Nuevo acto en la escena coreana. La última cumbre entre los dos países nacidos de la violación de las resoluciones de la ONU por los comunistas del norte y la dura guerra posterior parece haber desbloqueado la última crisis entre Corea del Norte y EEUU, con la guerra comercial con China y las sanciones como telón de fondo.
En realidad, se trata de una compleja partida de ajedrez en la que en cada lado del tablero hay varios jugadores con estrategias cercanas, pero no exactamente iguales.
Corea del Norte, que ya obtuvo réditos importantes de sus últimas amenazas consiguiendo un estatus mejorado en el panorama internacional, quiere ahora que su prometida desnuclearización vaya pareja a una reducción de fuerzas en el Sur y a unas concesiones en el terreno económico que han comenzado a aceptarse. Se abrirán conexiones ferroviarias norte-sur y se aliviará ligeramente la presión junto al reencuentro de algunas familias y la posibilidad de competir como un solo equipo coreano en acontecimientos deportivos mundiales.
Desde el Sur, se insiste en que la amenaza proviene del Norte y que ellos son los que deben dar el primer paso para fortalecer la confianza. Es la misma posición de EEUU, pero planteada con más suavidad y menos presión en los plazos, al margen de acuerdos secretos que se intuyen, pero no se conocen.
Mientras tanto, China, que tutela el proceso a distancia y ya se ha asegurado la permanencia del Norte como Estado tapón, va regulando avances y retrocesos como un arma complementaria en su guerra comercial con EEUU. (Foto: Dominik Gradischnik)