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Shock iraní

por: 4ASIA
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La muerte, en accidente de helicóptero del presidente de Irán, Ebrahim Raisí, y su ministro de Exteriores, Hossein Amir Abdollahian,  han provocado un seísmo político no sólo en Irán sino en toda la región, desde la frontera con Pakistán, al Cáucaso y al Mediterráneo. Irán, un país ubicado en el centro del Oriente Medio, potencia petrolífera, aspirante a potencia hegemónica regional, con reminiscencia de viejo imperio y líder del islamismo chií sin dejar de apoyar a cualquier grupo, al margen de su adscripción religiosa, que comparta su estrategia y su discurso antiisraelí y antioccidental, es una pieza clave en el tablero. No sólo juega en Gaza y en Líbano sino que aspira a influir en Asia Central donde compite con Turquía y asiste al gran juego chino-ruso.

Y la muerte del presidente Raisi ha destapado un avispero en la estructura de poder iraní que lleva años sometido a una lucha interna donde las tensiones anteriormente citadas desatadas por discrepancias estratégicas.

Raisi, clérigo de la facción más dura, antiguo máximo juez ha presido una etapa donde la represión y las ejecuciones han sido la realidad cotidiana en Irán. Además era, al parecer, el máximo aspirante a sustituir al líder supremo, Alí Jamenei, de 85 años. Una primera xpoder religioso del militar, no por diferencias teológicas ni sobre la revolución islamista sino por la gestión diaria de las políticas interior y exterior. Además, los ayatolás disponen de sus propias fuerzas armadas, la Guardia de la Revolución, que es la que vertebra las acciones internacionales, la presencia en Siria y Líbano junto a Hizbullah, la colaboración con Hamás y con los hutíes en Yemen y el ejército regular recela. En el equilibrio de esos roces, Raisi y su mano dura eran claves.

De momento, Alí Jameni ha nombrado sustituto de Raisi al vicepresidente Mohamed Mojber hasta la celebración de elecciones en cincuenta días. Mojber es también del ala dura pero, según los expertos, carec de la habilidad y la decisión de Raisi y perdería en la cerrera `por sustituir a Jamenei que podría estar pensando en su propio hijo, Moytaba Jamenei como sucesor convirtiendo la teocracia en hereditaria.

El enredo interno probablemente paralizará las acciones de Irán durante un tiempo aunque es de prever que se reactiven las movilizaciones juveniles contra el régimen por las dificultades económicas y es también probable que en Hizbullah y en Hamás lleve a reflexiones sobre el conflicto con Israel.

Pero hay que estar atento asimismo a las maniobras tras las bambalinas de Rusia y China. Hasta ahora es Moscú quien tiene mayor influencia sobre Teherán, a pesar de las enormes inversiones de China en el país y la mejora de sus relaciones con los ayatolás, pero Irán va a ser un test en la fluída y explosiva situación regional.

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