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Shanghái y el precio del confinamiento. Nieves C. Pérez Rodríguez

por: 4ASIA
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Por tercer año consecutivo, China sigue imponiendo estrictas cuarentenas y confinamientos a lo largo y ancho de la inmensa nación. El pasado mes de marzo ha dejado ver una vez más los resultados de la “política de cero casos” impuesta por el Partido Comunista chino y que, en esta ocasión, ha afectado a más de 190 millones de personas de 23 ciudades chinas que han sido confinadas en distintos niveles de prohibición.

Shanghái ha estado en el centro de la polémica por ser la ciudad más grande de China y el hub financiero de la nación asiática y por el impacto que estas fuertes restricciones tienen en la economía, tanto doméstica como internacional. El puerto de Shanghái ya está experimentando grandes retrasos que agudizarán las demoras que, desde 2020, han venido experimentando las exportaciones de materias primas y que han desencadenado un aumento de los costos finales de exportación.

Cuando empezaron a diagnosticarse los casos de Omicron en Shanghái, algunas instituciones financieras anticipándose a un confinamiento estricto decidieron pedir a algunos de sus empleados claves quedarse en las oficinas 24 horas al día. Dotándoles de sacos de dormir y artículos de aseo se instalaban en los centros de operaciones para evitar que al salir de su jornada laboral quedaran en medio de algún confinamiento, lo que potencialmente afectaría a las operaciones de las instituciones.

Pasado unos doce días de estricto confinamiento, empresas medianas y negocios pequeños que habían sido obligados a cerrar empezaban a tener dificultades para mantenerse a flote. Tom Hancock, articulista de Bloomberg, el pasado 29 de marzo publicaba una columna en la que sostenía que los confinamientos en China podrían estar costando unos 46 mil millones de dólares al mes y un 3,1% del PIB, haciendo un estimado conservador. Y si estos se siguen imponiendo de forma estricta podría llegar a reducir hasta el 4% del PIB de la nación.

El gobierno chino anunciaba a principios de este año que estaban esperando un crecimiento del 5.5% para el 2022. Cifra que en enero parecía un poco atrevida considerando que su economía ha visto los efectos de la pandemia y sobre todo habiendo experimentado el efecto de la política de cero casos de Covid19.

Goldman Sachs pronosticó que el crecimiento de la economía china rondaría el 4.5% pero dejaba abierta la posibilidad de cambios de ese porcentaje de continuar los confinamientos. El banco mundial hacía un estimado de 5 % y el grupo City anticipaba que si los casos de la variante Omicrom seguían proliferando el resultado podría ser una caída de hasta el 1% del PIB chino en el primer cuarto del año, y de continuar aplicándose la política de confinamientos la reducción del crecimiento para el segundo cuarto de año podría reducirse entre el 0,6 al 0,9%.

En efecto, la semana pasada terminaba con el anuncio de unas cuarenta empresas chinas que se habían obligado a suspender sus operaciones en Shanghái y otras regiones, según la información suministrada por la bolsa de valores de Shanghái, Shenzhen y Beijing.

De acuerdo con Laura He, periodista de CNN, “la situación en Shanghái ha provocado que los retrasos en los envíos empeoren, ejerciendo más presión sobre la cadena de suministro globales”. Aunque las autoridades chinas insisten en que el puerto sigue operativo, los datos de la industria muestran que la cantidad de embarcaciones que esperaban para cargar están en números máximos históricos, sostiene He.

4Asia consultó a Eric Johnson, periodista especializado en intercambios comerciales internacionales y tecnología, sobre la situación en Shanghái y el potencial efecto en la cadena de suministro internacional. Johnson sostiene que “definitivamente, la carga que sale de Shanghái esta hoy muy afectada. Particularmente el movimiento de mercancías desde las fábricas hasta el puerto por vía terrestre. El puerto está operando, pero a una capacidad limitada. Es complicado porque realmente no hay forma de trasladar la carga que se origina en Shanghái hacia otros puertos. El puerto de Shanghái es el puerto más grande del mundo y la mayor parte de la carga del mundo proviene de esa región, no se transborda desde otros puertos como sucede con el puerto de Singapur por citar un ejemplo”.

Por lo tanto, agrega Johnson, “tratar de arreglárselas sin Shanghái es como intentar buscar una vivienda para cada persona en Nueva York al mismo tiempo. Sería imposible”.

Y eso que hay que tener en cuenta que esta época es una etapa generalmente tranquila del año para la carga marítima, agrega Johnson, “pero el volumen vuelve a aumentar en junio. Si Shanghái permanece cerrado, todos esos pedidos que normalmente llegan en junio competirán con la acumulación de pedidos que están en fila esperando para moverse desde ahora”.

Los números no mienten y el precio de la dependencia la estamos pagando todos en el mundo con inflación, aumento del coste final de los productos por falta de inventario y debido al crecimiento de la demanda. Pero China en está ocasión está siendo testigo en primera persona de los costos de una política tan radical de cuarentenas y cierres de ciudades enteras para evitar más infecciones.

El Departamento de Estado respondía el lunes en la noche con la petición de salida de Shanghái de todo el personal no esencial estadounidense debido al surgimiento de casos de Covid19 y la drástica respuesta del gobierno chino.

Está claro que las vacunas chinas son ineficientes porque el mismo gobierno está aterrorizado de que se den más infecciones y apuestan por el uso de la fuerza para intentar controlar los contagios. Además de que cuentan con centros masivos de pruebas como no tiene ninguna otra nación del mundo y obligan a millones a hacerse pruebas diarias en cada rincón del país. Tantas prohibiciones han provocado en muchos ciudadanos chinos respuestas insurrectas como consecuencia de la hastía y la incapacidad de cubrir sus necesidades alimenticias diarias, al no poder ni tan siquiera salir a comprar alimentos.

Mientras el mundo tiene cada vez más claro la esencia del Partido Comunista chino y el precio que toca pagar de seguir dependiendo de ellos…

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