Europa ante el dilema de China

 

La ofensiva arancelaria de Donald Trump, sus matizaciones posteriores, la pugna comercial con China y la incertidumbre sobre las futuras relaciones entre Europa y Estados Unidos han dibujado un escenario en el que China aspira a jugar un papel más importante. Y la tentación europea de buscar ventajas en el mercado chino relativizando otras consecuencias estratégicas ha estimulado un debate que ya estaba en marcha y en el que España, con sus iniciativas de acercamiento a Pekín ha jugado su papel.

¿Es China una amenaza al modo de vida y el concepto occidental de libertades o es solamente un riesgo? ¿Exporta China su modelo autoritario e intervencionista a caballo de sus inversiones y sus propuestas económicas? En la Unión Europea se ha afirmado que China es un desafío sistémico pero dirigentes de países miembro hablan de construir con India y China, por otra parte con importantes problemas entre sí, una alternativa a la alianza con EEUU.

Es obvio que es necesario reaccionar a la política proteccionista y antiliberal de Trump buscando alterativas. Pero sin olvidar que mientras que Trump defiende unas medidas coyunturales que el propio mercado está obligando a matizar, China compite desde un entramado estatal que entiende el crecimiento económico desde el control del mercado interno y las ventajas del mercado exterior más abierto y la defensa de sus intereses estratégicos.

Pero es igualmente obvio que la alianza estratégica con EEUU no tiene alternativa desde nuestros actuales estándares políticos, estratégicos y morales aunque haya que reequilibrarla, alimentarla y engrasarla, asumiendo Europa más compromiso en inversiones y competencia y entendiendo que solo desde el fortalecimiento del sistema puede negociarse con quienes discuten la esencia de ests sistema.

 

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