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Beijing sigue tensando la cuerda. Nieves C. Pérez Rodríguez

por: 4ASIA
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China continua por el camino de la provocación. El último incidente tuvo lugar en el mar de China Meridional el pasado sábado mientras un buque de guerra chino estuvo a tan sólo 150 yardas de golpear al destructor estadounidense USS Chung-Hoon durante una misión conjunta de Canadá y Estados Unidos que navegaban por el Estrecho de Taiwán.

El barco de la armada china aceleró considerablemente y luego frenó frente a la proa del buque estadounidense, según Mackenzie Gray, periodista canadiense que se encontraba a bordo. La maniobra fue definida como poco profesional por el capitán Paul Mountfort, comandante del HMCS Montreal, la otra fragata que estaba participando en las maniobras.

Frente al peligro, la tripulación canadiense alertó a la estadounidense para indicarles que necesitaban moverse o habría una colisión. El buque estadounidense respondió pidiéndole al barco chino que se quitara de delante y frente a la no respuesta no tuvieron otro remedio que apagar las máquinas y cambiar la dirección del barco para evitar el accidente.

El ministro de Defensa chino se apresuró a acusar a los Estados Unidos y a sus aliados de tratar de desestabilizar el Indo Pacífico, justo a pocas hora del incidente, durante su discurso en la Cumbre de Seguridad en Singapur en donde también se encontraba el Secretario de Estado Lloyd Austin, quien aprovechó el foro para recordar que una guerra por Taiwán traería consecuencias devastadoras e inimaginables para la economía mundial, a la vez que también criticó a China por el alarmante número de intercepciones en las que han puesto en riesgo a aviones estadounidenses así como sus aliados en el espacio aéreo internacional.

Este último incidente no es ni aislado ni el único que ha tenido lugar en los últimos meses. En efecto, el pasado 26 de mayo un Boeing RC-135 fue obligado a corregir su ruta después de que una fuerte turbulencia provocada por un avión chino que se acercó demasiado afectó al vuelo. El Pentágono expresó su preocupación en su momento.

En Vietnam, el buque chino Xiang Yang Hong, barco de investigación, y su escolta estuvieron operando durante casi un mes en la zona económica exclusiva de Vietnam en el Mar de China Meridional y provocaron la protesta de Hanoi hasta que finalmente el lunes de esta semana los chinos decidieron salir de las aguas vietnamitas después de varios días de protestas y una vez que aparentemente terminaron de navegar campos de gas y petróleo operado por empresas rusas, según Reuters.

En Filipinas un barco de la guardia costera china bloqueó una patrullera filipina también en el Mar de China Meridional, lo que también estuvo cerca de provocar una colisión. La BBC estuvo presente en el tenso encuentro cerca de Second Thomas Shoal en el archipiélago Spratly y tal y como informó “el incidente se llevó a cabo justo un día después de que el presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., se reuniera con el ministro de Relaciones Exteriores chino, Qin Gang, en Manila y después de que el canciller chino expresara su deseo de abrir líneas de comunicación sobre la disputa del Mar meridional de China”.

Por su parte, las autoridades marítimas de Malasia se vieron obligadas a sacar de sus aguas a un buque chino que se encontraba anclado sin permiso. Todo indica que el buque chino estaba en el lugar donde precisamente naufragaron dos embarcaciones británicas de la Segunda Guerra Mundial torpedeadas por los japoneses en 1949. Aparentemente estaban recaudando objetos e información de las naves, lo que ofendió a los británicos y en ese sentido el ministro de Defensa condenó la acción como la profanación de tumbas militares, puesto que allí perdieron la vida decenas de marinos.

Estos son sólo los incidentes ocurridos más o menos en el último mes. Por lo que claramente China sigue el juego de tensar la cuerda hasta ver donde da de sí.  La mayor parte de los acontecimientos ocurren en el Estrecho de Taiwán porque Beijing quiere mandar un mensaje claro sobre quien controla el estrecho y a quien le pertenece. Sin embargo, de acuerdo con la convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, los estrechos se definen como un paso o canal de tránsito internacional.

El Estrecho de Taiwán es un canal con gran importancia estratégica por su ubicación, pero además, de acuerdo con el derecho internacional, es un canal de envío o tránsito. El ancho del canal es de unas 220 millas náuticas en su punto más ancho, lo que significa que, tanto para China como para Taiwán, se encuentra dentro de las 200 millas náuticas otorgadas a todos los países como la zona económica exclusiva. En el artículo 38 sobre los derechos del Mar se contempla la libertad de navegación y sobrevuelo únicamente con el propósito de permitir el tránsito continuo y expedito por los estrechos. Por tanto, el Estrecho de Taiwán es un paso de tránsito que permite la libre navegación internacional.

El centro de investigación Pacific Forum, ubicado en Hawái, publicó un trabajo de Tran Dinh Hoanh, litigante internacional, titulado “China no puede obstaculizar la navegación internacional por el estrecho de Taiwán” en el que el autor concluye que además del derecho de paso con libertad de navegación y sobrevuelo por el Estrecho en la zona económica exclusiva (ZEE)  y alta mar, el artículo 45 dice que los buques de todos los Estados también gozan del derecho de paso inocente, es decir, que pueden transitar sin llevar a cabo ninguna actividad prohibida, a través del mar territorial de China y Taiwán que está dentro del Estrecho de Taiwán. Es decir, China no puede reclamar el Estrecho de Taiwán como sus propias aguas, aunque sean mares territoriales o ZEE y por tanto, no puede obstaculizar la navegación internacional.

En este trabajo el autor afirma también que desde que se estableció la línea Davis en el Estrecho, que tuvo su origen en un Tratado de Defensa entre Estados Unidos Y Taiwán de 1954, hasta agosto de 2020 sólo se tiene registro de cuatro incursiones militares chinas dentro de la línea. Sin embargo, desde septiembre de 2020, China se ha dedicado a enviar aviones y embarcaciones con mucha frecuencia cruzando la línea constantemente.

Esto va más allá de simples provocaciones que podrían acabar en un accidente fatal y de ahí producirse una guerra a gran escala, Dios nos libre. Pero es muy probable que la lógica de Beijing detrás de estas incursiones constantes sea normalizarlas, hacer que tanto Taiwán como el resto del mundo se acostumbren a ellas, para ir haciéndose con el control del Estrecho y para ir acercándose al territorio taiwanés y normalizar también su presencia y eventualmente tomar absoluto control de la región y la isla…

 

 

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