China se debate entre un menor crecimiento económico y unas mayores necesidades financieras derivadas de exigencias políticas derivadas de la cambiante situación internacional.
El primer semestre del año no ha resultado, desde el punto de vista económico, como preveían las autoridades de Pekín. La combinación de la perturbación del comercio internacional provocada por las medidas contra la pandemia (en la que ha tenido un papel especial el cierre durante bastante tiempo del puerto de Shanghai), la invasión de Ucrania y la convulsión del panorama internacional y las consecuentes oscilaciones de los recursos energéticos y sus precios con gran impacto en las economías europeas (importantes mercados para China) han creado una situación delicada para Pekín. Y esto tiene lugar cuando China lleva años preparándose para anunciar una nueva etapa que ha de consolidar su papel de protagonista principal del planeta.
Así, China está recortando sus inversiones internacionales y repatriando capitales y empresas para volcarse en gastos comprometidos en su sus planes estratégicos de impulso de la Ruta de la Seda en sus diversas versiones terrestres y marítimas. Entre otras cosas porque necesita reforzar presencia e influencias en Asia Central, sur y occidental y aprovechar la debilidad rusa derivada del empantanamiento de Moscú en la guerra en Ucrania.
Y precisamente en relación con Ucrania China ha ofrecido su mediación en la ONU buscando el equilibrio entre su apoyo oficial a Rusia y su necesidad de que la guerra acabe para llegar a una estabilidad que favorezca sus negocios. La posición de China ante la agresión rusa ha sido la de proclamar su alianza con Moscú y, a la vez, recordar la necesidad de respetar la integridad territorial de las naciones que es precisamente lo que está llevando a cabo Rusia en un remake más torpe militarmente que el de Hitler en los años 30 y 40. Un ejemplo de la contradicción china es que no ha acompañado su oferta de mediar con una condena con la anexión planificada por Rusia de varias regiones de Ucrania Oriental.
Estos movimientos chinos y sus paralelas provocaciones a Taiwán está siendo respondidos por EEUU con distanciamiento respecto a Ucrania y reforzamiento de alianzas en el Indo Pacífico. Biden se acerca a India (con mucha cautela por sus relaciones con Rusia), la vicepresidenta Kamala Harris se encuentra de gira diplomática por Japón y Corea del Sur y prosigue a buen ritmo el reforzamiento militar de Australia en el marco del Aukus como instrumento para disuadir a China de aventuras peligrosas.