Washington.- China ha invertido enormes cantidades de dinero en Venezuela. De acuerdo con el Atlantic Council esta cantidad asciende a cerca de unos 67 mil millones de dólares en distintos fondos y proyectos. Indudablemente Beijing ha visto potencial en la nación con las mayores reservas de petróleo del mundo, pero también hay que reconocer que fue el mismo Hugo Chávez quien viajó en varias ocasiones a China, en la primera década del siglo, para reunirse con su homólogo y explorar mayores y más profundas relaciones entre ambos países.
4Asia asistió la semana pasada a la discusión sobre China, petróleo y Venezuela organizada por el Atlantic Council, y tuvo oportunidad de conversar directamente con algunos de los expertos invitados. Tal fue el caso de la profesora Ann Lee -reconocida internacionalmente como una autoridad en las relaciones económicas china, egresada de la escuela de negocios de Harvard.
Lee afirma que “Las relaciones entre Venezuela y China antes de la llegada al poder de Chávez eran casi inexistentes. En efecto, los intercambios económicos suponían alrededor de 500 millones de dólares. Pero a partir de 1999 y hasta el 2013 esas relaciones crecieron exponencialmente. Fue el mismo Chávez quién viajó en múltiples ocasiones a China para cortejar a los chinos y establecer relaciones económicas y diplomáticas, e incluso en busca de ayuda militar para poder librarse de los estadounidenses”.
Chávez muere, pero en ese momento ya los chinos tenían interés y negocios en Venezuela y habían invertido en diferentes áreas: construyeron una fábrica de teléfonos móviles, ayudaron a Venezuela a lanzar un satélite y en diferentes proyectos de viviendas, así como proyectos mineros. Los chinos no imponen su modelo en ningún país, sostiene Lee, por eso hacen negocios con dictadores africanos o líderes democráticos. Para ellos la ideología no tiene que ver hacer nada con los negocios.
Lee afirma que la prioridad de Beijing es asegurarse su crecimiento, pues todavía tienen unos 500 millones de personas en situación de pobreza, y para poder sacarlos de esta tienen que seguir creciendo económicamente. Visualizan como ideal un escenario de paz y estabilidad internacional como el más favorecedor para sus intereses. Es lo que está haciendo Beijing a través de la Ruta de la Seda; mientras ellos crecen, ayudan a crecer al resto de las naciones. Las ambiciones políticas chinas están atadas a sus ambiciones económicas, enfatiza Lee.
China no quiere intervención extranjera en sus asuntos internos. Un buen ejemplo es Taiwán o Hong Kong, razón por la cual apoyan a Maduro. Beijing percibe a Washington como violador de la soberanía venezolana al meterse en los asuntos internos de ese país, afirma Lee.
El 60% del total de los créditos que China ha otorgado en Latinoamérica y el Caribe han ido a Venezuela de acuerdo con el Atlantic Council. Sin embargo, casi todos los créditos fueron dirigidos a entidades gubernamentales, no fueron a la industria petrolera venezolana, lo que es parte del problema hoy, que se abandonaron los trabajos de mantenimiento de los equipos según Francisco Monaldi, experto en energía y petróleo y profesor de la Universidad Rice en Texas.
En cuanto al sector petrolero, hoy día en Venezuela los actores internacionales presentes en ese campo son tres: Rusia con unas 254 firmas y empresas en el área; China con 294 consultoras y empresas operando en terreno, y Estados Unidos, con menos presencia cada día. Un país en el que su principal industria registrará perdidas por orden de 1.900 millones de dólares por la venta o descuentos que ha tenido que hacer para eludir las sanciones estadounidenses, según Monaldi, lo que se traduce en una contracción de la economía venezolana en 39,9% en el 2019 respecto al 2018, y una disminución del PIB del sector petrolero del 18,7% según Ecoanalítica.
La profesora Lee es contundente en cuanto a la razón por la que Beijing tolera la ignorancia y la incompetencia de Maduro: es porque ellos fueron también incompetentes y pudieron cambiar. A Maduro lo están ayudado con ayuda humanitaria sin pedir pagos a cambio. Así mismo, afirma que el hecho de que Washington siga siendo el proveedor de equipos militares de Taiwán motiva a Beijing a quedarse cercano a Maduro, debido a que Venezuela es el patio trasero de los Estados Unidos, como una estrategia geopolítica.
China no apoyará a un tercer candidato cuándo Maduro ha sido elegido libremente, afirma Lee. Los chinos considerarían eso como intervención en asuntos venezolanos. Si el gobierno de Maduro -apunta- invitara a China a una mediación, Beijing lo haría si (y solo si) contara con el acuerdo de Washington, pues saben que si Estados Unidos no está de acuerdo, no se materializará.
Carrie Filipetti, asistente a la secretaría de Asuntos Occidentales del Departamento de Estado, precisó que China usa repetidamente la palabra neutralidad para referirse a los asuntos internacionales. Sin embargo, apuntó que no es neutralidad mantener silencio ante las atrocidades de Maduro, eso se llama complicidad. Particularmente, hay complicidad cuando el régimen es ayudado con sistemas de monitoreo vendidos por China, explicó. Y también hay complicidad cuando se usan los sistemas multilaterales para su sobrevivencia.