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Hong Kong resiste. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- La sociedad hongkonesa tiene principios democráticos arraigados y lo prueba la lucha que han librado en los últimos días y su disposición a continuar dando la batalla por mantener esa libertad de la que han gozado en los últimos años, que les ha permitido saborear el bienestar y el desarrollo al margen de Beijing y las controles que impone el Partido Comunista Chino.

La relación de Estados Unidos con Hong Kong ha sido preferente debido a una ley aprobada en 1992 que permitió al gobierno estadounidense tratar a Hong Kong como una entidad diferente de la China continental en cuestiones de comercio e inmigración después de que fuera entregado a China en 1997, que administra el territorio bajo el principio de “un país, dos sistemas”.

El compromiso para el traspaso consistió en mantener el sistema legal que tuvo Hong Kong durante el periodo británico, por lo que no se impondría el socialismo chino. En contraparte, Beijing se quedaba a cargo de la política exterior y la defensa de la región. A tan sólo veinte años del traspaso, y quedando otros treinta años por delante, antes de que se integre la región en China, Beijing acelera su nivel de injerencia en Hong Kong y deja al descubierto sus intenciones.

En el momento más álgido de protestas en Hong Kong, la Comisión ejecutiva para China del Congreso de los Estados Unidos ha hecho público el pasado jueves un proyecto de ley sobre democracia y derechos humanos en Hong Kong.

El oportuno anuncio se hizo con el propósito de reafirmar el compromiso de Estados Unidos con la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho, en el momento en que estas libertades y la autonomía de Hong Kong están siendo erosionas por la interferencia del gobierno chino y el Partido Comunista, de acuerdo con la nota de prensa.

El propósito de esta ley es dejar claro que el Congreso estadounidense está del lado del pueblo hongkonés y su esfuerzo por preservar los derechos humanos. Esta ley cuenta con el apoyo bicameral y bipartidista del congreso. 4Asia tuvo la oportunidad de consultar la opinión a uno de los más fuertes propulsores de dicho proyecto de ley, el senador republicano Marco Rubio, quien nos dijo: “A medida que Pekín continua su ataque contra la autonomía de Hong Kong, los Estados Unidos debemos apoyar la democracia y la libertad de expresión. El gobierno de Hong Kong debería retirar las enmiendas propuestas a la ley de extradición y explorar alternativas que protejan el Estado de derecho de la influencia del Partido Comunista Chino”.

La presión doméstica e internacional han hecho que el Gobierno hongkonés posponga el debate de la ley y baje el tono agresivo que fue empleado a principios de las protestas. En palabras de Carrie Lam, la cabeza del gobierno “la prioridad es restaurar la paz y el orden”. Mientras que afirman que los tribunales hongkoneses tendrán la última palabra sobre las extradiciones a China, como un intento de suavizar la impresión opresiva y arbitraria de la naturaleza de la ley de extradición.

Es un momento clave para la región, no sólo para Hong Kong. Taiwán y otras democracias en el Pacífico necesitan de las libertades de las que goza Hong Kong. Es en el interés y bienestar de la región que China entienda que occidente está del lado de la democracia, y se hará oír cuando estas libertades estén en peligro.

La semana pasada The Economist dedicaba un artículo a un hecho habitual en China, que resulta curioso para el resto del mundo. Los servicios de música chino habían vetado una canción de “Les Misérables” que fue usada como himno en las protestas de Hong Kong del 2014. ¿Oyen a la gente cantar? Es la tonadilla que durante las protestas de los últimos días empezaba a oírse de nuevo, justo antes que los gases reprimieran el son del pueblo.

Los manifestantes recitaban la canción para mantener vivo el entusiasmo. Y la respuesta del Gobierno chino, a tono con su modus operandi, busca silenciar el grito del pueblo de mantener un sistema legal independiente y democrático, al igual que ocurre con la Ley de extradición.

El desafío de Hong Kong. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- La masiva protesta que tuvo lugar en Hong Kong el pasado domingo es la mejor demostración de civismo y deseo del pueblo hongkonés de mantener sus instituciones y libertades democráticas. Fue un grito de rechazo claro a la Ley de Extradición que Beijing quiere imponer para así poder tener más control de las personas que circulan, viven o tan siquiera pasan esporádicamente por ese territorio pseudoautónomo.

En esta misma columna se ha alertado del peligro de que esta ley sea aprobada y el peligro que supone como golpe a la autonomía del territorio en el modelo de “un país, dos sistemas”. La preocupación ha tenido eco hasta en Washington, donde testificaron un grupo de expertos hongkoneses ante el Congreso para aclarar las preguntas de los legisladores.

Además, el 23 de mayo la Comisión ejecutiva para China del Congreso de los Estados Unidos, que valga decir es bipartidista y cuenta con representantes de ambas cámaras, envió una misiva a Carrie Lam, la cabeza ejecutiva de Hong Kong, en el que expresaba su preocupación con las implicaciones y alcances de la propuesta de la ley de extradición, y en la que se le exhortaba a mantener la reputación de Hong Kong como un centro de comercio regido por el estado de derecho, por lo que solicitaban se considerara retirar el proyecto de ley de extradición. La carta fue explícita en lo importante que es para los Estados Unidos su relación con Hong Kong y cómo esta relación se ha hecho más estrecha y cercana en los últimos veinte años.

Mak Yin Ting, veterana periodista hongkonesa, con una trayectoria que supera las tres décadas, que además fue presidente de la Asociación de periodistas de Hong Kong durante 9 años y una luchadora de la libertad de prensa, dijo a 4Asia que, a pesar de la gran participación de la marcha del 9 de junio, el Gobierno se niega a hacer cambiar significativos y de hecho insiste en presentar el proyecto de ley el 12 de junio. Todo en pro de acabar con la creciente oposición, lo que significa que se votará la ley el día 20 de junio.

“La protesta del pasado 12 de junio es la mayor protesta desde la entrega de Hong Kong, por lo que fue realmente impresionante”, afirma Mak. Superó en número a la concentración del 2003, cuando más de medio millón de personas fueron a las calles para oponerse a la promulgación del proyecto de ley de Seguridad Nacional, que se consideró una violación de diferentes Derechos Humanos. En este caso es aún más significativo, pues se ha conseguido reunir todas esas personas por una única causa: la eliminación de una única ley, la Ley de Extradición.

“Lamentablemente, el Gobierno hongkonés desaprueba los gritos de un millón de ciudadanos e insiste en presentar el proyecto de ley a tiempo, es decir, el 12 de junio, con una enmienda previa prometida”, asevera Mak. Eso se traduce en aumentar la extradición de un año de prisión a siete años. El proyecto de ley permite que personas en Hong Kong sean enviadas a China continental donde no se garantiza un juicio justo. Mak afirma que “la ignorancia de la exigencia de la gente de retirar el proyecto de ley pondrá a Hong Kong en desasosiego y el desprestigio del Gobierno hará que la sociedad sea ingobernable”. Explicó a 4Asia que el estatus de Hong Kong, de centro de información y centro financiero internacional, se verá afectado negativamente si se aprueba este proyecto de ley. Sin embargo, está claro que China sacrificará a Hong Kong para mantener el control que desea.

Concluye que la batalla no ha terminado, la gente de Hong Kong está organizando más protestas, incluida la campaña “Sin trabajo, sin clases”, que insta a los empleados a no ir a trabajar mientras los estudiantes no van a los colegios.

“A lo largo de mi trayectoria como periodista, agrega Mak, he podido ver como la libertad de expresión ha ido mermando en Hong Kong. Particularmente desde que Xi Jinping tomó el poder”. (Foto: Siham Benali)