Corea del Norte es el lugar más enigmático del planeta. La información que de allí sale es minuciosamente filtrada por el régimen de Pyongyang, pero, de manera extraoficial, casi toda lo que se conoce ha sido reportado por los desertores norcoreanos que, en un intento desesperado de sobrevivir a pobreza, hambrunas y persecuciones, arriesgan su vida y traspasan los rigurosamente vigilados pasos fronterizos en condiciones extremas como fríos invernales, ríos congelados y temperaturas por debajo de los cero grados.
El ministerio de reunificación de Corea del Sur anunció que el número de refugiados provenientes del norte había caído drásticamente en el 2020, ya que sólo unos 229 norcoreanos solicitaron entrada frente a los 1.047 llegados en el 2019 o los 1137 que fueron reportados en 2018.
Robert R. King publicaba el 27 de enero un informe sobre la caída de los desertores norcoreano en CSIS, en el que hace una comparación detallada de las deserciones por años, y en el que se puede observar cómo el número anual de refugiados en las últimas dos décadas superaba los mil norcoreanos por año a Corea del Sur.
En cuanto se dio a conocer el brote de Wuhan, Pyongyang reaccionó abruptamente con el cierre total de los pasos fronterizos hacia el sur y hacia China, prohibiendo el tránsito de turistas e incluso la repatriación de nacionales que habían cruzado ilegalmente y que los chinos rutinariamente devolvían a las autoridades de Corea del Norte.
King explica en su informe que el cierre de Corea del Norte ha sido tan hermético desde enero del 2020 que, hasta los intercambios comerciales con China se han visto drásticamente afectados. En los dos primeros meses del 2020 las importaciones de China declinaron el 71.9%. Pero para mayo 2020 las importaciones habían sufrido una caída del 91%. Y para octubre de acuerdo con data oficial china la caída de las exportaciones llegó al 99%, por lo que Beijing solo exportó a Corea del Note un total de 250.000 dólares.
China ha sido el mayor exportador y proveedor de alimentos, combustible y materias primas de Corea del Norte en las últimas décadas. Lo que significa que ante la ausencia de esas exportaciones la situación en Corea del Norte tiene que ser extremadamente difícil para su población.
La razón del abrupto cierre de las fronteras se atribuye al temor del régimen norcoreano de importar el virus a su territorio y luego no ser capaz de controlar la infección, pues su sistema sanitario es paupérrimo y la salubridad pública -con sus niveles de pobreza tan elevados y carencias- es muy cuestionable, en un país en donde hasta el agua corriente es un lujo para sus ciudadanos, pues no hay un sistema de distribución de esta en condiciones.
Kim Jong-un pudo ser astuto al entender desde el principio de la pandemia la gravedad de la situación y haber reaccionado cerrando todo para evitar un brote a pesar del precio que debe estar pagando la población y la economía norcoreana. O más bien la razón para un cierre tan salvaje es que el virus haya llegado a Corea del Norte al principio del año pasado y padecieron un brote y por tanto pudieron entender la amenaza del mismo. En efecto, a principio del año pasado hubo rumores no confirmados de que habían incinerado a un grupo de enfermos que habían fallecido, y eso levantó sospechas pues la cremación no es una práctica común en Corea del Norte.
La frontera entre Corea del Norte y China es de 1400 kilómetros y hasta el momento del cierre eran muy transitadas en ambas direcciones. Además de ser el principal socio comercial de Kim, China ha sido su protector, su proveedor durante las peores sanciones internacionales impuestas y hasta su empleador de mano de obra, pues muchas fabricas chinas usan mano de obra norcoreana por lo barata que es.
En el medio de este hermetismo y la crisis, Kim decidió llevar a cabo el Octavo Congreso del Partido de Trabajadores de Corea del Norte, un evento con un gran simbolismo doméstico y que no se celebra con frecuencia, en efecto desde que los Kims se hicieron con el poder del país sólo se han hecho siete previamente, aunque el anterior fue en el 2016.
Es posible que Kim decidiera hacer su gran parada militar y su espectáculo mediático para subir el orgullo nacionalista a sus ciudadanos y mandar un mensaje internacional unos días antes de la toma de poder de Biden. Además de mostrar su equipo y armamento militar, sus tropas rendían honores al gran líder, como suele ser costumbre. Aprovechó la ocasión para decir que su país continuará aumentando su capacidad militar para contener la amenaza estadounidense y lograr la paz y prosperidad en la península coreana. Así como afirmó la necesidad de continuar desarrollando tecnología nuclear a un nivel más exacto para mejorar la precisión de misiles de largo alcance hasta 15.000 km., lo que es más la distancia entre Washington y Pyongyang.
Kim también aprovechó bien la ocasión para celebrar su relación con Beijing y explicó como recién se había abierto un nuevo capítulo en las relaciones de amistad entre ambos países teniendo el socialismo como núcleo. Así también mencionó a Rusia y como su Partido de trabajadores ha trabajado en desarrollar una relación amistosa y de cooperación con Moscú.
El dictador norcoreano también usó el momento para presentar un nuevo plan económico para los próximos cinco años. Y reconoció que el gobierno fracasó en llevar a con éxito el plan anterior. Lo que es un mensaje de esperanza a los ciudadanos que se encuentran en una situación muy precaria y de acuerdo con los expertos coreanos como Sue Mi Terry o Victor Cha creen que un nuevo plan económico es un intento por incorporar nuevos ajustes e incluso podría ser hasta la excusa para implementar una nueva moneda que deprecie la actual. Lo que no será bien recibido por los norcoreanos.
La pandemia le ha servido a Pyongyang para cerrarse aún más al mundo de lo que ya estaba, pero en esta ocasión teniendo razones que lo justifiquen. Y mientras tanto el resto del mundo sigue sin saber casi nada de lo que allí adentro ocurre.