El mundo lleva más de un año lidiando con el Covid-19. El 12 de enero de 2020 Beijing confirmaba su primera víctima por Covid-19 y días más tarde decretaba cuarentena en Wuhan, epicentro del brote, mientras China negaba que había habido víctimas a finales del año 2019, eliminó toda evidencia de las redes sociales y persiguió a los periodistas y sanitarios que habían publicado evidencias sobre la aparición del virus en las primeras semanas. Todos estos elementos levantaban inquietud y desconfianza en los primeros meses de 2020. La respuesta de Beijing era de contraataque con teorías conspirativas del virus y alimentar la idea de que el virus fue exportado desde otro país y que ellos eran víctimas y no encubridores del mismo.
Un año marcado de principio a fin por la pandemia que, a pesar de tantos aspectos negativos, ha conseguido un avance sin precedentes en la creación de vacunas en tiempo récord. La innovación sin precedentes que en sí misma es este desarrollo, pues las vacunas de Pfizer y Moderna han sido desarrolladas utilizando una tecnología mensajera que transmite el código genético a las células, una receta para producir la proteína del virus. Estas proteínas fueron creadas con instructivos que activan el sistema inmunológico, enseñándole a ver la proteína del SARS como extraña y a desarrollar anticuerpos y otras armas inmunitarias con las que combatir el virus, según los expertos. Toda una revolución científica en la materia.
Con estadísticas de contagio en el mundo por encima de los 100 millones de personas y los más de 2.4 millones de víctimas fatales en el mundo -de acuerdo con John Hopkins- el gobierno chino sigue sosteniendo sus teorías sin mayores fundamentos.
La OMS envió a finales de enero a un grupo de expertos a estudiar in situ el origen del Covid-19 y tratar de esclarecer todas las interrogantes que han surgido sobre el origen del virus. Durante la visita a Wuhan se visitaron hospitales, laboratorios y mercados, incluido el mercado de Hunan de frutos del mar en el que se sabe se vendían animales exóticos de todo tipo, incluidos aquellos prohibidos por razones sanitarias, y el Instituto de virología y el centro de control de enfermedades de Wuhan.
Fue una visita curiosa pues desde el comienzo se manejó con mucho secretismo, lo que originó que los periodistas se mantuvieran persiguiendo a los delegados para poder determinar sobre la marcha a donde se estaban desplazando y que lugares estaban visitando. Muchos corresponsales tuvieron que permanecer toda la noche en las afuera del hotel donde estuvo alojada la delegación para poder seguirlos en cuanto salieran por la mañana. Otra peculiaridad es que no se permitió acceso a la prensa durante los 12 días de visitas a ningún sitio, por lo que las imágenes que hemos podido ver son fruto de la inventiva y la creatividad de los fotógrafos, que valga decir fueron hostigados por la policía china allá donde llegaban y persuadidos a abandonar la cobertura.
Sólo hubo una rueda de prensa oficial que tuvo lugar final de la gira, en ella el jefe de la delegación, el Dr. Peter Ben Embarek, indicó que los hallazgos apuntan a que es extremadamente improbable la teoría de que el patógeno saliera de un laboratorio de Wuhan, mientras corroboraban la hipótesis del paso del virus de un animal al ser humano a través de una segunda especie como la teoría más probable. También dio como probable que el primer animal haya sido un murciélago, pero admitió no saber cual pudo haber sido el segundo animal en la cadena.
El New York Time informaba de que los investigadores dijeron que los desacuerdos sobre los registros de pacientes eran tan tensos entre los científicos de la delegación y los chinos que a veces acabaron a gritos. El hecho es crítico para avanzar en una investigación científica. “Los funcionarios chinos instaron al equipo de la OMS a aceptar la narrativa del gobierno chino sobre el origen del virus incluida la teoría de que el virus llegó a China desde el extranjero, pero a esto los representantes respondieron que se abstendrían de emitir juicios sin datos”.
Si tomamos como referencia que se tardó más de diez años en encontrar los orígenes del SARS, o que el Ébola fue detectado en la década de los setenta y aún se desconoce el origen, es muy probable que nunca se sepa exactamente como se originó el Covid-19, en especial si su origen efectivamente fue en China, y las propias autoridades locales no han compartido la información inicial de manera trasparente.
Por su parte, los Estados Unidos, bajo la nueva Administración Biden, están concentrando grandes esfuerzos en el plan de vacunación masiva y en asegurar medidas y protocolos de carácter obligatorio, que a pesar de sorprender después de estar en esta situación por tanto tiempo, en este país cada Estado junto con sus autoridades ha ido determinando qué hacer y cómo manejar la pandemia de manera independiente del gobierno federal. Aparentemente los servicios de inteligencia tienen información que culpa a China de haber bloqueado información sobre el virus, pero la Administración Biden ha decidido evitar confrontación de momento hasta ver cómo se establecen las relaciones bilaterales.
Mientras tanto Beijing ha afirmado tener su propio plan de vacunación del que no sabemos muchos detalles, aunque se haga gala de éste. Pero lo que si sabe es que han planificado milimétricamente en convertirse en los salvadores de los países más pequeños, especialmente de sus vecinos.
Durante los últimos meses de 2020 y lo que va de este año, el ministro de exteriores chino -Wang Yi- se ha dedicado a visitar cada país del sureste asiático con la excepción de Vietnam. Todos esos viajes se llevaron a cabo durante los días de mayor enredo y conmoción política que ha vivido Estados Unidos en su historia reciente. Mientras en Washington se navegaban las turbias aguas post elecciones Wang era recibido en cada una de estas naciones con la esperanza de poder recibir ayuda que permita a estas naciones a hacer frente a la crisis del Covid-19, sobre todo con la imperiosa necesidad de obtener vacunas. China astutamente ha respondido a ese llamado enviando a su ministro de exteriores para desarrollar una diplomacia de vacunas en la región ante la ausencia de Washington.
Ha pasado más de un año de esta trágica situación que ha obligado al mundo entero a ajustar sus modos de vida a la nueva realidad, que ha interrumpido la economía mundial y que mantiene en incertidumbre a los gobiernos del mundo intentando ejecutar medidas paliativas mientras los esfuerzos por conseguir las vacunas van ganando mayor apoyo. Todo parece indicar que en el país que consiga inmunizar al menos el 80% de su población podrá ganarle la batalla a la pandemia, no porque consiguió pasar la pandemia sin muchas víctima sino porque esos serán los países que podrán continuar mirando hacia adelante, priorizando sus economías, reactivando mucho de sus sectores, y digo muchos porque hay sectores como el turísticos por mucho tiempo seguirán afectados, pues la libertad de movimiento continuará limitada hasta que el Covid-19 sea una de las enfermedades totalmente controladas y su vacuna sea parte rutinaria de la inmunización de la población del mundo.