Al calor del parón económico general y de las dificultades económicas chinas, las inversiones procedentes de la potencia asiática están cambiando de perfil y de objetivos en Europa y concretamente en España. Según la Secretaría de Estado de Comercio Exterior, las inversiones chinas en el primer semestre del 2022 se situaron en apenas 49 millones de euros. Equivalen a una fracción de los 435 millones del conjunto del 2021, los más de 3.000 millones alcanzados en el 2017 o los 9.585 millones de la suma de los últimos diez años.
El periódico La Vanguardia ha venido informando de que La firma GBS Finance, que ha acompañado a inversores chinos en operaciones en España como la de Mediapro o GBFoods, detecta varias causas para la drástica caída de la inversión. Tienen que ver con un cambio de actitud tanto de China como de los países occidentales.
“Antes venían a invertir en todos los sectores, pero con la nueva estrategia one belt one road algunos sectores han entrado en la lista negra”, al considerarse “especulativos”, entre ellos el inmobiliario y los relacionados con el ocio. “Además, Europa y Estados Unidos están protegiendo sus activos estratégicos” en áreas como la infraestructura, la defensa, el agua o la tecnología, que es lo que más gusta a China, indican desde GBS.
La consecuencia es que el inversor chino “ha cambiado el paso” y ahora, más que en comprar un negocio, “piensa en un socio estratégico, con equipos de gestión local, que le abra el mercado europeo y al que pueda abrir el mercado chino”.
China ya no crece como antes y mide más sus alegrías económicas y el uso de sus inversiones para ganar, además de áreas de negocio, influencia, poder y planes de futuro. La pandemia y los errores chinos en su gestión, las consecuencias de la agresión rusa en Ucrania que desestabiliza los planes chinos aunque Pekín tenga que seguir sonriendo a su aliado Putin y la reacción de cohesión de las sociedades democráticas están configurando un escenario mundial al que China está intentando adaptarse y obtener beneficios y ventajas.
Esto condiciona la estrategia global china, sus gastos en Defensa, los compromisos de inversiones sin más beneficio que su influencia en Asia Central y en el Índico. Son datos a tener en cuenta.