Hace unas semanas, el Comité de Licitaciones de la Compañía de Puertos de Israel descalificó a la empresa china China Harbour Engineering Company para competir en una licitación para establecer un puerto de destilería en la bahía de Haifa, al norte del país, el puerto más importante de Israel y de gran valor estratégico. El motivo de la descalificación, según se publicó, se debe a “los intereses de seguridad nacional de Israel”. La empresa matriz de China Harbour, China Communications Construction Company, está en la lista negra de Estados Unidos por participar en proyectos que ayudan a China a expandir su presencia en el Mar de China Meridional. Aunque China ya gestiona una parte del puerto de Haifa a través de la empresa el Shanghai International Ports Group.
China Harbour es conocida en Israel principalmente a través de su filial, Pan Mediterranean Engineering Company (PMEC), que construyó el Puerto Sur y amplió el Muelle 21 en Ashdod un puerto al sur de Israel cerca de la frontera con Gaza.
La decisión israelí se produce en el contexto de la guerra de Gaza en el que han aumentado las presiones estadounidenses y rechazo de la opinión pública y el gobierno de Israel la postura china en la guerra que, aunque oficialmente neutral, no ha parado, en la ONU y en varios foros internacionales, de votar contra las operaciones militares contra Hamás.
El frenazo plantea problemas a China en su presencia en la región pues, aunque tenga negocios en Araba Saudí, Jordania y Egipto, y las planea en Turquía, considera que estar en Israel es vital para su presencia en el mediterráneo oriental.
Pero Israel tampoco va romper radicalmente pues necesita diversificar sus inversiones extranjeras y alejar la imagen de aislamiento que empieza a asomar con la guerra. Fuentes gubernamentales israelíes ha matizado que “El Estado de Israel no puede darse el lujo de romper sus vínculos con China, pero debería dirigirlos a áreas que no sean sensibles a su seguridad nacional”.