Estados Unidos sigue reconstruyendo, paso a paso pero con determinación, sus alianzas en el Indo Pacífico intentando aislar a China, demostrarle la fortaleza del modo de vida occidental y, a la vez, exhibiendo músculo militar y diplomático consiguiendo abrir nuevas bases militares en Filipinas y fortaleciendo, aún más, su coordinación de defensa con Corea del Sur y Japón que se suman a los acuerdos con Australia y Reino Unido para reforzar la presencia militar en la región.
EEUU ha venido propiciando un acercamiento cuidadoso y muy medido a India, aliado tradicional de Rusia, y un estrechamiento de lazos con Sri Lanka, impulsando acuerdos con Vietnam y fortaleciéndolos con Tailandia. China, por su parte, mantiene una estrecha relación con la dictadura birmana.
Pero EEUU no consigue abrir un canal de mejora de relaciones con Indonesia, país extenso e insular de una enorme importancia estratégica para el control de las rutas comerciales marítimas. Allí, es China quien mantiene su presencia y su influencia a pesar de las diferencias de modelos económico, político y religioso.
En una cumbre celebrada en Bali a finales de 2022, los presidentes chino e indonesio acordaron construir lo que China denomina “una unidad de destino común”, programando una amplia gama de acuerdos comerciales, políticos y estratégicos. China ha subrayado que dará la bienvenida a que más productos competitivos de Indonesia entren a su mercado, y seguirá alentando a destacadas compañías chinas para que participen en importantes proyectos de construcción de infraestructura en Indonesia, en el desarrollo de la nueva capital de Indonesia y el Parque Industrial del Norte de Kalimantan, y para que amplíen la cooperación en economía digital, desarrollo verde y otros ámbitos. En pocas palabras, China consolida su presencia en un país que permitirá fortalecer la presencia marítima china en las rutas comerciales y proyecta su sobra sobre espacios marítimos en los que Pekín trata de imponer su hegemonía comercial y militar.