En las negociaciones tienen especial importancia las respectivas posiciones de los negociadores. Esto, que es una evidente obviedad, se olvida a veces por parte de analistas, expertos y medios de comunicación.
Viene esto a cuenta del giro de las últimas horas por parte de Corea del Norte en sus relaciones con Estados Unidos al frenar de manera pública (en secreto nunca avanzó realmente) sus planes de desnuclearización pactados en las dos cumbres mantenidas con Estados Unidos con distinto nivel de éxito.
Donald Trump está en horas bajas. Sus torpezas, su zafiedad, sus desprecios por las formas políticas y la educación diplomática y su improvisación alimentada de caprichos, ignorancia y soberbia le han conducido a un proceso de juicio político por el Congreso de los Estados Unidos. Y tiene que enfrentarse a unas elecciones presidenciales para intentar conseguir un segundo, y constitucionalmente improrrogable, segundo mandato. En ese marco, el presidente de Estados Unidos tiene que mantener una imagen que fidelice el apoyo de sus votantes y, al mismo tiempo, no enredarse en un conflicto internacional en el que no tenga las garantías de obtener réditos electorales o, al menos, no verse penalizado por su opinión pública.
Por el contrario, los dirigentes de los países autoritarios y no sometidos a vaivenes electorales o a contrapesos de sus sociedades como China, Rusia en menor medida y, desde luego, Corea del Norte, tienen las manos libres en sus relaciones y pueden ceder, insultar y amenazar sin tener que dar explicaciones, para las que, en todo caso, tienen a su disposición inmensos aparatos de propaganda bajo control absoluto.
Corea del Norte ha puesto en escena un acto de propaganda, cuya realidad no se conoce en detalle, anunciando avances en un experimento militar que, afirman, mejora la relación de fuerzas a favor de su dictadura. No hay ninguna razón para pensar que la amenaza sea sensiblemente mayor que ahora. Sólo que Corea del Norte quiere recuperar una política de chantaje mundial que con Clinton y Obama convirtió en dinero y concesiones y aspira a más concesiones de Trump en sus momentos de debilidad. Pero eso mismo es un dato preocupante.