Los grandes cambios en la historia de la humanidad se perciben con cierta nitidez y certeza a medida que el paso del tiempo permite abrir la perspectiva y observar diferencias entre una era y la inmediatamente anterior. Es posible que ahora estemos justo en el filo del paso a otra etapa en la geopolítica mundial y que estemos asistiendo a la emergencia de China como una gran potencia. Su historia se remonta a más de tres milenios, hundiéndose en el pasado a través de sus distintas épocas dinásticas e imperiales. A nuestros ojos esta visión resulta demasiado lejana, sin embargo para los chinos está muy presente y es un contexto imprescindible para entender su proyección actual.
Esta nueva era ya es una realidad para algunos especialistas en relaciones internacionales, que fundamentan su opinión en el estudio del gigante asiático y aportan claves para entender cómo será su rol en el siglo XXI. Organizado por Foro de Foros, en colaboración con Cátedra China, el pasado 25 de abril tuvo lugar un debate moderado por la periodista Georgina Higueras, acompañada por cuatro expertos que reflexionaron sobre estas cuestiones.
Para el ex embajador de España en China, Juan Leña, China va a moldear este siglo con prudencia, ya que es beneficiaria del sistema actual y por tanto no le interesa “romper la baraja”. Será el primer país en alcanzar una posición de primer nivel sin ser una potencia militar y cree que el presidente Xi Jinping está gestionando el papel de China en la globalización, con una actitud responsable, propia de un estadista que dirige una gran potencia. La creación del BAII y de otras instituciones lideradas por Pekín no busca acabar con el orden mundial establecido, sino complementarlo. La China de hoy acude al capitalismo para salvarse y lo hace aplicando un capitalismo adaptado y dirigido. No cree el embajador Leña que la democracia sea una prioridad para los dirigentes chinos y no lo será mientras la economía siga yendo bien. Su prioridad es la unidad y la estabilidad interna.
Según Cristina Manzano, directora de esGlobal y experta en relaciones internacionales, el ascenso chino inquieta a Europa porque ha pasado de ser un país en desarrollo a ser un competidor en la esfera global. Manzano recordó un principio básico de las relaciones internacionales: la necesidad de tener un enemigo localizado. La UE mira con recelo las negociaciones comerciales bilaterales entre Pekín y los Estados miembros porque debilitan la posición común. Lo mismo el diálogo de China con el bloque de países de Europa central y del este: el conocido 16+1, ahora 17 al haberse unido Grecia. En cuanto a la adhesión de Italia a la Belt and Road Initiative, cree que tiene más valor simbólico que real, dado su peso en la UE.
El mundo está fragmentado y los Estados buscan alianzas bilaterales, la interdependencia funciona como factor de disuasión. En este marco, China alcanzará la preponderancia tecnológica porque así se lo ha propuesto y no parece que vaya a ser de forma armoniosa. Hay ejemplos que ilustran la determinación de China y sus medios para conseguir sus fines, como la fuerte presión que ejerció Pekín para que en el informe anual del Banco Mundial —Doing Business—, el país no saliera tan mal parado.
Por su parte, el académico Martín Ortega Carcelén, mencionó el vivo debate que hay sobre si China va a ser una potencia retadora o va a respetar el statu quo. Recordó que carece de tradición expansionista o colonizadora y no está muy claro dónde mandaría su flota y para qué. Su tablero de juego es netamente comercial y económico, con una expansión tremenda en los mares periféricos y en África. Este es el contexto de la BRI, con grandes proyectos para desarrollar infraestructuras. En Asia están aportando la vertiente de cooperación a su presencia comercial e industrial. No ve razones para asustarse pensando en un dominio económico mundial de China, pero es cierto que una crisis china nos afectaría a todos.
Por último, el periodista Felipe Sahagún aportó algunos datos sobre las reivindicaciones de Pekín en el Mar del Sur de China, con base en un antiguo mapa donde aparecen marcados los nueve trazos. El mar esconde enormes reservas de recursos (gas, petróleo y pesca) que son cruciales para Vietnam o Filipinas y que Pekín no quiere perder. Además, está en juego la hegemonía de China en el Océano Pacífico. A su juicio, la situación es muy compleja y el Mar de Sur de China es una “bomba de relojería”, cuyos conflictos aún están lejos de resolverse.
Georgina Higueras es periodista y ha sido corresponsal de Asia-Pacífico para El País; Juan Leña Casas es diplomático y ha sido Embajador en la R. P. China, en Japón, en Argelia y en Corea del Sur; Cristina Manzano es periodista, especializada en economía y directora del medio esglobal; Martín Ortega Carcelen es profesor de Derecho Internacional en la UCM e investigador del RI Elcano, ha sido Director del Gabinete de Análisis y Previsión del MAEC; y Felipe Sahagún también es periodista y está especializado en política internacional, es profesor de la Facultad de CC de la Información de la UCM y ha sido corresponsal de RNE.
Con las intervenciones de estos expertos, parece que China está dando un paso decisivo para lograr una posición de primer orden en la escena mundial y que no le espera un camino fácil. Si estamos asistiendo o no a un cambio de era, el tiempo lo irá desvelando, aunque es innegable que así es justamente como los gobernantes chinos quieren que se perciba: como una nueva etapa en la dilatada historia del país del centro o del reino del medio.