Washington.- China ha apostado fuertemente por América Latina. La concesión de créditos públicos ha sido extraordinaria y su presencia ha ido aumentado progresivamente en los últimos años. Comenzaron en los 90 y no han hecho más que crecer, en parte gracias al abandono de Washington de su patio trasero, aunque también debido a la proliferación de gobiernos de izquierda en la región que han preferido las relaciones con China.
Huawei es un buen ejemplo de esa penetración china. La gigantesca corporación de telecomunicaciones china y la segunda que más móviles inteligentes vende, de acuerdo con Forbes, y que tiene acuerdos con 45 operadoras mundiales, tiene presencia desde México hasta Argentina, en mayor o menor media, y ha conseguido hacerse con cuotas de mercado que no hacen más que creer.
En el caso de Venezuela sus operaciones comenzaron en el 2002, y para el 2012 tenía alianzas comerciales con todas las operadoras de telecomunicaciones existentes en el país, tanto de telefonía fija como móvil -CANTV, Movilnet, Movistar y Digitel-.
El plan de Huawei en Venezuela era ambicioso. Llegaron a contar con 3000 empleados de los que sólo quedan 5. Tuvieron oficinas comerciales que ocupaban más de 8 plantas en distintos edificios y ciudades del país. Su visión inicial era convertir a Venezuela en el Hub o el eje tecnológico de América Latina. Lo que no sorprende, pues Venezuela cuenta con una ubicación geográfica privilegiada para conectar a cualquier otro país de la región, además de que Chávez abrió la puerta a China sin restricciones, junto con la posibilidad de múltiples negocios, a cambio de inversiones y mucho efectivo para gastar.
Para Chávez y ahora para el régimen de Maduro, China era una chequera con profundos bolsillos de donde tirar. Las inversiones eran la cobertura perfecta para demostrar que estaban trabajando por el desarrollo del país y la generación de empleos. Lo cierto es que todas esas inversiones se realizaron con personal chino, están paradas, con graves problemas técnicos, y para lo que sirvieron fue para generar más corrupción y enriquecimiento del círculo cercano del régimen. Y a pesar de que no aportaron realmente a la economía, la deuda está vigente, y Maduro está enviando petróleo para encarar el compromiso.
Huawei ha protagonizado un fuerte debate internacional debido a que representa peligro para la seguridad nacional de los países en los que opera. Con Estados Unidos a la cabeza, las democracias más sólidas del planeta se han cuestionado el uso de equipos Huawei y más preocupante aún, el permitir sus redes de transmisión de datos, por la sospecha que esos datos puedan ser usados por Beijing a su conveniencia. La semana pasada terminó en Washington con la prohibición veto de Huawei en su territorio. Lo que es otro paso adelante en la guerra comercial.
En medio de la mayor crisis que afronta el gigante asiático, Maduro anunció que invertirá en la compañía y llenará al país de antenas para que la nación sudamericana cuente con cobertura 4G. De acuerdo al observatorio de Internet NETBlocks.org, lo que buscan es crear una organización paraguas dirigida por CONATEL (Comisión Nacional de telecomunicaciones) que ha sido el verdugo de los canales de radio y televisión para erradicar la libertad de prensa en Venezuela. Curiosamente CANTV, que es la compañía de telecomunicaciones más antigua y grande de Venezuela, fue renacionalizada en 2007 por Hugo Chávez, controla contenidos y bloquea accesos a páginas webs, de acuerdo a su conveniencia. Cuando las protestas aumentan, tumban las señales de twitter para que los ciudadanos no puedan saber realmente lo que está pasando, pues los canales y radios que quedan responden a los intereses del régimen.
El anuncio del dictador Maduro puede tener dos lecturas. Por un lado, el régimen de Maduro no tiene dinero, Venezuela es un país quebrado gracias al despilfarro y la corrupción, y las sanciones que se han impuesto al régimen que ahora está dejando ver sus efectos. Un Estado fallido, con un país en ruinas en donde los ciudadanos no tienen ni alimentos para sobrevivir. Por otra parte, el momento del anuncio es oportuno para Maduro para intentar reconquistar a Beijing, después de que Huawei fuera vetada por Washington en la misma semana.
China, en su tónica habitual, ha intentado mantenerse al margen del conflicto, aunque tan sólo en el mes de mayo ha dicho en tres oportunidades que abogan por una salida pacífica de la crisis, alineando su posición con la UE. Los intereses de China en Venezuela son profundos, y sus expectativas de cobrar sus préstamos pragmáticas. Mientras tanto, Maduro es consciente que cada día está más solo, y en un intento desesperado de coquetear con Beijing lanza esa propuesta que carece de lógica, en un país en el que el sistema eléctrico es irregular, hay apagones, y racionamientos, y para poder tener sistemas de internet funcionando, lo primero es tener electricidad.
Maduro necesita de China, pero China da señales de estar prescindiendo del tirano para garantizarse sus intereses en Venezuela. (Foto: Wilfredorrh)