La mayoría de las grandes decisiones políticas se cocinan, se preparan, se organizan y se comienzan a poner en ejecución detrás de los escenarios mientras en esto se presentan, se embellecen, se encubren y se justifican. Y así está pasando en todo el escenario del Pacífico para desplegar todo lo que implicó la cumbre de Singapur.
Una vez alcanzado el compromiso, ambiguo pero importante, de avanzar hacia la desnuclearización de la península coreana hay que dar pasos, y esto es mucho más difícil. Por una parte, Corea del Norte, que ha alcanzado su estatus actual sobre la base de sus amenazas y su despliegue de misiles no puede ir tan rápido como quiere EEUU por problemas técnicos y por la necesidad política de no parecer la parte derrotada en la negociación y endurece las condiciones de medidas recíprocas. Y, por otra, Estados Unidos no puede ceder en esas medidas para no dejar a Corea del Sur con una sensación de inseguridad y a Japón con mayores incertidumbres. De ahí los viajes de Pompeu y las polémicas y el rumor de que los norcoreanos estarían modernizando una instalación de misiles.
Pero mientras tanto, los otros actores de este drama también se mueven tras el escenario. China, el gran padrino, mueve piezas en Latinoamérica y no sólo económicas, una vez relajado algo el panorama frente a sus costas. Ha anunciado la apertura de una gran base de observación espacial y del radio espacio, es decir, con capacidad de intercepción y conocimiento de comunicaciones, en Argentina; y se ha filtrado información sobre una avanzada negociación con El Salvador para establecer una base de operaciones navales, sin excluir la presencia de barcos de la Armada china, en el Golfo de Fonseca.
Ambas noticias, que indican la profundidad de los cambios que están ocurriendo y, a la vez, la escasa atención que, aparentemente, dedica a Administración Trump al sur de sus fronteras, no deja de aumentar la incertidumbre. EEUU y Europa enredados en una disputa comercial repleta de hipocresía; Rusia fortaleciendo su posición y su influencia en Oriente Medio y el mundo navegado en claves populista sin ingredientes que pueden estropear cualquier digestión. (Foto: Georgi Gavrilenko, Flicker.com)