Home Asia THE ASIAN DOOR: El pivot to China de Oriente Medio. Águeda Parra

THE ASIAN DOOR: El pivot to China de Oriente Medio. Águeda Parra

por: 4ASIA
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Los escenarios sobre los que ha venido actuando la rivalidad entre Estados Unidos y China en el tablero geopolítico global se han ido moviendo en los últimos meses, cambiando de geografía y de temática, a la vez que han ido aflorando las distintas sensibilidades de los países en su relación con las estrategias de política exterior de Washington y Pekín. Acaba el año, y la visita de Xi Jinping a Arabia Saudita marca la diferencia entre la espléndida bienvenida ofrecida al presidente chino y la menos cálida recepción a Joe Biden. El petróleo es la principal base de sus relaciones, pero las bazas geopolíticas de Washington y Pekín parecen inclinarse a favor del gigante asiático.

Tras una tensión mantenida durante meses en las aguas del Mar del Sur de China en cuanto a la cuestión de Taiwán, el vórtice geopolítico pasaba después al Pacífico donde, tras el acuerdo de seguridad firmado entre China y las islas Salomón, Washington ponía de nuevo el foco en la región tras tres décadas de ausencia estadounidense, firmando un acuerdo de carácter económico con las islas del Pacífico que le permitía a Washington fortalecer su posicionamiento en la región. Tras Taiwán y el Pacífico, Oriente Medio está haciendo aflorar un nuevo entorno de rivalidad geopolítica entre Washington y Pekín que irá tomando un protagonismo aún mayor en los próximos años.

Tras conseguir Pekín mantener el equilibrio geopolítico entre países que son rivales en la región sin posicionarse sobre cuestiones que podrían hacer aflorar susceptibilidades varias, la visita de Xi Jinping a Oriente Medio ha mostrado un espacio de diálogo con China mucho más abierto y de cooperación que el que mantienen con Washington. De hecho, ninguno de los países de la región quiere ser parte de un juego de suma cero que les obligue a posicionarse entre las grandes potencias, pero los acuerdos de cooperación cerrados entre China y Arabia Saudita, la buena sintonía mantenida en la Cumbre China-Estados Árabes y en la conferencia con el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCG) acerca más el mundo árabe hacia Oriente que hacia Occidente.

Considerado por Xi Jinping como ”viaje pionero” para “abrir una nueva era en las relaciones de China con el mundo árabe, los países árabes del Golfo y Arabia Saudita”, la visita ha permitido a Pekín cerrar hasta 34 acuerdos de inversión. Aunque el petróleo es la base más importante de sus relaciones, Arabia Saudita es el principal proveedor de petróleo de China, la diversificación económica ha marcado el tono de la visita, ampliando la colaboración a un marco más variado de sectores que incluyen proyectos en energía verde, tecnología de la información, servicios de cloud, transporte y construcción, por un valor que asciende a unos 30.000 millones de dólares.

En el despliegue de la nueva Ruta de la Seda, Arabia Saudita ha sido la gran protagonista de las inversiones chinas durante el primer semestre del 2022, principalmente en proyectos de renovables. Una cooperación que ahora también se extenderá al entorno digital con el acuerdo firmado con Huawei para desarrollar la red 5G, los servicios cloud y la construcción de complejos de alta tecnología en las ciudades del país, expandiendo así la nueva Ruta de la Seda en su dimensión digital, incluyendo el impulso del yuan en las transacciones comerciales.

El fortalecimiento de las relaciones entre Pekín y Riad se produce ante una importante dinámica de cambio geopolítica, con los mercados energéticos bajo una continua incertidumbre ante el tope a la venta de petróleo ruso impuesto por la Unión Europea y un debilitamiento del posicionamiento de Washington en la región que deja espacio para una mayor expansión de influencia diplomática por parte de Pekín. Sin embargo, el espacio cedido por Washington como garante de seguridad en la región no parece figurar entre las prioridades de política exterior de China.

En definitiva, la preocupación de Washington por el pivot hacia China de los países árabes hace que parte del foco de interés del tablero geopolítico regrese de nuevo a Oriente Medio, distrayendo a Estados Unidos del Pacífico, su verdadero objetivo estratégico de la década. No obstante, el fortalecimiento de las relaciones entre China y los países árabes podría atravesar su punto de inflexión si las rivalidades regionales y el desarrollo del programa nuclear de Irán conllevara que Pekín tuviera que posicionarse como mediador en la región.

 

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