En China están pasando cosas. El despotismo con que se están gestionando los rebotes sistemáticos de COVID en el país, que está afectando a la economía china y a los mercados internacionales por la distorsión en el transporte de mercancías, está encontrando una respuesta ciudadana sin precedentes en varias décadas que están desafiando el triunfalismo propagandístico del comunismo chino.
La prueba del desconcierto del gobierno ante la extensión de las propuestas y el papel en ella de las redes sociales a pesar del férreo control de la dictadura está en el recurso a inundar de pornografía a los que intentan acceder a determinadas web y la intensa campaña de para intervenir e inundar de virus las redes, seg-un expertos.
La población china comienza a expresar con mayor valentía su desprecio a unas autoridades que les mienten sistemáticamente en un momento en que la economía se está frenando lo que hace salir a flote des desigualdades de la sociedad. Las propuestas están siendo coreadas al grito de libertad y de reclamación de unos derechos políticos de los que China carece desde 1949. Corresponsales extranjeros y agencias internacionales señalan que según vídeos y testimonios que circulan en redes sociales, las muestras de indignación han inundado el fuertemente censurado internet. La prensa oficial, sin embargo, no ha dado cuenta de los incidentes.
No se tienen muchos datos pero todo parece indicar que los problemas económicos, moderados de momento pero significativos, la inestable situación internacional y la asfixiante propaganda interna del régimen están movilizando a sectores importantes de la sociedad china, a pesar de la represión y el control y eso frena la campaña internacional de Pekín para presentar su modelo como garante de estabilidad, crecimiento económico y solución pacífica de los conflictos. Parece un chiste, pero así lo afirman los propagandistas chinos y sus defensores. Las mentiras tienen precios aunque, desgraciadamente, no siempre.