China está poniendo en marcha una batería de medidas para hacer frente a la ofensiva estadounidense que combina ofertas de diálogo con restricciones crecientes a inversiones china en EEUU, sobre todo en áreas sensible para la seguridad, y a las inversiones de empresas estadounidenses en China para evitar el acceso chino a tecnología estratégica occidental.
China presentó una amplia ley de relaciones exteriores que consagra su derecho a imponer «contramedidas» contra acciones que considere una amenaza, en el último intento de Beijing de reforzar su posición en medio de las tensas relaciones con Occidente.
La ley, aprobada este miércoles y que entrará en vigor el 1 de julio, se produce en un momento en el que el Gobierno autoritario de China se rebela contra lo que considera esfuerzos estadounidenses por reprimir su desarrollo, tras los controles de EE.UU. a la exportación de algunos productos de alta tecnología y los esfuerzos por reducir la dependencia de los proveedores chinos en sectores sensibles.