En el marco de la celebración de los setenta años de relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Corea del Sur, el think thank CSIS (Center for Strategic and International Studies) con base en Washington organizó su Foro anual de alto nivel en el que especialistas de ambos lados del Pacifico analizaron lo que han sido estás relaciones y el futuro de las mismas. El foro se llevó a cabo a principios de esta semana y analizó la evolución de las relaciones entre Washington y Seúl paralelo con los retos que se encuentran ambos países y la región.
“Durante los últimos setenta años, los fuertes vínculos que se han construido entre los Estados Unidos y la República de Corea han resultado en innumerables beneficios económicos, diplomáticos y estratégicos para nuestras dos naciones” fueron las palabras del Senador estadounidense Chris Van Hollen quien ha sido uno de los grandes partidarios de una estrecha relación con Seúl y quién, además, ha dedicado en parte su carrera política a defenderla.
El Senador Van Hollen introdujo en abril una resolución bipartidista ante el Senado que reconoce el 70 aniversario del tratado de Defensa Mutua entre ambas naciones que tal y como reza el documento reafirma la alianza bilateral como eje de la seguridad y prosperidad en la región del Indo-Pacífico.
Varios de los expertos, tanto estadounidenses como surcoreanos, coincidieron en que los políticos tienen que buscar puntos en común para involucrar a la sociedad civil y hacerles ver la importancia de mantener una fuerte cercanía entre las naciones. Sobre todo en Seúl, donde no siempre los partidos políticos coinciden en el nivel de profundidad que deben presidir dichas relaciones.
Él secretario de Estado, Antony Blinken, abrió el foro asegurando que la Administración Biden ha fortalecido todos los aspectos de la asociación con Corea del Sur, empezando con la seguridad. “Si nos remontamos siete décadas atrás, nuestras dos naciones se unieron en una alianza forjada con sangre, un pacto sellado por el sacrificio compartido de miles de nuestros miembros que lucharon juntos y murieron juntos para defender a Corea, la libertad y la democracia”.
Blinken aseguró que la histórica cumbre de Camp David realmente marcó el comienzo de una nueva era en la cooperación trilateral entre Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, mientras reconoció la valentía del presidente Yoon y del primer ministro Kishida quienes están abordando aspectos delicados y sacando adelante una agenda ambiciosa y positiva para todos.
En este sentido, a Christ Johnstone, experto en el Indo-Pacífico, y que ha sido asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca en dos ocasiones, le preocupa lo que serán los resultados de las elecciones de abril en Corea del Sur, pues de haber un cambio político podría cambiar la prioridad del gobierno actual. Mientras, admite que la guerra de Ucrania fue un catalizador de cambios históricos en las políticas de defensa y seguridad de Japón.
Un elemento en el que coincidieron muchos de los expertos fue que los políticos deben buscar punto en común para involucrar a la sociedad civil, explicar que unas relaciones bilaterales o trilaterales profundas benefician los intercambios económicos, culturales y en general a todos los niveles de cooperación.
Lee Jaemin, profesor de la Universidad de Seúl, explicó que es crítico que se explique a la sociedad civil que a pesar de las diferencias históricas entre Japón y Corea del Sur la cooperación es necesaria sobre todo considerando un escenario de invasión de Taiwán. Y las respuestas chinas a estas alianzas incomodan al ciudadano de a pie.
Lim Eunjung, profesora de la Universidad Nacional de Kongju (Corea del Sur), hizo una reflexión sobre las relaciones entre Tokio, Seúl y Washington y la necesidad de que lleguen a institucionalizarse a través de normativa sobre la cadena de suministro y acceso a tecnología. Así como afirmó que debe haber más que beneficios políticos tangibles para los electores nacionales.
La dinámica del Indo-Pacifico ha cambiado radicalmente en los últimos siete u ocho años en los que él temor de que China invada Taiwán se ha hecho más patente y por tanto la preocupación de que China tenga mayor control en la región. Por lo que el debate gira alrededor de Taiwán bien sea en el tema económico, político o de seguridad.
Ahora bien, la visita de Kim Jong-un a Rusia ha trastornado el tablero regional y abierto otros escenarios que no se contemplaban como inmediatos, esa es la opinión de Victor Cha, ex asesor de seguridad nacional y probablemente unos de los expertos en Corea más respetados en Washington.
Cha teme que Putin podría enviar tecnología nuclear a Kim dando la impresión de que es combustible y si eso sucediera Pyongyang podría entonces desarrollar con gran facilidad armas nucleares de gran alcance. Mientras, admite que para Xi Jinping está nueva cercanía entre Rusia y Corea del Norte es incomoda y preocupante.
A Sue Mi-Terri, ex CIA y experta en la península coreana, le preocupa mucho lo que puede salir de la cercanía entre Putin y Kim, aunque predice que Pyongyang en su habitual comportamiento buscará negociar con Occidente de nuevo, porque lo necesitan. Mientras, afirmó que Beijing tiene que estar muy incómodo con que Kim y Putin estén jugando a ser amigos.
Para los expertos en ambos lados del Pacifico los setenta años de relación entre la República de Corea y Estados Unidos se resumen en las palabras del senador Van Hollen “en un innumerable beneficio económico, diplomático y estratégico para ambos. Celebran valores comunes y él progreso que se ha logrado la asociación que sirve como eje para la paz y la prosperidad en la región”.
Y dadas las circunstancias, la vía es continuar anexando aliados, más allá de Japón, que es sin duda clave, cualquier otra nación que quiera seguir soberana y libre debe considerar este tipo de alianza a diferencia de la alternativa.