Las relaciones entre países no son estáticas, ni para siempre, ni definitivas sino que están sujetas a las coyunturas. Las necesidades, las oportunidades, es decir, los intereses nacionales. Y estos intereses nacionales tienen condicionantes fijos marcados por la geografía, la economía y la historia, y condicionantes flexibles marcados por la interpretación que cada régimen o gobierno haga de aquellos concionantes fijos.
China y Rusia no son ajenas a esto. Proclaman su amistad a voces contra Occidente, se prestan apoyo mutuo en algunas materias y juegan aparentemente un juego coordinado. Pero, a la vez, se miran de reojo, se disputan la influencia en Asia Central y África y juegan, cada uno por su lado, a enfrentarse y conseguir ventajas de Occidente en cada ocasión. Y, sobre todo, ante sus propias dificultades económicas no dudan en tomar las medidas que creen más oportunas para sus intereses.
Expertos en economía china han subrayado al Hufpost que los bancos chinos han reducido sus activos en Rusia debido a que las sanciones contra Moscú por la invasión a gran escala de Ucrania por parte del presidente Vladimir Putin continúan complicando el comercio entre los aliados económicos. Pekín teme que cooperar con Rusia le lleve a verse salpicado por las sanciones, lo que amenazan con hacer desde EEUU a Europa, y han decidido soltar cierto lastre.
El medio de comunicación económico ruso Frank Media ha informado que en el segundo trimestre de 2024, el Banco de China redujo sus activos en Rusia en un 37%, a 355.000 millones de rublos (3.500 millones de euros).
El Banco Industrial y Comercial de China redujo sus activos en un 27%, a 462.400 millones de rublos (4.600 millones de dólares), en medio de «problemas cada vez más graves con los pagos, según su balance», según el medio.
Dos instituciones más pequeñas, el Banco de Construcción de China y el Banco Agrícola de China, aumentaron sus activos en Rusia en un 27% y un 9%, respectivamente. Sin embargo, Frank Media señaló que los bancos chinos estaban desacelerando el crecimiento de sus negocios en Rusia en medio de «prolongadas dificultades con los acuerdos» entre los países.
Estas decisiones de Pekín están creando problemas en Rusia, a pesar de que este país está enfrentando las sanciones occidentales con mejores resultados de los esperados. Los mercados negros, el contrabando las operaciones encubiertas y algunos países con prácticas corsarias para comerciar productos rusos lo explican.
Pero, a veces, la realidad se impone y en el caso chino, Pekín tiene una estrategia a medio y largo plazo que no solo no ayuda a Rusia, sino que choca con intereses de Moscú.