Washington.- Una vez más, el debate en Washington se centra en la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Cuando parecía que había acuerdos más o menos aceptados por ambas partes, desde la cuenta de Twitter de Trump nos llegaban otras noticias. Y el viernes 3 de mayo amaneció con tarifas del 25%, y, como corresponde, los mercados sufrieron el impacto de la noticia respondiendo con volatilidad, y los ánimos se han caldeado nuevamente.
Parece que deberíamos habernos acostumbrado a que Trump cambie de opinión, o más bien a que haga uso del factor sorpresa debido a su convicción de que esa es la mejor manera de hacer negocios. Aunque eso quedó objetado en un artículo publicado por el New York Times -la semana pasada-, que sostiene que el inquilino de la Casa Blanca es un mal hombre de negocios, que su éxito ha sido la pérdida de millones de dólares de la fortuna que le dejó su padre y por ello ha podido evadir impuestos durante décadas. Seguramente esa es la razón por lo que se ha cuidado tanto de que sus declaraciones de la renta no se hicieran públicas ni durante la campaña electoral ni como presidente. Pues la razón que lo catapultó en las urnas fue precisamente su aparente éxito económico, y que esa experiencia fuera aplicada al Estado y pudiera ser copiada por los ciudadanos.
El año pasado alrededor de esta misma época estábamos analizando el impacto de las tarifas y los efectos de esa supuesta guerra comercial que tanto invoca Trump, pero en 2018 el centro estuvo en las tarifas arancelarias del aluminio, paneles solares y acero. Y, de acuerdo a los expertos, los estadounidenses ya están pagando impuestos por esos materiales en su día a día. Pero no es un desembolso obvio que tenga un impacto directo en sus presupuestos.
Un año más tarde la discusión se centra en productos elaborados en China, como teléfonos móviles, tabletas, dispositivos inteligentes o pulseras de deporte, ordenadores, televisores, juguetes, zapatillas deportivas de primera línea -como Nike-, prendas de ropa, entre muchos otros artículos que se consumen masivamente a diario. Y, de acuerdo con la CNN, si estos aranceles entran en vigor el impacto para una familia media de cuatro personas en los Estados Unidos podría representar cerca de 800 dólares más de gasto al año.
Los delegados de Beijing se despidieron con apretones de manos típicos de los representantes de Trump y se retiraron de Washington sin ningún acuerdo. 4Asia consultó la opinión de Eric Johnson, periodista especializado en intercambios comerciales, tecnología y logística, quien acumula muchos años de experiencia en el sector privado de intercambios internacionales. “La política comercial de Trump está causando estragos entre los importadores que gestionan las cadenas de suministro globales porque no pueden cambiar los centros de producción baratos. Cuando existen amenazas en imposición de tarifas, se obliga al sector a crear planes de contingencia, que incluyen transporte de carga, lugares de producción, adquisición de materias primas en esos sitios donde se produce”.
Johnson no cree que el presidente o la mayoría de los estadounidenses comprendan lo bien sintonizadas que están realmente estas cadenas de suministro en la práctica y cuán vulnerables son a los cambios, y más cuando se agregan tantos aranceles al producto final.
El experto afirma que los importadores están acostumbrado a cierto nivel de caos, ya sea una huelga en un puerto, un fenómeno natural, o la desaceleración de la demanda mundial de bienes. Pero, sostiene, la mayoría percibe estas tarifas como punitivas para ellos y sus consumidores, y, peor aún, no creen que lograrán el objetivo declarado por la Administración Trump de reconstruir la base de fabricación en los Estados Unidos.
En opinión de Jonhson, el aumento de los aranceles del viernes 3 es una señal de que las negociaciones fueron un pretexto para los aranceles, en lugar de que los aranceles sean una amenaza para obligar a China a sentarse en la mesa de negociación. Sin embargo, insiste, esto no debería absolver a China de su responsabilidad en este caos. Beijing ha actuado como una economía desarrollada durante una década, pero usando el disfraz de subdesarrollada, mientras ha subsidiado injustamente a sus propios sectores en detrimento de otros mercados.
Johnson afirma que Trump abandonó lo que habría sido un baluarte eficaz contra el desprecio de China por las prácticas de comercio justo cuando sacó a los Estados Unidos del TPP, a principios de su mandato. Desde entonces, ha alienado sistemáticamente a nuestros socios comerciales y aliados económicos.
Concluye: “Apostaría a que la mayoría de nuestros aliados están esperando los resultados de noviembre de 2020, para ver si tendrán que lidiar con Trump durante cuatro años más, o si por el contrario podrán tener una contraparte más razonable para negociar en la mesa”. (Foto: Stefan Schinning)