Convertirse en el único país que recibe el mismo año a los dirigentes de las dos principales potencias del mundo sitúa a Vietnam, indudablemente, en el grupo de economías estratégicas para los objetivos tanto de Washington como de Pekín. Convergen en ambos casos los intereses de seguridad y defensa en el Indo-Pacífico, con especial foco en Taiwán, el impacto del nearshoring en las cadenas de suministro globales y el papel de Vietnam en las reservas mundiales de tierras raras, En definitiva, el diseño de un nuevo modelo de globalización y de equilibrio de poder global en la gobernanza mundial en el que Vietnam tendrá una participación destacada.
La visita de Biden ha consolidado la transformación de las relaciones entre Estados Unidos y Vietnam en la última década, mientras que el reciente viaje de Xi, apenas tres meses después del presidente norteamericano, constata la urgencia de Pekín por actualizar los términos de su relación con el país vecino tras seis años desde su último viaje, siendo la cuarta visita al extranjero de Xi en 2023 tras Rusia, Sudáfrica y Estados Unidos. Ambos países comparten ideología, y hasta el momento es el principal socio comercial y de inversión de Vietnam, pero el escenario de rivalidad de China con Estados Unidos está propiciando una geopolítica en transición en la región, a lo que se suma el impacto geoestratégico que tiene el volumen de reservas de tierras raras que alberga Vietnam, las segundas mayores del mundo por detrás de China.
La proactividad de Vietnam para reforzar sus vínculos con varios de los principales actores globales ha tenido a Estados Unidos como principal exponente de su renovada política exterior, elevando la relación con Washington a la de asociación estratégica integral durante la visita de Biden en septiembre, situándose al mismo nivel que la que mantiene con China, además de con Rusia, India y Corea del Sur. En esta histórica visita, Washington y Hanoi acordaban reforzar sus vínculos de cooperación militar, económicos y tecnológicos, principalmente en la producción de semiconductores.
El mismo paso se producía en noviembre con el viaje del presidente de Vietnam Vo Van Thuong a Japón, elevando la relación a asociación estratégica integral durante la visita en la que se conmemoraban los 50 años de relaciones bilaterales. y en la que además se anunciaba un refuerzo de la colaboración en temas de seguridad en el Mar del Sur de China. Una activa redefinición de la política exterior de Vietnam que sumará próximamente a Australia a la lista de países con los que mantiene una asociación estratégica integral.
La visita de Xi a Hanoi se produce, por tanto, tras reforzar Vietnam la denominada diplomacia de enfoque omnidireccional, con la que Hanoi despliega mayores vínculos económicos y de apoyo en cuestiones de seguridad ante el creciente escenario de rivalidad entre Estados Unidos y China, mientras sigue manteniendo la relación con el gigante asiático en una posición preferente. De ahí el paso dado por Vietnam de apoyar en esta ocasión la iniciativa china de construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad, que difiere en la traducción de la versión original que hace referencia a una comunidad de destino común, ahondando así en una política de garantía con China que prioriza la relación con Pekín sin renunciar a mejorar las relaciones con otros países.
Con el propósito de reforzar sus vínculos, la visita de Xi se cerró con la firma de 36 acuerdos de colaboración, de los 45 originalmente propuestos. Una posición cauta por parte de Vietnam que espera mejorar las comunicaciones férreas que unen ambos países, pero que mantendrá las estrictas reglas de exportación de tierras raras mientras busca desarrollar su propia tecnología de procesado. Una muestra de la estrategia seguida por Vietnam de priorizar los intereses nacionales frente a los proyectos estratégicos.