Estados Unidos ha sido el gran impulsor del desarrollo de Internet, creando una plataforma global que ha potenciado el desarrollo de la economía mundial del siglo XXI. En las últimas décadas, Silicon Valley ha sido el corazón tecnológico por excelencia desde donde han crecido y se han expandido grandes startups como Apple, Google, Facebook y Amazon, con usuarios distribuidos por todo el mundo. Una hegemonía que ha propiciado la creación de un ecosistema tecnológico al que Europa se ha adherido ante la imposibilidad de crear uno propio donde startups europeas compitan con las americanas. Dependencia de la que China sí ha conseguido desligarse iniciando su propia revolución digital.
Existen cuestiones que equiparan el potencial de Europa con Estados Unidos y China. Una de ellas es la economía de la Unión Europea que asciende a 17 billones de dólares, comparable en tamaño a la de Estados Unidos y China. El talento no parece ser tampoco un problema, ya que Europa dispone de grandes profesionales y conglomerados de empresas de relevancia internacional. Entonces, ¿qué ha hecho China que podría imitar Europa?
Financiación, financiación y más financiación. Primera medida que debería adoptar Europa para no quedar lastrada tecnológicamente por detrás de Estados Unidos y China. En 2017, las empresas tecnológicas americanas lideraban la inversión procedente de capital riesgo con 84.000 millones de dólares, las chinas reunían 59.000 millones de dólares, mientras las europeas apenas alcanzaban los 17.000 millones de dólares, según el World Economic Forum. De esa inversión, estos líderes digitales mundiales. Estados Unidos lidera desde décadas la clasificación mundial de empresas en Internet, reuniendo en el Top 20 de 2017 hasta 11 empresas americanas, siendo las 9 restantes chinas, y ninguna europea. Una progresión exponencial que contrasta con la clasificación de 2014 cuando solamente 2 empresas procedían de China (Tencent y Baidu) y el resto eran americanas, movimiento que muestra una tendencia de que a los unicornios les gusta China.
Impulsar el espíritu emprendedor en Europa sería la segunda gran medida. El valor de mercado conjunto de las dos startups europeas más destacables, la sueca Spotify y la alemana Zalando, apenas alcanza los 42.000 millones de dólares, muy lejos del valor de Alibaba de 480.000 millones de dólares y de Facebook, que alcanzan los 550.000 millones de dólares. La falta de una visión unificada de la Unión Europea frente a los desafíos globales tiende a ser un lastre para que las startups europeas compitan globalmente. A pesar de que la población europea tiene una dimensión similar a la estadounidense, tanto Spotify como Zalando centran sus ventas en sus mercados locales principalmente. En el caso de China, los titanes tecnológicos conocidos como BAT (Baidu, Alibaba y Tencent), han sido pioneros en generar un ecosistema paralelo a Facebook, Google y Amazon, impulsando la economía digital de China y el e-commerce mundial. Compañías que no solamente compiten a nivel nacional, sino que extienden sus operaciones globalmente, en muchos casos favorecidas por el despliegue de la nueva Ruta de la Seda por Asia Central y el Sudeste Asiático, países en los que está creciendo la influencia económica de China.
La tercera gran clave es la cultura del mentoring a las startups. Estados Unidos ha sido pionero en crear un entorno como Silicon Valley donde se prioriza el apoyo al talento y el consejo de grandes emprendedores tecnológicos. Experiencia que ha adoptado China para impulsar que sus ciudades compitan en innovación con las startups de la Bahía de San Francisco, iniciando la senda de la independencia tecnológica de las grandes potencias. La innovación está recogida como una de las grandes prioridades de Xi Jinping en el XIII Plan Quinquenal (2016-2020), desde donde se promueve que China se posicione como líder mundial en inteligencia artificial en la próxima década, además de impulsar grandes iniciativas como el Made in China 2025 y Healthy China 2030 que potencian la innovación en la industria china. A pesar de que Europa es referente en temas de B2B, Internet of Things (IoT) e inteligencia artificial, y figura entre los grandes fabricantes en varios sectores, carece de una legislación única que permita evolucionar un mercado europeo único donde germinen centros de innovación mundiales al estilo de Silicon Valley. De hecho, de los 69 unicornios existentes en Europa, la mayoría se afincan en el Reino Unido, próximo a la finalizar las negociaciones del Brexit que situarían a este grupo de empresas vanguardistas fuera de Europa. Una reflexión que debe abordar Europa para no perder el tren tecnológico que le sitúe en los vagones de cola entre las grandes potencias. (Foto: Ajmain Fayek Swapnil, Flickr.com)