China está intentando recomponer sus relaciones con los países del Pacífico tratando de dar la sensación de que no es un enemigo ni un peligro sino un activo buscador de la distensión y la creación de un clima de paz en la región. Eso sí, sin aludir a las provocaciones de su aliado de Corea del Norte ni a sus reiteradas amenazas de destrucción de la única parte de territorio chino que vive en un régimen de libertades, garantías y libre comercio: Taiwán.
Hace unos días se encontraron los líderes de China y Japón y en el marco de este encuentro Japón expresó “serias preocupaciones” sobre cuestiones de seguridad regional a Xi Jinping, en Bangkok, donde el primer ministro Fumio Kishida y el presidente chino mantuvieron sus primeras conversaciones cara a cara.
Los dos países son socios comerciales pero las relaciones se han agriado en los últimos años a medida que el régimen chino refuerza su ejército y sus ambiciones en la región.
“Expresé mis serias preocupaciones por la situación en el mar de China Oriental, incluidas las islas Senkaku”, dijo Kishida a los periodistas, en referencia a unos islotes en disputa controlados por Japón que China denomina Diaoyutai. También indicó que le había planteado su preocupación por “las actividades militares de China, incluidos los lanzamientos de misiles balísticos” desde su territorio.En agosto varios misiles chinos disparados durante unas maniobras militares en torno a Taiwán habrían caído en la zona económica exclusiva de Japón.
No obstante, ambos países han acordado hacer un esfuerzo para mantener abiertas líneas permanentes de comunicación ante cualquier discrepancia y su disposición a avanzar por caminos de distensión. China, por su parte ha hecho una lectura más optimista aún al sostener que “China y Japón conmemoraron conjuntamente el 50° aniversario de la normalización de las relaciones bilaterales este año, Xi dijo que las dos partes han adoptado los cuatro documentos políticos China-Japón y han llegado a varios importantes entendimientos comunes.
Esto ha generado –ha añadido Pekín- importantes beneficios para los dos pueblos y ha contribuido a la paz, desarrollo y prosperidad regionales. Al indicar que China y Japón son vecinos cercanos, subrayó que la importancia de la relación China-Japón no ha cambiado y no cambiará. Xi hizo énfasis en que las dos partes tienen que tratarse con sinceridad y confianza y aprender las lecciones de la historia, y añadió que tienen que ver el desarrollo de ambos de forma objetiva y racional, y traducir en políticas el consenso político de que los dos países deben ser socios, no amenazas».
Esta es la esencia de la política exterior china, el más desarado ejercicio de hipocresía política, cualidad abundante en el mundo pero que ejercida desde un Estado totalitario aparece en toda su desnudez. Pero con estas cartas hay que jugar la partida.