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Cerrando el primer año de Trump en la Casa Blanca. Nieves C. Pérez Rodríguez

por: 4ASIA
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Tillerson nombra una nueva vice secretaria para Asia antes de las campanadas del fin de año

Es oportuno cerrar el año haciendo una revisión de lo que ha sido la política exterior de la nueva Administración estadounidense a casi un año de haberse estrenado en el poder. No cabe duda de que muchas de las afirmaciones hechas en campaña electoral por el entonces candidato Trump se han mantenido y han moldeado las líneas principales del tambaleante Departamento de Estado, que ha sido la gran víctima del conservadurismo del presidente y de la marca de Rex Tillerson, con su novedosa (aunque no tan positiva) reestructuración de la institución.

Sin embargo, ha sorprendido favorablemente el reciente nombramiento de Susan Thornton como vicesecretaria de la oficina para los asuntos de Asia – Pacifico. Se trata de una funcionaria de carrera del Departamento de Estado desde 1991, y con una extensa experiencia de más de veinte años trabajando en temas soviéticos y asiáticos. Abre la esperanza a una relativa línea de continuidad en la institución, más del estilo al que estábamos acostumbrados.

Trump asumió el poder poniendo el énfasis en hacer América grande de nuevo, y parece que todos los esfuerzos de su Administración se han enfocado en ese punto. Siendo la política exterior la gran olvidada y sobre todo dejando la influencia estadounidense en el mundo relegada. Incluso por momentos, nos da la sensación que se le ha puesto la alfombra roja a líderes como Xi Jinping para que el rol de líder global. Probablemente las constantes críticas de los medios hacia la inexplicable reforma del Departamento de Estado, los inapropiados tweets del presidente en temas internacionales y las afirmaciones de que Tillerson ya ha firmado la carta de renuncia, y que marchará a principios de próximo año, fueron lo que motivaron al secretario de Estado a publicar una carta a mediados de la semana en el New York Times titulada “Estoy orgulloso de nuestra diplomacia”.

El todavía secretario, en este documento, hace un balance de los grandes retos que ha enfrentado Estados Unidos en materia exterior durante el 2017, en los que nombra a Corea del Norte, China y Rusia y los esfuerzos por acabar con el terrorismo internacional.

Se extiende en el caso de Corea del Norte, explicando que Trump abandonó “la fallida política de paciencia” cambiándola por una de presión internacional que ha incluido sanciones económicas severas, impuestas a través de Naciones Unidas, consiguiendo neutralizar alrededor del 90% de los beneficios de las exportaciones del régimen de Pyongyang, con el que financian su ilegal desarrollo armamentístico, cuyo objetivo final es presionarlos para que abandonen el programa nuclear y de misiles. Esta estrategia ha estado centrada en persuadir a China de ejercer su influencia sobre el régimen de Kim Jong-un para que abandonen su carrera armamentística. A la vez, explica que el violento desarrollo económico y militar chino requiere poner atención en el tipo de relación que Washington establecerá con Beijing en los próximo 50 años.

Todas estas afirmaciones están en total congruencia con la Estrategia de Seguridad Nacional que ha sido desvelada por Trump hace unos días y que fue moldeada por los más altos asesores que componen su gabinete (National Security Council / NSC). Lo que nos lleva a la conclusión de que  Tillerson está haciendo un gran esfuerzo por dejarnos una buena imagen de su gestión como secretario de Estado y de su relación personal con el presidente Trump (que en esta misma columna, ya hemos afirmado que no es distendida o cercana, a razón de un par de altercado personales).

De ser sustituido Tillerson por Mike Pompeo, como adelantó 4Asia que ocurrirá, el número de militares en posiciones claves en esta administración seguiría en aumento, lo que debilitaría o alejaría, según algunos expertos, las posibles soluciones diplomáticas en los conflictos globales en los que intervenga Estados Unidos. Pues incluso el secretario de Defensa, es un militar, hecho que rompe con la regla. Y si a James Mattis se le une un Mike Pompeo en una reunión en la oficina oval asesorando al presidente, es poco probable que la valoración de las opciones no pase preferentemente por las respuestas militares, sólo por deformación profesional.

Ahora, la esperanza de muchos, se centra en figuras como Susan Thornton, quien puede desde su posición, (una vez ratificada por el Senado) aportar su experiencia a mejorar o al menos apostar por las vías diplomáticas a los complejos conflictos en Asia, sobre todo en conseguir algún tipo de acuerdo con Pyongyang, que nos aleje en todo lo posible de un desafortunado ataque.

Fotografía: Thomas Hawk

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