A finales de septiembre un grupo de piratas informáticos que se hacen llamar el grupo Guacamaya, penetraron la base de datos de la Secretaría de la Defensa Nacional de México y filtraron miles de documentos que exponen muchas verdades del gobierno de López Obrador y que, en efecto, parecen sostener lo que críticos y opositores afirman: que México se encuentra avanzando hacia un proceso de militarización.
Entre los documentos hackeados se hallan comunicaciones entre la agencia de aduanas y el ejército mexicano solicitándole apoyo militar en el traslado de estos equipos para fiscalizar, vigilar y controlar la entrada y salida de mercancías de comercio exterior, así como los medios de transporte para los mismo. Lo que ha disparado las alarmas es que los equipos en cuestión son fabricados por Nuctech, empresa china cuyo mayor accionista (con el 71%) es Tongfang Co., quien, a su vez, financia a la Corporación Nacional Nuclear China, un conglomerado estatal de energía y defensa controlado por el Consejo de Estado chino.
Nuctech se dedica al desarrollo de tecnología y equipos de seguridad cuyo mercado son los Estados. Fue fundada dentro de la Universidad de Tsinghua, consiguió su crecimiento con apoyo del gobierno chino y durante años la empresa fue presidida por el hijo del expresidente Hu Jintao.
Según un trabajo de investigación realizado por AP a principios de este año, muchos funcionarios occidentales han manifestado su temor de que Nuctech pueda usarse para sabotear los puntos de tránsito portuarios o incluso para obtener acceso ilícito a datos gubernamentales, personales o industriales de lo que escanee.
En 2020, el gobierno canadiense descubrió que los escáneres fabricados por Nutctech podrían usarse para recopilar y transmitir información y comprometer dispositivos electrónicos portátiles a medida que éstos son escaneados al pasar por el equipo.
En Europa, esta empresa china tiene presencia en 26 de los 27 estados de la UE, según registros de contratación pública revisados por Associated Press. Los aeropuertos de Londres, Ámsterdam, Bruselas, Atenas, Florencia, Pisa, Venecia, Zúrich, Ginebra y más de una docena de toda España han firmado acuerdos para adquirir equipos de Nuctech por citar algunos ejemplos.
El Washington Post publicaba hace un par de semanas que mientras la Administración Biden ha estado pidiendo a México control en el tránsito de migrantes, el gobierno de López Obrador ha estado negociando millones de dólares para adquirir equipos de Nuctech para sus aduanas.
En un memo interno, también filtrado, se constató que algunos equipos de escaneo de Nuctech fueron trasladado a los controles aduaneros limítrofes: Mexicali, Sonoyta y Ciudad Juárez. Aunque también revelan que el gobierno de AMLO ha considerado incluirlos en los aeropuertos de la ciudad de México y la refinería Dos Bocas en Paraíso además de once puertos marinos. Y, como si fuera poco, están considerando adquirir más equipos para seguir incorporándolos en la seguridad precisamente de las fronteras del norte. Todos puntos estratégicos en la seguridad de la nación norteña.
El uso de estos equipos ha generado fricción entre los países vecinos. De acuerdo con los documentos filtrados, en mayo el embajador estadounidense en México expresó su preocupación a través de una emisiva dirigida al Canciller mexicano en relación al uso de esos equipos de escaneo chino puesto que no cuentan con los estándares estadounidenses y que ello podría ponerse en riesgo la relación bilateral.
Las relaciones entre Estados Unidos y México son extraordinariamente profundas, sólo en intercambios se superan los mil millones de dólares diarios el paso limítrofe entre ambos. Diariamente también cruzan un millón de personas de manera documentada, en ambas direcciones y unos trescientos mil vehículos cruzan a diario la frontera, de acuerdo con las cifras oficiales.
Estados Unidos ha prohibido el uso de los equipos de Nuctech en sus aeropuertos por motivos de seguridad. Creen que la data que estos dispositivos procesan es altamente sensible, como datos personales, militares, de carga e incluso creen que podrían revelarse secretos comerciales al paso de información a través de esos escáneres.
El Departamento de Seguridad Nacional tiene en la lista negra a dicha empresa china. Por su parte el Departamento de Defensa de Estados Unidos clasifica a la empresa como parte del conglomerado que alimenta las investigaciones militares y nucleares chinas.
La información que se ha ido procesando del hackeo no solo ha validado que existe una estrecha relación entre la Secretaría de Defensa mexicana y la presidencia actual de subordinación a las solicitudes presidenciales aún cuando éstas se encuentren al margen de la ley. También ha dejado evidencia de los nexos que hay entre la institución militar con los carteles, o incluso cómo las fuerzas armadas mexicanas han espiado a periodistas, defensores de derechos humanos o políticos.
También el tipo de tecnología que están adquiriendo y el origen de esta, es una vez más evidencia que el presidente tiene una agenda propia que no está alineada ni con los intereses nacionales mexicanos, aunque cuando sea solo visto desde el punto estratégico comercial.
Por su parte China ha ido sigilosamente ubicando por el mundo su tecnología y como suele suceder, cuando se intenta ir al origen de la corporación, resulta siempre confuso entender quién es el auténtico dueño, pero como hemos dicho antes, no importa quien dirija la empresa china, que haga la corporación siempre deberá reportar la información solicitada al Estado si éste se lo solicita…