Si algo nos ha enseñado la pandemia es que nos guste o no somos parte de un mundo globalizado y fuertemente interconectado. Parece claro que la Administración Biden así lo entiende, por lo que sigue dando pasos para fortalecer vínculos internacionales y alianzas históricas de Washington.
Blinken se encuentra esta semana en Londres, en su quinto viaje al exterior, y en su agenda tiene previsto encontrarse con el ministro de relaciones exteriores británico, Dominic Raab, así como el primer ministro, Boris Jonhson. El comunicado oficial del Departamento de Estado afirma que “no hay otro aliado tan cercano como Gran Bretaña para los Estados Unidos. Ambos trabajaremos para reconstruir juntos el impacto de la pandemia global, incluso a través de la cooperación, para prevenir detectar y responder rápidamente a futuras amenazas de enfermedades infeccionas, asegurar nuestra cadena de suministro globales y reiniciar los viajes y el turismo tan pronto como sea seguro”.
Esta gira envía un mensaje claro sobre cuáles son las prioridades de los Estados Unidos ahora mismo. Europa es sin duda un aliado clave para la Administración, no en vano Blinken estuvo de visita en Bélgica a finales de marzo, en reuniones con autoridades de la UE y OTAN, y regresó de nuevo a mediados de abril con el ministro de la Defensa estadounidense, a más reuniones estratégicas con autoridades de la OTAN.
En esta ocasión el secretario de Estado se trasladó a Londres a preparar el terreno para la participacón de Biden en la cumbre del G7 que está siendo organizada por los británicos, así como la conferencia del cambio climático que se celebrará en Glasgow, Escocia, en noviembre, y que la Administración Biden tiene entre sus principales prioridades, tal y como hemos venido oyendo repetir al entonces Biden candidato y ahora al Biden presidente. El portavoz del Departamento de Estado afirmaba la semana pasada que “Washington y Londres están a la cabeza de la lucha contra el cambio climático”.
El G7 lo conforman Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y los Estados Unidos, aunque a esta edición se ha incorporado también a la UE en calidad de observador. Además, Londres ha invitado a asistir a Suráfrica, India, Australia, Corea del Sur y Brunéi (éste último por ostentar la presidencia de la ASEAN). Estos valiosos invitados son sin duda países estratégicos para los intereses estadounidenses y los británicos, una muestra más de la alineación bilateral entre ambas naciones. Todos países que Washington está reclutando para el bloque en la lucha contra las arbitrariedades chinas.
En su estancia en Londres, Blinken se ha reunido además con el canciller surcoreano, Chung Eui-young, para hacer pública otra reafirmación de la alianza entre ambas naciones que, en sus propias palabras, es “el eje de la paz, la seguridad y la prosperidad en la región del Indo-Pacífico”. Mientras, ratificaron su compromiso en proteger y promover la cooperación trilateral entre Estados Unidos, Japón y la República de Corea hacia la desnuclearización de la península coreana.
Que se volviera a afirmar el compromiso entre Seúl y Washingto es un aspecto curioso de este viaje, puesto que hace menos de un mes Blinken aterrizaba en Tokio en lo que fue su primer viaje oficial como secretario de Estado. Y de ahí se trasladó a Seúl para que no quedara duda de su determinación en trabajar en pro de la pacificación de la península, así como de la desnuclearización de la misma.
Blinken continuará su viaje hacia Ucrania en donde se reunirá tanto con el presidente Volodímir Zelenski, como con el ministro de exteriores y otros representantes de la sociedad civil para enviarle un mensaje al Kremlin sobre el “inquebrantable apoyo de los Estados Unidos a la soberanía e integridad territorial de Ucrania”. Mientras, también le recuerdan a Putin que hay que respetar las reglas internacionales y que Washington y la comunidad internacional están vigilante.
En conclusión, el secretario de Estado además de cumplir con la parte protocolaria de su viaje está consolidando posiciones y reclutando países amigos. Washington regresó a la palestra internacional muy activo y con ánimo de recuperar su liderazgo y de aglutinar fuerzas para recordarle al planeta que ellos siguen siendo, al menos por ahora, la primera potencia del mundo.