INTERREGNUM: Abe en Gujarat. Fernando Delage

El pasado 14 de septiembre, el primer ministro indio, Narendra Modi, recibió a su homólogo japonés, Shinzo Abe, en Ahmedabad—en su estado natal de Gujarat—, en una nueva cumbre bilateral que tenía por objeto fijar la “dirección futura” de las relaciones entre India y Japón.

En el marco de la “asociación global” que ambos países constituyeron en el año 2000, Modi y Abe firmaron hasta 15 acuerdos y continuaron ampliando una agenda que refleja la creciente convergencia económica y estratégica entre las dos grandes democracias asiáticas. Japón necesita reactivar el crecimiento en el contexto de una sociedad que envejece con rapidez, mientras que India busca atraer capital y tecnologías del exterior para desarrollar el sector industrial que permitirá crear empleo e impulsar un desarrollo sostenido y de calidad. La inversión japonesa en India ha aumentado de 2.600 millones de dólares en 2015-2016 a 4.700 millones de dólares el último año fiscal. Sus inversiones acumuladas ascienden a 26.000 millones de dólares, lo que supone el ocho por cien del total recibido por India desde el año 2000. Las infraestructuras son objetivo prioritario y, de manera simbólica, los dos primeros ministros inauguraron las obras del primer tren de velocidad del país, entre Ahmedabad y Mumbai.

Abe y Modi lanzaron asimismo una nueva iniciativa diseñada como alternativa a la Ruta de la Seda de Pekín: el Corredor de Crecimiento Asia-África (AAGC en sus siglas en inglés). India puede convertirse en una útil plataforma de proyección de las empresas japonesas hacia el Golfo Pérsico y el continente africano. Tokio aportará 200.000 millones de dólares a este proyecto de cooperación entre dos continentes mediante el desarrollo de infraestructuras de calidad, conectividad institucional e intercambio entre sociedades, para equilibrar la influencia económica y diplomática china.

La República Popular es también el principal factor de la convergencia entre Delhi y Tokio en cuestiones de seguridad y defensa. Días antes de la cumbre, los ministros de Defensa de ambos países discutieron en su reunión anual sobre la coproducción de equipos militares, tecnologías de doble uso o la posibilidad de adquisición por India del avión US-2 japonés. Tras la entrada en vigor, en julio, del acuerdo nuclear civil firmado durante la visita de Modi a Tokio el pasado mes de noviembre, también se ha facilitado la exportación de tecnología japonesa a India.

El encuentro se ha celebrado en un entorno regional marcado por los ensayos nucleares y balísticos norcoreanos, las tensiones en la periferia marítima china, o el reciente choque en Doklam, donde coinciden las fronteras de India, China y Bután. También por la profunda incertidumbre que se vive en la región sobre la política exterior de Estados Unidos bajo la administración Trump. El escenario de seguridad asiático vive un momento de enorme fluidez y avanza hacia la construcción de un nuevo orden. La cada vez más estrecha relación entre India y Japón será uno de sus elementos característicos.