El proceso de normalización de relaciones con Corea del Norte está interrumpido, aunque se mantienen contactos para intentar salir del atasco. Corea del Norte, con una Administración maestra en intrigas y secretos no da información y Estados Unidos no va mucho más allá de reconocer la crisis, suspender el último viaje del secretario de Estado, Mike Pompeo y acusar a China de poner obstáculos.
Probablemente, Trump fue demasiado optimista al suponer que Corea del Norte entraría en un rápido proceso de desarme nuclear y de misiles que él pudiera ofrecer a su electorado en un momento de acoso de la oposición y de los medios de comunicación. Además, Pyongyang exige un desarme paralelo de Corea del Sur y retirada de las fuerzas norteamericanas, lo que es difícilmente aceptable para Seúl y Tokio, que quedarían más a merced de China.
Trump explica el actual conflicto comercial con China como el origen del apoyo chino a Corea del Norte para ralentizar los avances. Es posible que este conflicto sea un factor, pero no sería el único. China se está dando cuenta de las debilidades de la Administración americana y quiere reforzar su papel de influencia regional más de lo que lo viene haciendo.
Su presión discreta, la de China, es tal, que Corea del Sur y Japón están pidiendo a EEUU que no se rompan las negociaciones y que se insista en los contactos. Saben que China es la gran amenaza. Habrá que estar atentos las próximas semanas.