Segunda parte de la entrevista a Carlos Sentís, Director General de HenKuai, consultora especializada en impulsar las relaciones con China.
Pregunta: Muchos hombres de negocios se quejan de que hay poca seguridad. Estuve allí hace unos años y me contaron la historia de un catalán que se puso a fabricar porteros automáticos en China y, al principio, todo iba muy bien, vendía un montón. Pero de pronto los ingresos se hundieron y, cuando fue a ver qué ocurría, descubrió que el socio había montado una planta igual que la suya y ya solo comercializaba sus porteros, claro. ¿Son habituales estos incidentes.
Respuesta: El extranjero que hace negocios en China está en desventaja, eso es un hecho.
P: ¿Y cómo se neutraliza esa desventaja?
R: Con imagen. Si tú tienes una marca potente, por mucho que un competidor te copie, el daño que te podrá hacer será relativo. A Starbucks le han salido multitud de imitadores en China, pero ha resistido gracias a su nombre.
P: ¿Y eso cómo se hace?
R: En primer lugar, hay que ser prudente y, en segundo, es vital tener relaciones.
P:Ir a pecho descubierto es un suicidio.
R: Ir a pecho descubierto es un suicidio en China y en cualquier lado. Si no tienes contactos y estás mal asesorado, acabas pagándolo. Hay que recopilar información, ver qué puedes ofrecer y testarlo con la propia comunidad china en España. Una vez hecho eso, empiezas a crear relaciones: viajas con una delegación, conoces a gente, generas una clientela modesta y realizas inversiones a medida que vas facturando. Los problemas surgen cuando o bien no quieres invertir ni en un becario, o bien tiras la casa por la ventana y pones un millón y te sientas a esperar el retorno. Eso es una locura, el millón no va a volver nunca. Hay que ir con calma, con planes a 10 años, lo cual no debería sorprender a nadie. En ningún mercado te vuelves el rey nada más llegar.
P:Y hacen falta socios…
R: Hay un catálogo de sectores: en unos puedes entrar solo, en otros tienes que ir acompañado y en otros no entras ni solo ni acompañado, porque se consideran estratégicos: la defensa, la energía, etcétera. Pero la mayoría son libres y, técnicamente, no necesitas a nadie, aunque nosotros aconsejamos ir de la mano no ya de un socio, sino de varios.
P:¿Y eso?
R: Para diversificar el riesgo. Si confías en una única persona, toda tu inversión dependerá de ella. Te planteará acuerdos exclusivos en los que ella podrá vender a quien le dé la gana, pero tú solo podrás vender a través de ella. Te explicará que conoce al alcalde y al secretario del partido y que le tienes que dar un millón de euros para marketing, pero luego ni conocen al alcalde ni conocen a nadie y el millón se lo gastan en sabe Dios qué, pero no en marketing.
P: ¿Cómo haces, entonces?
R: Nosotros ayudamos, pero se trata de aplicar el sentido común. Si avanzas poco a poco, informándote y estableciendo contactos, es imposible que te vaya mal.
P: ¿No hay instancias oficiales a las que pueda recurrirse?
R: El ICEX organiza misiones comerciales y ferias, y tiene herramientas que te permiten realizar análisis de mercados…
P: ¿En otros países hay más apoyo?
R: En general, sus delegaciones son más activas. Las nuestras son pequeñas y poco operativas. En los aeropuertos ves publicidad de Cuba, pero no de España.
P: A pesar de todo, el año pasado recibimos a 700.000 visitantes chinos.
R: Por el boca a boca, no porque estemos moviendo la rueda. Son turistas que ya habían estado en Francia y en Italia y han decidido probar en España.
P: ¿Qué sectores son los que más oportunidades brindan a nuestras empresas?
R: Turismo, agroalimentario, moda, educación y cultura, deporte, infraestructuras…
P: O sea, casi todos.
R: Es que no tenemos ventaja en ninguno. No nos conocen. Ningún chino te va a citar nada español. Aquí estamos convencidos de que somos superpotentes en construcción, pero alguna vez he llevado a una delegación china a que viera un puente o un túnel y entonces ellos me han explicado que en su región habían levantado una ciudad entera en cinco años.
P: ¿No han oído hablar de nuestra moda?
R: Como mucho de Zara, pero ni siquiera saben que es española.