáneamente económica, tecnológica y militar, por lo que el recurso a sanciones comerciales convencionales es del todo insuficiente. En segundo lugar, se extendió la conclusión de que continuar permitiendo a China el libre acceso a sus mercados y a determinados sectores estratégicos, no haría sino facilitar su superioridad tecnológica en el futuro, dañando de manera irreversible la posición de Occidente en la economía global.

El análisis del plan “Made in China 2025” y la reflexión sobre las implicaciones estratégicas de la telefonía 5G son identificados por Small como los hechos decisivos que causaron el cambio de opinión sobre China entre las elites políticas y económicas occidentales. De repente, todo un abanico de áreas que nunca habían estado implicadas en relación con este país—normas de competencia, derecho a la privacidad, política industrial, supervisión de inversiones, etc—adquirieron una nueva dimensión. El 5G en particular planteaba riesgos de seguridad de un alcance mayor: la cesión de infraestructuras críticas a empresas chinas supondría una amenaza existencial a la soberanía tecnológica occidental, además de ser un instrumento a través del cual China podía imponer su concepción iliberal del orden social.

Con anécdotas reveladoras, y al ritmo de una novela de acción, Small describe cómo China dejó de ser un asunto importante para convertirse en una cuestión urgente. Después de discutir durante una larga década sobre la necesidad de reajustar la estrategia hacia China, la decisión finalmente se precipitó. La seguridad de las telecomunicaciones o la vulnerabilidad de las cadenas de suministro, entre otros riesgos, se vieron de otra manera al adquirirse una mejor comprensión de la dirección a la que Xi Jinping estaba conduciendo al país bajo su liderazgo. La gestión de la pandemia, originada en la ciudad de Wuhan, y el apoyo a Rusia tras invadir ésta Ucrania y atacar el orden de seguridad europeo, eliminaron cualquier duda que aún pudiera quedar. La confrontación se hizo inevitable.

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