El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está decidido a mantener posturas duras contra China a la vez que quiere dar la sensación de que, a diferencia de Donald Trump, tiene abierta la vía del diálogo para intentar llegar a acuerdos que desactiven el riesgo de un conflicto mayor y de incalculables consecuencias.
De ahí, el reciente encuentro virtual con el presidente Xi en el que ambos han presentado su propio memorial de agravios sin que, por el momento, se vislumbre acuerdo alguno más allá de las palabras que hablan de la voluntad de evitar el temido gran enfrentamiento. Desde la Casa Blanca se ha sostenido que «sabemos que, como líder global responsable, es importante para Estados Unidos mantener abiertos los canales de comunicación”, y añadieron que «el presidente también dejará claro que queremos construir salvaguardas comunes para evitar errores de cálculo o malentendidos», agregando que no se esperan grandes resultados de la cumbre.
Por parte estadounidense, la agenda contiene, como condiciones para seguir con el diálogo, la defensa de Taiwán y la voluntad de mantener abierto el estrecho que separa a la isla de la China continental, la exigencias de que China respete la leyes de la libertad de comercio y que cesen las violaciones de derechos humanos en China, específicamente las que afectan a los musulmanes uigures y a los tibetanos. Por parte China, ya antes de la reunión señalaron que conseguirían la integración de Taiwán. “en la patria china, cueste lo que cueste”. Y respecto a las otras cuestiones, Pekín sitúa en Estados Unidos las prácticas ilícitas contra la economía china y acusa a Occidente de mentir sobre la violación de derechos humanos.
Pekín afirma que «China y Estados Unidos deben respetarse mutuamente, coexistir en paz, cooperar, gestionar de manera apropiada los asuntos internos y asumir sus responsabilidades internacionales» .
Así están las cosas mientras China aumenta la presión militar sobre Taiwán sobrevolando una y otra vez su espacio aéreo y haciendo visible a sus fuerzas navales en las cercanías y Estados Unidos refuerza sus propias fuerzas navales en la región en coordinación con Australia y Reino Unido.
Según informa el corresponsal del diario ABC en China, Pablo Díez, “a pesar de sus numerosas diferencias, Xi Jinping ha recordado que las dos economías más importantes el mundo y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, China y EE.UU., necesitan fortalecer la comunicación y la cooperación, abordar bien sus respectivos asuntos domésticos y asumir sus responsabilidades internacionales, trabajando juntos para promover la noble causa de la paz y el desarrollo de la humanidad». A tenor de una transcripción de sus declaraciones iniciales difundida por el Ministerio de Exteriores de China, se ha mostrado preparado para trabajar con Biden «con el fin de construir el consenso y dar pasos decididos para que las relaciones bilaterales avancen en una dirección positiva”.