Abrió su ponencia el exembajador en Tailandia, Juan Manuel López Nadal, clarificando que cuando usa el término “China” se refiere a la República Popular. “China es un régimen dictatorial de partido único”. Según el que también fuera Cónsul en Hong Kong, la prioridad del gobierno en todas las cuestiones es seguir en el poder a toda costa. Y como se busca esto, las “tres revoluciones de China” han buscado tres fuentes de legitimidad distinta: revolución, desarrollo económico y nacionalismo.
El elemento clave de la política exterior en la época de Mao fue el realismo de Zhou Enlai y sus cinco principios de coexistencia pacífica. En el clímax de esta época tuvieron lugar la Revolución Cultural y la reunión secreta con Kissinger que derivó en la visita de Nixon a Pekín y que causó el temor de la URSS.
Deng Xiaoping llevó a cabo una política exterior más definida. La resumió en sus famosos 24 caracteres, aunque bastan cuatro para captar la idea: 韬光养晦 taoguanyanhui, esto es, mantén un perfil bajo y espera tu momento. Deng hereda el legado de Zhou y lo adapta. En este periodo se normalizaron las relaciones con sus vecinos asiáticos: Se mejoraron las relaciones con India, Japón, la URSS, Indonesia y Singapur. También mejoró su imagen en Asia: creó la Organización para la Cooperación de Shanghai, y se acercó a la ASEAN. Sin embargo, desde el punto de vista del exembajador, en esta época hubo dos grandes tropiezos: El primero en la guerra de Indochina, cuando los vietnamitas invadieron Camboya después de la guerra de EEUU y China quiso dar una lección a Vietnam, pero estos les echaron de manera humillante. El segundo fue el “Incidente de Tiananmen” de 1989. Esto supuso un retroceso en sus relaciones exteriores.
Pese a este “segundo tropiezo”, de 1995 a 1998, China vivió su “edad de oro de la diplomacia” y se convirtió en el primer socio comercial de casi todos los países asiáticos. En 2002 firmó el tratado de libre comercio con la ASEAN y el documento de conducta del Mar de China Meridional. A Deng le siguieron un Jian Zemin muy pragmático y un primer Hu Jintao que siguió la misma línea. El cambio vendría en 2008-2010.
En 2007 entró como presunto sucesor y vicepresidente Xi Jinping. Seguramente su presencia tuvo que ver en el cambio. Los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008 coincidieron con la caída en bolsa de Lehman Brothers. Se resucitó el concepto de “Tian Xia” y comenzó una política exterior más asertiva. En 2009 fue la primera vez que barcos chinos hostigaron a un buque estadounidense en el Mar de la China Meridional y enviaron a la ONU una comunicación reivindicando la línea de 9 trazos. Este mismo año, en el acto del 60 aniversario de la República Popular, los soldados dieron 110 pasos por los 110 años de humillación nacional que sufrió el país por parte de las potencias occidentales. En 2010, en una cumbre de la ASEAN, el ahora Consejero de Estado Li Kequian no tuvo reparos en expresar este cambio en política exterior “China es grande y vosotros pequeños, acostumbraos”.
En 2012 llegó de facto Xi Jinping al poder y en 2017 cambió la Constitución para perpetuarse. ¿Como es esta nueva era?
En Asia el tema principal es el Mar de la China Meridional. En 2013, China empezó a construir islas artificiales y no ha parado de hacerlo. En la actualidad ocupa 8 formaciones. Las Spratly están ocupadas por China y reivindicadas por Vietnam, por ejemplo. Filipinas, por su parte, llevó a China al Tribunal de la Haya por incumplir la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar. El dictamen de 2016 acepta 14 de las 15 peticiones de Filipinas y declara ilegal la línea de 9 trazos pero China rechazó la jurisdicción. En general, China está militarizando la zona mientras la comunidad internacional, y en especial EEUU, no reconoce su soberanía en el territorio.
En 2013 Xi Jinping presentó el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, que cuenta con un presupuesto de 40-50 billones de dólares. Es una iniciativa económica y geopolítica con la que China busca ganar influencia y poder, pero ¿Es viable financieramente? Para el exembajador los ejemplos de Sri Lanka, Pakistán o Grecia, por nombrar algunos, ponen de manifiesto la trampa de la deuda. Con este último caso la UE “le ha visto las orejas al lobo”.
Para el diplomático, este “Caballo de Troya” es muy peligroso y cuestiona el papel que va a jugar China en la globalización. Un país que viola los derechos humanos en su interior y que ha intentado desvirtuar el Consejo de Derechos Humanos, un país que utiliza amenazas, sobornos e intimidación como herramientas de su soft power hasta transformarlo en sharp power. Con un EEUU cada vez más centrado en sí mismo, López Nadal se pregunta ¿Debemos sustituir la globalización americana por la china?