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La lucha por el espacio cercano. Nieves Carolina Pérez Rodríguez

por: 4ASIA
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El espacio cercano es una nueva terminología que empieza a sonar en Occidente, pero que a China tiene ya mucho tiempo obsesionándola con su control. Parece que Occidente llega tarde a lo que Beijing ha entendido e incorporado en sus prioridades ya hace unos cuantos años. El espacio cercano es una zona en la atmósfera ubicada entre las 12 y 62 millas encima de la tierra y que los chinos la consideran estratégica para mantener control y vigilancia del resto del planeta.

Dada la necesidad de mejorar las telecomunicaciones y el desarrollo satelital, el espacio había sido una grandísima prioridad para las potencias mundiales; sin embargo, los acontecimientos de los últimos diez días parecen estar cambiando la atención e indicar que la zona entre la tierra y el espacio ha podido ser subestimada. Lo que comenzó el 28 de enero con la incursión en zona aérea estadounidense de un globo chino y al que curiosamente se le dejó flotar de costa a costa hasta que fue derribado el 5 de febrero ha abierto todo un nuevo debate sobre la importancia del espacio cercano.

Desde entonces, las especulaciones y revelaciones parecen no cesar.  El 8 de febrero, tanto el secretario de Estado, Antony Blinken, como el portavoz del Pentágono dieron a conocer que China ha conducido este tipo de misiones cuatro veces en los años recientes sin haber sido detectadas en tiempo real. Así mismo, otro alto funcionario en anonimato dijo a la cadena ABC que esas incursiones tuvieron lugar en Hawái, California y Virginia  y específicamente en Norfalk la base naval más grande los Estados Unidos.

El secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg, en tal sentido aseguró que miembros de la alianza habían notado más actividad de espionaje chino incluido globos espías.  En medio de la crisis, Washington organizó un pronto encuentro virtual con aliados para informarles que habían detectado globos en más de 40 naciones.

Y lo que había parecido una semana ya movidita con tantos hallazgos, culmina con la detección de otros “tres objetos no identificados” viernes, sábado y domingo y con el derribo de los mismos. A lo que China responde el lunes en la rueda de prensa habitual celebrada en el Ministerio de Exteriores, en la que  el portavoz afirmó que “sólo el año pasado globos estadounidenses de gran altitud han sobrevolado ilegalmente el espacio aéreo de China más de diez veces sin contar con la aprobación o permiso de las autoridades” Curiosamente cuando un periodista preguntó cómo habían respondido a estas violaciones el funcionario dijo que responsable y profesionalmente pero sin dar más detalle al respecto.  Ni mostraron pruebas de las supuestas incursiones ni tampoco presentaron quejas formales correspondientes de las violaciones de su espacio aérea a Washington.

La propaganda del Partido Comunista chino está a plena ebullición aprovechando los hechos y dándoles el giro conveniente al punto que Weibo, la red social china equivalente a Twitter, amaneció el lunes con 900 millones de publicaciones que sostienen que Estados Unidos es el Estado que más vigila al resto del planeta.

La tensión en Estados Unidos ha subido, los medios y la sociedad reclaman más explicaciones y la Administración Biden insiste en no poder dar con completa claridad por ser información clasificada, además de que aún los hechos se encuentran en plena investigación. Sin embargo, no han indicado que los objetos sean globos ni que sean chinos, lo que puede ser debido a dos cosas: o que sean otro tipo de artilugios o que en efecto sean propiedad de otro país o empresa, aunque todo parece que no son objetos de vigilancia aunque si representaban un peligro real para el espacio aéreo civil. O que en realidad el misterio de estos últimos tres aparatos no sea desvelado puesto que aún se encuentran en proceso de recuperación de los mismos.

Aparentemente, la Casa Blanca está siendo asesorada por el equipo militar del presidente y siguen los protocolos existentes en caso de violación del espacio aéreo, nada nuevo se ha incorporado de momento.  Todo parece indicar que la altura de los últimos tres objetos era mucho mayor que la del globo chino y que por tanto no representaba peligros de espionaje, pero sí peligro real al espacio aéreo civil, por lo que la respuesta de derribarlos es la acción correspondiente y que parece será la que seguirá empleando la Administración.

La razón por la que se esté encontrando objetos en el aire en esa altura que antes no habían sido detectados es porque los radares se han afinado y se está monitoreando 24 horas al día en busca de estos nuevos objetos no identificados que vuelan a una altitud inusual.

La rueda de prensa que la Casa Blanca dio el lunes para informar al público aportó un par de claves nuevas. Por un lado, la gran inquietud que ha despertado estos objetos es porque no se tiene claro la información que recolectan y la cantidad de tiempo que pueden permanecer en una misma ubicación que, comparada a un satélite, es radicalmente distinta.

Reconocieron que en junio del 2021 Biden fue informado sobre la existencia de estos extraños objetos, y que en efecto la Administración Trump no detectó unos cuantos, que al parecer posteriormente fueron detectados.

La Casa Blanca también informó que los globos de vigilancia chino son parte de un programa operado por una unidad del Ejército Popular de Liberación de Chino sin aportar más detalles.  La unidad a la que pertenecen es llamada “oficina de Reconocimiento” que tiene a cargo también el programa satelital chino. Los chinos han venido trabajando tanto en el espacio donde se envían los satélites como en el espacio cercano. Este último lo ven como arena de gran rivalidad por lo que China entiende que controlarlo es clave y solo puede aportar beneficios.

Cómo si la situación de tensión entre China y los Estados Unidos no era suficientemente tensa estás revelaciones abren más tensiones, más desconfianza y es el caldo de cultivo para que una pequeña provocación acabe en una situación muy desafortunada. La astucia de los chinos vuelve a quedar en evidencia y su capacidad de aprender, reinventarse e intentar copiar tecnología para aprender del adversario es parte esencial de su naturaleza y tienen orientado todos sus esfuerzos en conseguir el control de cada zona estratégica, los mares, el espacio y tal y como estamos aprendiendo hasta el espacio cercano lo han conseguido semi conquistar sin tan siquiera haber despertado inquietud en los adversario.

 

 

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